26: Hoy se bebe, hoy se gasta

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—¿Sinaí Ferreira?

No contesten sus celulares medio dormidos. El procesador de sus cerebros opera con mayor lentitud, su lengua, a pesar de estar pastosa, no tiene rienda. Las alarmas que te advierten cuánto de lo que piensas es prudente decir, se apagan. Entonces, dices la primera cagada que se te ocurre.

—¿Sí habla Sinaí?

—No, soy la reina roja, tomé posesión de su cuerpo por las próximas horas.

—¿Perdón?

Me di cuenta de mi error, y bien dice la biblia que nunca es demasiado tarde para nada... ¿O lo dijo Paulo Cohelo? De hecho, creo que fue Harry Styles. Como sea.

El punto en medio de todos mis desastrosos divagues mentales, es que no quise afrontar mi ridiculez, así que fingí que discutía con una hermanita imaginaria por quitarme el teléfono, me lo pasé de una mano a la otra, y modulé mi voz para sonar como una persona diferente, racional y madura.

—Disculpe eso, por favor. Dígame, ¿en qué puedo servirle?

—Soy la gerente de Konaroma, le llamó por el currículum que nos envió solicitando puesto en nuestro negocio. Tenemos una vacante. ¿Todavía le interesa el trabajo?

Me levanté de la cama de golpe. Konaroma era uno de los cafés que Axer visitaba con más frecuencia. Siempre estaba pendiente a sus stories desde mis cuentas falsas, admirando en cada foto que subía con un batido de Konaroma las venas sobresalientes en su antebrazo, el grosor de su muñeca, las mangas de sus camisas, los relojes tan peculiares que usaba. Si así tenía el brazo no me quería imaginar cómo tenía el...

—¿Sigue ahí?

—Sí, sí, lo siento. Revisaba mi correo en mi computadora para asegurarme de que no he tenido respuesta de otros negocios. Y no, no hay nada. Así que sigo interesada en Konaroma. ¿Cuándo hacemos la entrevista?

—No será necesario. Solo díganos su talla y le asignaremos un uniforme. ¿Le parece empezar este lunes?

—Me parece perfecto.

—Hasta entonces, que tengo un buen día.

—Y usted.

Me atrevo a jurar, a pesar de que he confesado ya que las mentiras suelen fluirme con facilidad, que en algún punto quise desistir de este plan de invadir cada espacio en el que Axer respire, solo por tener una oportunidad de verlo, de interactuar con él. Sin embargo, cuando el destino te pone las cosas tan fáciles, cuando te pone la tentación al alcance de una llamada, no te puedes negar.

Puede que sea la voluntad de Dios, hermanas.

«La vida nos quiere juntos, Axer. No debemos resistirnos».

En ese momento, mientras planeaba comenzar con mi cuarto día consecutivo practicando técnicas de maquillaje con tutoriales de fondo, otra llamada entró a mi teléfono.

—Naweboná, hoy parezco líder de consejo comunal. —Vi que era María y atendí—. Cuéntamelo.

—Chama, ¿estás enferma?

—No, ¿por qué?

—¿Estás preñada?

—Que no, coño. ¿Por qué?

—No fuiste en toda la semana al colegio.

—Ah, eso. —Suspiré. Tenía que buscar una excusa mejor ahora que mi medio desvirgador ya no era una opción—. Larga historia. ¿Y Soto?

—Vivo, supongo.

—No, o sea...

Cómo hacer la pregunta que quieres hacer si hacer la pregunta que quieres hacer, Yahoo  respuestas.

Nerd: obsesión enfermiza [Libro 1 y 2, COMPLETOS] [Ya en físico]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt