Capítulo 52:

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Cuando el día del baile de recaudación de fondos para terminar el nuevo estadio de los Rangers llega siento que he esperado años para que así sea. Tanner y yo nos levantamos a las seis y para planificar cada detalle y cada paso que daremos en la noche. A las doce me acompaña a mi cita al salón, en dónde me espera con su usual cara de pug en la sala para acompañantes, un polo negro y un par de vaqueros oscuros cubriendo su cuerpo. Cualquier emoción negativa en él se deshace cuando terminan conmigo y ve los resultados, mi cabello negro lacio, largo y brillante de vuelta sobre mi cabeza. El resto de los clientes se nos quedan viendo fijamente, como espectadores de una película romántica, cuando se levanta abruptamente y junta sus labios con los míos mientras sus brazos rodean mi cintura y me estrecha contra su pecho con fuerza.

─¿Te gusta? ─bromeo cuando nos distanciamos.

Sus ojos negros brillan.

─Esa es una pregunta estúpida ─responde antes de apartar con mucho esfuerzo su atención de mí, dirigiéndola a la cajera, quién se tensa y me hace deducir que durante el tiempo que estuve arreglando mi cabello mi acompañante pudo haber sido todo menos divertido o fácil de sobrellevar con ella─. ¿Hay un baño decente aquí? Ver a mi chica tan hermosa me dio ganas de orinar.

─Sí ─responde ella, tragando─. Junto a las escaleras, señor Reed.

─Gracias, Shanon.

Tras entrelazar nuestras manos, Tanner sigue sus indicaciones y nos guía a los aseos. Una de las trabajadoras del salón nos mira con las cejas alzadas cuando nos ve entrar a ambos en el baño femenino, sus brazos llenos de toallas, pero no opina al respecto luego de que mi acompañante le dirige una mirada retadora. No puedo evitar reír cuando me sienta sobre el lavado y se posiciona entre mis piernas, el frío del mármol bajo mi piel haciéndome estremecer. 

Mi sonrisa se deshace cuando se baja la cremallera del pantalón y alza la falda de mi vestido.

Trago sonoramente cuando entra en mí de golpe, todavía no acostumbrada a su tamaño.

─¿Cómo se llama? ─pregunta mientras me folla con duras, secas y  ansiosas estocadas, casi diría que desesperadas, su frente presionada contra la mía y mis piernas envueltas alrededor de su cintura─. El tono de tu cabello ─aclara cuando lo miro sin entender, odiándolo cuando se detiene para mirarme con respiraciones irregulares ya que mi excitación se ha ido construyendo y solo quiero que me coja sin ningún tipo de charla de por medio─. Dímelo, Savannah. ─Envuelve su mano alrededor de mi cabello, manteniendo mi cabeza fija y nuestros rostros cerca. Tan cerca que puedo oler el aroma del jabón que usó esta mañana y su loción para afeitar─. Quiero saber cuál es el nombre del tono de cabello que amo.

Mi pecho se oprime.

Si ama mi cabello, ¿eso significa que a mí también?

¿Que tenemos una seria posibilidad de terminar juntos y ser felices?

─Ébano ─respondo, mi garganta seca.

─Ébano ─repite volviendo a embestirme mientras saborea la palabra con sus labios y la hace suya con ese acento alemán que tanto adoro─. Ese es mi jodido color favorito.

Mis ojos pican con la necesidad repentina que siento de llorar, abrumada por las sensaciones que me golpean debido a que he esperado tanto para esto, para que Tanner me hable de esta manera a mí, que ni siquiera puedo creer que esté sucediendo. Tras enredar mis dedos en su propio cabello oscuro, junto nuestros labios y mezo mis caderas para que sus empujes se encuentren con los míos y el deseo, la posesión y todos los sentimientos que nos envuelven se desborden en cada roce de nuestros labios y en cada estocada de su miembro a mi sexo.

Tanner Reed © (Impostores #1) EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora