Capítulo 13.

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Dione.

El viaje sin duda era un poco largo, iríamos a "Ruby Beach" habíamos escuchado que la playa era preciosa, así que allí nos dirigíamos, comimos algunas cosas que preparamos para el almuerzo y un hora mas tarde llegamos, me estacione cerca la playa pero lo suficiente lejos como para poder hacer una fogata y que está no se moje, ya habíamos pedido indicaciones a las personas del lugar y no nos dieron ningún inconveniente.

Ambas bajamos del auto después de llamar a Charlie, admirando todo a nuestro alrededor, era jodidamente preciosos, nos aseguraron que al atardecer todo se vería mucho mejor, cosa que esperábamos con ansias, nos acercamos al agua y vimos todo sonrientes.

Vimos a algunos chicos surfear y a algunos niños jugar por la orilla, ambas nos miramos y quitándonos la ropa quedando en bañadores entramos al agua, estaba increíble, jugamos por mucho tiempo entre las dos hasta que algunos de los chicos y chicas que estaban surfeando se nos unieron y terminamos haciendo un desastre, los extraños se presentaron como Bryan, Sandra, Aleja, Miles, Luna y Diego, estaban en parejas, por sus olores sabía que eran parte de lo sobrenatural, eran una manada muy diferente a las demás lo cual me agradaba, una hechicera, una banshee, una coyote, un lobo, un kitsune y un vampiro.

Bella fue a buscar algunas cosas para comer con nuestros nuevos amigos, cosa que aproveche para hablar.

—Son una manada única, sin duda alguna —dije sonriendo, todos sonrieron.

—Sabíamos que tu olor no era normal —dijo Sandra.

Me reí entre dientes.

—Tu olor es una mezcla difícil de descifrar —dijo Bryan.

—Soy una hibrida de tres especies, por eso mi olor —les explique.

—Increíble —dijo Aleja con una gran sonrisa.

Hablábamos unos pocos minutos más antes de que Bella regresará, ellos sabían que ella era humana así que no dirían nada más respecto a lo sobrenatural, el sol comenzó a caer y mire encantada el lugar.

Cuando estaba apunto de oscurecer los chicos dijeron que irían por algunas cosas, ya que acamparían con nosotras, mientras tanto Bella y yo nos duchamos en unas regadera que estaban por allí y Bella se vistió abrigadamente ya que empezaba a hacer frío, los chicos llegaron en tres coches al parecer con la misma idea que yo, se estacionaron al rededor de la fogata obviamente conservando un gran espacio de distancia.

Así que Luna y yo encendimos una fogata a poca distancia de los autos, y los chicos trajeron algunos troncos para sentarnos, así que nos pusimos a asar malvaviscos con chocolate y galletas.

En algún momento Miles puso música en su estéreo y todos incluyendo a Bella terminamos cantando y bailando alrededor de la fogata, como si fuéramos parte de una de esa tribus de nativos, como las que muestran en la televisión.

En eso de la media noche a Diego se le ocurrió la grandiosa idea de contar historias de terror, lo cual salió mal cuando el fue el que terminó más asustado entre todos, nos burlamos un poco de él y en eso de la una de la madrugada nos fuimos a dormir, arreglamos las partes traseras de los autos y listo.

Bella se cubrió y se abrazo a mi cuerpo, el cual era lo suficiente caliente para que durmiera completamente tranquila, yo preferí no dormir esa noche me quedé hablando con Miles ya que al ser un vampiro completo no dormía, era de los de la especie de mi padre, así que había más confianza entre ambos.

Mire encantada como el sol se asomaba por el horizonte, era de las cosas más hermosas que había visto en toda mi vida.

Entre Miles, Sandra y yo nos dedicamos a preparar el desayuno, huevos revueltos con pan tostado y chocolate, los demás despertaron y comimos entre risas.

Llegó la hora de irnos, algo que nos resultó difícil, aquel lugar era increíble, nos despedimos de los chicos no sin antes intercambiar números y prometer estar en contacto, me dieron que si en algún momento los necesitaba que no dudará en llamarlos, cosa que también les asegure, estaría allí si llegaban a necesitar mi ayuda.

Bella y yo miramos con nostalgia el cartel de salida del pueblo, pero después la reemplace por una sonrisa.

—No te preocupes, volveremos —le asegure.

—No creí que habían lugares tan maravillosos tan cerca —dijo.

Me reí.

—Yo tampoco, pensar en todo lo que nos estábamos perdiendo —dije divertida.

Ahora fue ella quien río divertida.

—Lo se —dijo.

Tomo la iniciativa y encendió el estéreo comenzamos a cantar a voz viva todo las que nos sabíamos, Bella llamo a Charlie y le aviso que ya íbamos de regreso así que ya estaba más tranquilo, al llegar Charlie nos esperaba, lo miramos con una gran sonrisa, le contamos todo lo que hicimos, nos miraba feliz por la alegría que desprendíamos ambas.

—Me alegro que hayan disfrutado su fin de semana de chicas —dijo.

—Si, sin duda esperamos poder volver en algún momento —dije, entonces recordé la cámara de Bella, nos la habíamos llevado, le mostramos a Charlie las fotos que hicimos en la mayoría salíamos en grupo junto a los chicos.

—Parecen amigables —dijo.

—Y lo son, congeniamos rápidamente con ellos —asintió Bella.

Después de cenar di las buenas noches y salí de la casa, no dormiría con Bella quería saber si ya había superado las pesadillas o si mi presencia era la que la ayudaba, entre a la casa y subí a mi habitación, después de ducharme y ponerme algo cómodo, saque un libro y comencé a leer.

Mi loba comenzó a inquietarse de un momento a otro indicándole que Jacob estaba cerca, fue entonces que escuché una piedrita chocar contra mi ventana, abrí la cortina encontrándome con Jacob subido a un árbol frente a la ventana.

—¡Dya! —bisbiseó —¡Ay! ¡Maldita sea, abre la ventana! ¡Ay!

Lo mire burlona.

—¿Por qué debería abrirte? —le pregunté.

—Por favor, necesito... tenemos que hablar —me miro suplicante.

Suspire, era una blandengue, abrí la ventana y me hice a un lado sabiendo lo que haría, en un rápido movimiento ya estaba en mi habitación, frente a mi.

Los dos nos miramos durante unos largos minutos, antes de que yo me girará y me sentará en mi cama con el libro entre mis manos, debía concentrarme en otras cosas, tenerlo en mi habitación no era una muy buena idea, más cuando no llevaba camisa.

Lo sentí moverse por mi habitación y después se sentó frente a mi, tomo el libro de entre mis manos y lo cerró dejándolo a un lado.

—Dya, yo lo siento —dijo sincero.

—¿Por qué lo sientes? —le pregunté, no estaba molesta con el ni nada por el estilo, sabía que ahora no podía estar cerca ya que no sabía controlarse, además que él no acepte lo que es complica las cosas.

—Quisiera explicártelo, pero literalmente no puedo —me miro directo a los ojos —¿Has tenido alguna vez un secreto que no le hayas podido contar a nadie? Uno que no puedas contar por lealtad.

—Si los tengo —asentí.

—A mi me ocurre lo mismo, sólo que peor —sentenció levantándose —No tienes idea de cuales son mis ataduras.

Lo mire tiernamente, cariño, claro que se cuales son y sin duda Sam debería estar orgulloso de que no me lo cuentes, aún siendo tu impronta.

—Lo se, Jacob —se giro rápidamente en mi dirección —Lo se todo.

HYBRID IWhere stories live. Discover now