50: Rompecabezas

47.6K 5.9K 8.2K
                                    

Tenía demasiadas interrogantes juntas ese día, pero si de algo no dudaba era de mi debilidad. Quería demasiado a mi novio, pero las sensaciones que Axer despertaba en mí eran demasiado difíciles de ignorar, de resistir.

Lo especial que me sentí en sus brazos en medio de aquel auditorio lleno de gente importante que lo admiraba y evaluaba, no era normal.

Eso era la especial de Axer, que con él nada era convencional.

Cuando al fin me soltó, un montón de gente se acercó a él para indicarle lo que tenía que hacer a continuación. Le sugirieron que se marchara un momento para cambiarse y luego volver, pero antes de obedecerlos, Axer volvió a mí.

—Entonces... Sí viniste —me dijo con una sonrisa contenida, tomándome de ambas manos como a una doncella de los libros de época, donde cualquier roce de piel es una indiscreción.

—Claro que vine, me mandaste a buscar con tu chófer.

—Pudiste haber dicho que no.

Y debí hacerlo, ya que tenía novio. Pero eso no tenía por qué decírselo a él.

—Pude, pero siempre eres tan misterioso que... Tenía curiosidad —finalicé encogiéndome de hombros.

Con una sonrisa soltó mis manos para ajustar la manta a su cuerpo. No quería imaginar el frío que debía tener... Tampoco quería imaginar las soluciones que se inventó mi cerebro para hacerlo entrar en calor, pero contra mis pensamientos hacía mucho que ya había perdido la batalla.

—Imagino que ya empiezas a entender el por qué de tanto misterio —señaló Axer tiritando.

—De hecho, no entiendo un...

—Hola, bebé —canturreó Veronika llegando a donde estábamos, poniendo su mano sobre mi hombro y dirigiendo su mirada a su presunto hermano.

—¿Qué haces tú aquí? —espetó este con todo rastro de buen humor evaporado.

—Vine a ver a mi hermano en su momento triunfal. ¿No puedo?

Axer volteó a mirarme, como si le aterrara que yo hubiese escuchado eso. Se veía muy molesto porque Veronika lo llamara hermano delante de mí. ¿Cuánto más pretendía ocultarme ese hecho? ¿Qué ganaba con eso a parte de ponerme celosa sin motivo?

—Le contaste —concluyó Axer con la mandíbula tensa por su mal genio.

—¿Algún problema? —inquirió Veronika con la cabeza ladeada—. Ya que nos estamos sincerando, no creí que hiciera daño...

—Era mi decisión cuándo decirle, no la tuya.

—Te equivocas. Era mi decisión cuándo dejar de participar en tu teatro.

Esa conversación me estaba poniendo muy incómoda. De pronto me empezaba a sentir muy pequeñita a mi alrededor, como si el efecto de las caricias y la atención de Axer de pronto empezara a desintegrarse.

—Hablaremos luego —cortó Axer, y volvió su rostro hacia mí.

Me miró, concentrado; como si pensara en qué hacer, en cómo manejar su amargura repentina, cómo dirigir la situación a partir de ese momento.

Con sus ojos felinos tan fijos en mí, fui demasiado consciente de cómo estaba vestida. Mis botines negros con la suela todavía llena de la tierra del barrio de mi novio, mi suéter gris que no cubría la piel de mi cintura, como un top, y una falda negra con recuadros blancos similar a la de una colegiala.

No estaba acorde a la ocasión, las telas que usaba no tenían ni la marca ni la calidad de las que ostentaban las personas en ese auditorio. E, incluso así, Axer no estaba mirando a nadie más. No con la intensidad con la que me veía a mí.

Nerd: obsesión enfermiza [Libro 1 y 2, COMPLETOS] [Ya en físico]Where stories live. Discover now