Capítulo 29.

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Dione.

A la mañana siguiente me desperté más temprano como de costumbre y preparé el desayuno, Charlie y Bella bajaron, después de saludarme nos sentamos en la mesa a comer.

Charlie se fue al trabajo y Bella y yo nos dedicamos a hacer los quehaceres de la casa, al terminar ella subió a bañarse y cuando salió yo lo hice, una vez vestida baje a ver televisión encontrándome con Bella en el sofá.

Escuché que tocaron la puerta así que me dirigí a ella y la abrí, mire al chico tras ella, Edward Cullen, llegó algo temprano, entonces recordé que Bella le dijo que a primera hora.

—Buenos días —saludo cordial.

—Buenos días —me hice a un lado para que pasará —Adelante.

Él entró y cerré la puerta, Bella lo miro unos minutos antes de que el se sentará junto a ella en el sofá, así que yo subí a su habitación, me senté en el sofá y comencé a leer un libro cualquiera, tome mis manos libres y me los puse.

Los minutos pasaban rápidamente, me quiten los manos libres y entonces sin querer los escuché.

—Quédate aquí —dijo Edward.

—Mala suerte, pero ¡adelante! Quédate y siéntete como en tu casa —hablo Bella.

—Bien —suspiró —Te llevaré.

—No gracias —dijo Bella —¡Dya! —me llamo, baje rápidamente las escaleras y pasando a un lado del vampiro me puse a su lado —Me acompañarías a la casa de los Cullen.

—Claro—me encogí de hombros.

Tome las llaves de Romeo y los dos cascos, entonces Bella miro a Edward.

—De todas maneras, probablemente tú también deberías estar presente.

—¿Y eso por qué?

—Porque tienes opiniones para todo y estoy segura de que querrás una oportunidad para hacer alarde de unas cuantas.

—¿Opiniones respecto a qué...? —preguntó entre dientes.

—Esto no es algo que tenga ya sólo que ver contigo. No eres el centro del universo, ¿sabes? —mire a otra parte para que el vampiro no viera la sonrisa burlona en mis labios —Tal vez tu familia tenga algo que decir si vas a conseguir que se nos echen encima los Vulturis por algo tan estúpido como que yo continúe siendo humana.

Me sorprendí un poco, pero sonreí levemente.

—¿Decir... sobre... qué? —preguntó separando cuidadosamente las palabras.

—Sobre mi mortalidad, la voy a someter a votación —dijo para mi sorpresa, aunque será muy interesante.

Edward me miro a mi con los dientes apretados, lo ignore y tome la mano de Bella para salir de la casa, el nos siguió, subimos a la moto y arranque rumbo al hogar de los Cullen.

Al llegar me estacione, Edward llegó junto a nosotras, me senté en la moto mientras los veía subir las escaleras del porche, antes de entrar a la casa Bella se giro a verme parecía confundida.

—¿Qué haces allí? —me pregunto —Ven.

Asentí y camine tranquilamente hasta ella, me tomo de la mano y ambas entramos a la hermosa casa, ella me miro y sonrió.

—Es más hermosa la tuya —susurró.

Le sonreí agradecida.

Entramos a una estancia mis ojos se paseaban desde el hermoso pianos negro, hasta las escaleras de color claro.

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