Capítulo 35:

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Aunque evito postear fotos porque lo último que quiero es que Pauline sepa que fui yo quién la asaltó en el cementerio y Tanner lo confirme, Hans consigue tomarme unas cuantas desprevenidas. Afortunadamente ninguno de ellos lo tiene en sus amigos. Para cuando los recorridos de terror terminan, me encuentro riendo con el resto de los chicos calavera que han estado trabajando conmigo esta noche. Todos ellos me animan a ir a una fiesta en el campus cuya invitación rechazo una y otra vez.

─Si se trata de Reed, te prometo que él no estará ahí ─dice Hans mientras nos detenemos en la entrada del cementerio, sus manos dentro de su chaqueta de cuero con la que cubre sus brazos, más no su torso y su abdomen.

Me encojo de hombros.

─Tiende a aparecer a dónde sea que vaya.

Me mira con la frente arrugada.

─Solo es Halloween una vez al año, ¿dejarás que lo arruine para ti?

Presiono mis labios fuertemente entre sí.

─No se trata de eso.

Pero sí se trata de eso.

Estoy tan aterrada de la idea de cruzarme con ellos dos, sobre todo después de lo que hice, que ni siquiera creo que volveré a nuestro dormitorio por el riesgo de ser vista por Tanner y Pauline en mi disfraz, sino que más bien alquilaré una habitación en un motel y pasaré la noche ahí. Mi pánico debe ser evidente en mi rostro, ya que suspira antes de hacer un último intento.

─Te lo pondré así, Savannah. Tanner, su novia y tú son parte de la élite de la universidad. Yo soy un perdedor y mis amigos son perdedores. Sea cual sea el sitio al que vayamos, él no estará ahí. Será seguro para ti.

Trago.

No he ido a una fiesta decente, que no haya terminado en drama, desde hace un par de meses. He estado tan concentrada en mis estudios, en el concurso y en todo lo acontecido que no he tenido un tiempo para mí. Soy una persona razonable y algo en Hans me inspira confianza, quizás el hecho de que estamos cumpliendo el mismo papel en diferentes historias aunque no recuerdo haberlo sentido de esa manera cuando nos conocimos, por lo que termino encontrándole lógica a lo que dice y asintiendo, lo que hace que sus amigos suelten una serie de aullidos de victoria y revuelvan mi cabello.

─Está bien. Iré.

Tras ofrecerme una sonrisa torcida, inclina la cabeza hacia una serie de motocicletas estacionadas junto a la acera. Suelto una risita cuando se monta en una de ellas y me tiende un casco, ya que nunca he estado en una antes. Después de acomodarme en el asiento tras él y rodear su cintura con mis brazos, me echa un vistazo mientras le da gas al motor y este ruge como un dragón enojado y letal. Sonrío de oreja a oreja y grito cuando acelera.

Mi falda es tan corta que todos pueden ver mi trasero.

No me importa.

El viento hace que mi cabello se convierta en un látigo en el aire. Las cosquillas en mi estómago cada vez que Hans va rápido me hacen querer vomitar, pero también estallar en millones de partículas que se unan al cielo nocturno de Austin porque es allí a dónde pertenecen. En dónde me siento. Cuando finalmente llegamos, estoy mareada y me acerco a un arbusto en el frente de la vieja y oscura casa destartalada en la que nos detenemos para vomitar, pero solo tengo arcadas. El sitio está en la misma calle que la fraternidad de Tanner y aún así Hans tiene razón.

Él nunca vendría aquí.

─Te divertirás, lo prometo ─dice mi amigo camello antes de tirar de mí hacia adentro, dónde hay todo tipo de personas en todo tipo de disfraces haciendo todo tipo de cosas. Me ofrece una cerveza que abre frente a mí y la acepto, apreciando su frescura cuando entra a mi boca─. Aquí puedes ser quién quieras. La descendiente de inmigrantes ilegales en lugar de la perfecta hija de una pareja que cumplió el sueño americano. Nadie te juzgará.

Tanner Reed © (Impostores #1) EN LIBRERÍASWhere stories live. Discover now