65: Familia de genios

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Sinaí

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Sinaí

Si ya es complicado escoger vestimenta para conocer a los padres de tu novio, lo es el doble escoger qué ponerse para conocer a la familia de tu novio falso donde, si ya la brecha cultural entre rusos y venezolanos es un desafío, se complica todavía más teniendo en cuenta que ellos son genios, algunos asesinos, otros con complejo de Frankenstein, pero todos, sin duda, expertos en manipulación.

Así que me pongo un vestido de algodón negro, con mangas largas, falda apenas por encima de las rodillas pero holgada. El corte está marcado por un cinturón bajo mis costillas y el escote en U muestra mis senos lo suficiente para que no parezca que me he vestido de monja para la ocasión, pero sin que resalten demasiado.

Me aliso el cabello y lo dejo suelto a excepción de un par de trenzas delgadas que me haga a cada lado. Encima, me pongo el cintillo con las orejas de gato porque para algo me las regaló Axer y no fue para que las dejara guardadas en el cajón.

Ahora sí, estoy no-lista para conocer a mi suegro. Pero al menos ya estoy vestida.

    Los Frey demolieron los dos primeros pisos de su edificio y lo modificaron para hacerlos su mansión. El ascensor siempre me había llevado al recibidor del último piso, pero esta vez Axer lo detiene un piso antes y bajamos en una especie de vestíbulo.

Es como si él quisiera irme preparando a cuentagotas para lo que se viene, evitándome tener que enfrentarme de inmediato a la mesa de piedra con todos los Frey reunidos.

Spoiler: no me siento más preparada.

El recibidor tiene un par de mesas en el pasillo principal, cada una con dos pares de copas una botella al lado. Encima hay algunos cuadros, los muebles son de cuero blanco con marco de oro, la alfombra de un rojo sangre a juego con los detalles borgoña y dorado del tapiz, y como única iluminación un gran candelabro central.

Él llena un par de copas con vino y, mientras lo veo hacerlo, noto el anillo de la esmeralda. Debo preguntarle algún día qué significa esa pieza para él, por qué rara vez se la quita.

Me ofrece una de las copas sin detenerse en formalidades y, con una mano apoyada en mi espalda baja, me conduce a uno de los sillones. No se sienta a mi lado, sino en el asiento contiguo.

Me encanta cómo se ve, el suéter cuello de tortuga beige que tiene puesto resalta en contraste con su blazer crema. Todo él es estético, elegante y sutil.

—¿Me darás ya mi regalo? —pregunta al sentarse, por lo que escondo la bolsa tras mis tacones.

—Cuando salgamos de esta —digo—. Así tendrás una razón para ayudarme a sobrevivir.

—Ya tengo miles.

Siento que estoy a punto de sucumbir a una sonrisa, pero entonces agrega:

—No será divertido revivirte si no te mato yo.

Nerd: obsesión enfermiza [Libro 1 y 2, COMPLETOS] [Ya en físico]Where stories live. Discover now