Año Nuevo -Fátima- Pt. II

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—No hay más alcohol para vos, amiga —bromeó Bahiana.

Me volví hacia ella para advertirle que no estaba para chistes, pero la expresión en su rostro me detuvo. Bahiana estaba preocupada, solo intentaba sacarle filo al asunto para no llamar la atención de los demás.

—Creo que va a ser lo mejor —farfullé, aún inclinada y mareada.

Gianmarco se acercó a mí y me tomó por los brazos para sostenerme. Le dije que tenía que limpiar, pero Bahiana ya estaba yendo a la cocina para buscar un balde y un trapeador.

—¡Aquí no ha pasado nada, señores! —dijo a todos los presentes—. ¡Que siga la fiesta!

Noah subió la música para evitar los murmullos y todos comenzaron a bailar lentamente, aunque sus miradas se disparaban hacia mí. Yo los notaba y me sentía demasiado alterada pese a los brazos de Gianmarco sujetándome.

—¿Fany? —susurró a mi oído—. ¿Querés que nos vayamos?

—No —le aseguré—. Estoy bien.

—¿Segura?

—Quiero festejar el año nuevo con mi novio —me esforcé por sonreírle, ignorando la nueva oleada de náuseas—. Voy a estar bien, algo que tomé me debe haber hecho mal.

Él no me creía, me vio tomar más en ocasiones anteriores y sabía que no era aquel el motivo. Mis ojos se cruzaron con Olivia. Ella mantenía distancia y era la única que me seguía mirando. Su gesto estaba crispado y sus puños se tensaban.

Que Olivia...

¡No, ahora no!

—Gian, voy al baño —avisé.

—Te acompaño...

—No —lo interrumpí—, estoy bien, quedate acá.

Intenté ignorar a todos aquellos ojos que estaban sobre mí mientras los murmullos se propagaban en voz baja, viéndose opacados por el fuerte volumen de la música. Me escabullí por uno de los pasillos, aferrándome a las paredes y tambaleándome. Las imágenes se deshacían y retorcían frente a mis ojos, perdiendo el sentido por momentos, afectando mi equilibrio y amenazándome con desaparecer por completo...


Mamá lloraba encerrada en su habitación. Regresamos de Disney hacía una semana, yo aniquilé a aquel sujeto hacía tres. Inclinada sobre sus rodillas, ella se deshacía en lágrimas al oír que su única hermana había muerto de un cáncer que se llevó su vida tan rápido, que el diagnóstico se emitió junto con el acta de defunción.

Yo me asomaba a su habitación, pero guardaba distancia. Mi intuición me decía que ella estaba furiosa conmigo, y lo confirmaba cuando sus ojos se clavaban en mí y la rabia teñía sus mejillas bañadas por las lágrimas.

Hija de la Muerte -Ganadora de los Wattys 2018-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora