El Puente -Fátima-

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Es acá donde empecé. Este es el momento por el que recordé toda mi historia y la compartí. Acá me encuentro ahora mismo, envuelta por los brazos de Bahiana y con una sonrisa en los labios pese al dolor punzante que me quita el aire.

La navaja de plata sube y baja en mi pecho, acompañada por la respiración acelerada con que dejo ir mis últimos alientos. Pese a eso, estoy segura de que voy a sobrevivir. Sé que, si lo logro, Kaisario también sobrevivirá, pero al menos nos conseguí un poco más de tiempo. Solo necesito que me lleven al hospital, y después podremos ocultarnos en casa de Fer, y solo nos necesitamos los unos a los otros. Bahiana, Noah, Gianmarco y yo. Es así como debe ser.

Miro a mi novio y quiero decirle que no tema por mí, que voy a estar bien. Kaisario y uno de sus hermanos ya desaparecieron, no veo al otro, pero asumo que también se fue. Mi plan salió mejor de lo que yo misma esperaba, a decir verdad, durante un momento temí no poder engañar al eterno.

Me sonrió una vez más y, aunque las palabras no logran llegar siquiera a mi garganta, el alivio me estremece cuando los ojos de Gianmarco se descubren para poder observarme. Noto el miedo que siente y lo entiendo, pero voy a sobrevivir, amor mío. Este no es el final.

Bahiana me suelta de pronto y grita, aunque un trueno la acalla. No comprendo el motivo de su pánico, pero me asusta que corra hacia Gianmarco y solo puedo preguntarme qué salió mal.

Entonces, un hombre se interpone entre ellos. Es tan solo un segundo, y pudo ver que empujó a mi novio por el pecho. Incluso entonces, tengo la esperanza de que todo saldrá bien.

Bahiana intenta llegar a Gianmarco y estira la mano para atraparlo.

Y todavía estoy segura de que va a salvarlo, y que voy a salvarme.

Noah cae de rodillas a mi lado y me abraza. No quiere que mire, pero yo lo hago igual porque tengo que verificar que él salga bien de esto. Intento ponerme de pie, porque yo misma quiero ir por él, pero me fallan las piernas y Noah tiene que atajarme antes de que me desplome.

Los dedos de Gianmarco se escurren entre los de Bahiana. Sus adorados ojos grises me miran por última vez y hay pánico en ellos. Quiero gritarle que no tema, que todo va a estar bien. Quiero jurarle que nos espera toda una vida juntos y que no existe dios tan cruel como para impedirnos cumplir ese sueño, el único que tengo, el único que le pido a la vida.

—¡Gianmarco!

Solo gritar eso me arrebata todo el aire y un mareo se apodera de mi mente, pero no me impide ver. Así que veo. Veo cómo él choca con la baranda metálica y cae.

Cae.

Cae...

Mi corazón se detiene durante un segundo. Luego, comienza a latir con tanta violencia que ya no estoy segura de lograr salvarme.

Bahiana se paraliza en el lugar, inmóvil como una liebre encandilada. Entonces, logra reaccionar y corre hacia el final de puente. Sé que va a descender por la sierra para ir en búsqueda de Gianmarco, y yo necesito hacer lo mismo. Solo que no me responden las piernas.

—Noah... —Pienso que la voz no me va a salir, pero lo logro. Él me mira, espantado como se siente, y la compasión tiñe su rostro. No es eso lo que quiero ver. —Noah, llevame con él... Por favor...

No necesito pedírselo dos veces. Noah se pone de pie y cargando con la mayor parte de mi peso, me lleva hasta el final del puente bajo la torrencial lluvia y los relámpagos, que se alejaron lo suficiente para no aturdirnos con sus truenos. Descendemos por la rocosa e inclinada superficie y tardamos lo que parece ser una eternidad, pero todavía estoy viva porque tengo que encontrarme con Gianmarco.

Resbalamos en algunos tramos, pero Noah es fuerte y ágil, por lo que logra ingeniárselas para sujetarme todo el tiempo sin que caigamos. Un relámpago lejano me permite ver a Bahiana, que está arrodillada en el lodo con la cabeza gacha. Quiero preguntarle por qué se detuvo allí, pero logro escuchar lo que está diciendo:

—No, no, no... Gianmarco...

El pánico me hace su presa. Me suelto del agarre de Noah y, con ese impulso, logro avanzar cinco pasos antes de caer de rodillas. No pudo ponerme en pie, así que me arrastro. Caigo de bruces y mis piernas ya no responden, por lo que avanzo con las manos hasta que logro aferrarme al pecho de mi novio y...

Quiero ignorar lo evidente.

Quiero ignorar su pecho que no se mueve, sus ojos que no ven y la sangre que lo baña.

Quiero verlo como se supone que lo haría, se supone que llegaría hasta acá para darle un abrazo, jurarle que vamos a estar bien y seguir nuestro camino a un lugar seguro donde íbamos a compartir nuestro día a día.

¡Se suponía que me esperara! ¡Se suponía que se salvara!

¡Se supone que hice lo que hice para estar a su lado, Dios! ¡Intenté limpiar mis culpas para merecer una vida con él y eso es todo lo que te pedí!

Caigo sobre su pecho y suelto toda la angustia allí. Sé que llorar solo me debilita, pero ¿qué importa ya? Ni siquiera quiero ser salvada.

Bahiana y Noah me abrazan, y mi amiga me promete que voy a estar bien.

Bahiana, mi única amiga, mi adoración... Yo ya no quiero estar bien.

Me abrazo a Gianmarco con las pocas fuerzas que me quedan y le pido a Dios un último favor. Que, si puede liberarme del infierno y permitirme descansar en paz, me reúna con Gianmarco donde quiera que él esté.

Y también con todos aquellos a los que les arrebaté la oportunidad de vivir, porque todavía debo pedir perdón.

Cierro los ojos. Siento el perfume de Gianmarco por última vez. Lo abrazo invirtiendo mis últimas fuerzas en esta acción. Imagino sus ojos grises que me miran con amor y lo recuerdo como lo vi pocas horas atrás, cuando me besó, me dijo que me amaba y que todo lo superaríamos juntos.

Así que, a pesar de las lágrimas, sonrío. Busco la mano de Bahiana para darle un pequeño apretón de despedida, pero no sé si lo logré.

Hay otras personas con las que debo reunirme.

Y ya estoy lista para irme.

Prometí que no iba a llorar cuando el final llegara

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Prometí que no iba a llorar cuando el final llegara.

Y el agradecimiento de este va para todos mis lectores. Los que vinieron, los que se fueron y todos los que siento que vendrán. Es para ustedes, porque si no estuviesen acá, no valdría la pena compartir esta historia.

¡Gracias por siempre!

Hija de la Muerte -Ganadora de los Wattys 2018-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora