Epílogo

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Noah tendió una taza de café a Bahiana y luego se sentó a su lado en el sofá para poder abrazarla. Ella se secó las lágrimas e intentó sonreírle, pero esa mueca amarga en su rostro llevaba una semana con ella y parecía reacia a abandonarla. En el canal de noticias seguían hablando sobre el extraño accidente que arrebató la vida a dos jóvenes. Noah y Bahiana fueron llamados a declarar, pero no podían dar demasiada información.

Ahora se escondían en casa de Fer, con el permanente temor de que los Eternos fuesen por ellos.

Con los ojos cansados por todas las horas de llanto, Bahiana observó la imagen que proyectaban en la pantalla. Era una filmación aérea del puente de Alpa Corral. La periodista explicaba las hipótesis que barajaban sobre las extrañas muertes de Fátima Andreani y Gianmarco Romero. Comenzaban a hablar de un crimen pasional seguido de suicidio.

Noah se mostró molesto y apagó el televisor al escuchar esa teoría.

—Deberíamos dejar de ver esta basura —le advirtió a su novia.

Solo entonces notó la angustia que se había apoderado de ella.

Si todo fuese lo que debería ser, Fátima y Gianmarco deberían estar con ellos en ese momento, compartiendo tiempo en la enorme y lujosa casa escondida en la sierra, riendo y pasándolo en grande como los amigos que eran. Pero solo estaban Bahiana y Noah. Y estaban destrozados.

El muchacho la abrazó con más fuerza y plantó un beso en su coronilla, deseando que existiese algún modo de liberarla de ese sufrimiento. Bahiana se aferró a su pecho y se quedó inmóvil allí, paralizada por el dolor.

—Estaremos bien, cariño —susurró Noah.

—No —masculló Bahiana con la voz quebrada por la mezcla de tristeza y rabia—. Mientras los Eternos existan no vamos a vivir en paz.

—Bahiana...

—¡Alguien tiene que ponerles un freno! —insistió Bahiana. Se veía cada vez más determinada, más furiosa y menos angustiada. —¡Alguien tiene que hacer justicia por Gianmarco y Fátima! ¡No somos nosotros quienes deberían ocultarse, yo no pedí nacer con esta habilidad maldita! ¡Los Eternos tendrían que ser quienes se escondan y vivan con miedo!

Noah la aferró por las manos y la sujetó con firmeza para que se calmara. Ella seguía hecha una furia y, aunque verla así era preocupante, también era mejor que contemplarla mientras se deshacía en lágrimas y agónicos gritos de dolor.

—Nadie puede hacerlo —susurró el muchacho en un intento de que se tranquilizara—. Al menos no ahora, Bahiana.

Y, conociéndola como la conocía, se alarmó cuando vio eso que cruzó los ojos celestes de su novia. Determinación, firmeza y una valentía que solo ella podía poseer. Bahiana tenía el corazón de una leona, y Noah lo sabía mejor que nadie.

—Yo voy a hacerlo —afirmó.

Al muchacho no le quedaba duda alguna de que estaba hablando enserio. Intentaba encontrar las palabras necesarias para convencerla de que no hiciera ninguna locura, pero alguien se le adelantó:

—¡Es gracioso que lo digas!

Bahiana se sobresaltó y miró sobre su hombro, alarmada. Noah se puso de pie y se preparó para pelear contra el intruso, pero eso no sería necesario. Era Fer quien se encontraba allí, apoyado relajadamente en la barra de la cocina, con una sonrisa entretenida en los labios y la postura de quien está pasando un buen momento.

Bahiana se puso de pie y retrocedió hasta tomar la mano de Noah, perpleja. Fer se quitó las gafas de sol y las colocó sobre su cabeza revelando sus brillantes y vivaces ojos verdes.

—Pasaba por acá y se me ocurrió venir a saludar —explicó Fer sin perder la sonrisa distendida a pesar de las muecas consternadas de Bahiana y Noah—. ¡Ah! Y a invitarte a nuestra revolución también. —Bahiana torció el gesto, confundida—. Los Eternos mataron a uno de los nuestros y ahora es personal, de modo que varios amigos quieren hacer algo al respecto. Así que... —Fer le guiñó un ojo a Bahiana—. ¿Estás adentro?

La chica intercambió una breve mirada con Noah, y sabía que no necesitaban de palabras para estar de acuerdo. Sonreía por primera vez en una semana cuando se volvió hacia Fer con la respuesta definitiva.

—Bien —siseó con firmeza. Volvía a ser la Bahiana de siempre. —¿Agora que?

A @PryPrya que me hizo ver el lado más dulce de mis personajes

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A @PryPrya que me hizo ver el lado más dulce de mis personajes.

A @Albalatini que se emocionó con cada suceso sorpresivo

A @Kinginthef-north que con su genialidad me hizo sonreír con cada nuevo comentario.

A @AndyAz2020 que supo leer entre líneas y revelar misterios antes de que ocurrieran.

A vos que estás acá para leer.

Y a nosotros, los escritores, que estamos para compartirles un pedacito de nuestras almas.

Hija de la Muerte -Ganadora de los Wattys 2018-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora