Capítulo 7:

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Aunque el plan era irnos en la noche, por obvias razones que solo Tanner y yo sabemos, las cuales no tienen nada que ver con el malestar estomacal que Pauline y Weston creen que tengo, empacamos nuestras cosas y las guardamos en la cajuela de mi auto después del desayuno. Weston, quién no se tomó muy bien la noticia, puesto que arruinó sus planes de otro día de yate, me abraza por casi un minuto antes de dejarme entrar en mi Mercedes.

─Ten cuidado ─susurra tocando mi nariz─. Llámame al llegar.

Mis labios se curvan cuando presiona los suyos contra los míos.

─Lo haré.

Deslizándome fuera de su agarre, ocupo el asiento piloto, Pauline a mi lado. Me despido una vez más de West con la mano, dejándolo de pie junto a su camioneta en la entrada de mi casa, antes de acelerar por el camino rural que conduce a la carretera. A los segundos me sigue, pero nuestros caminos se separan cuando tomo la vía que va a San Antonio y él se dirige a Corpus Christi. Aunque me prometió que nos veríamos de nuevo, no estoy segura sobre ello. Lo único que quiero hacer en este momento es poner mi vida nuevamente en orden. Alejarme de las dos personas más cercanas física y emocionalmente a mí en este momento.

─Creo que a West le gustas mucho, Savannah ─dice Pauline cuando Tanner decide ignorarnos colocando un par de audífonos en sus orejas─. ¿A ti te gusta? Parece que la pasaron bien.

Mi agarre se desliza a la parte inferior del volante mientras encuentro las palabras para responderle. La manera de decirle que nadie me llama la atención porque estoy enamorada de su novio. Su novio el que ya me ha dejado claro que no quiere nada de mí y que, de quererlo, nunca la dejaría por eso.

─No estoy buscando nada serio en este momento. Estoy...

─Enfocada en tu carrera. Lo sé. ─Sus ojos marrones se vuelven pequeños cuando sonríe. Está usando jeans y una blusa naranja. Su encanto es todo sobre la linda chica de al lado─. Pero West se ve como un buen chico, Savannah, y aunque él no vaya a ser el amor de tu vida... creo que deberías dejar de lado tu miedo a abrir tu corazón. ¿Cómo sabes que alguien es el amor de tu vida si no dejas que conozcan la grandiosa chica que eres? Sav, no solo eres bonita. Eres muy inteligente y, en el fondo, amable. Creativa. ¿A qué chico no le gustaría estar con alguien como tú?

A tu novio.

Tomo una honda bocanada de aire, mis dedos apretando el volante con más fuerza, mientras hago hasta lo imposible por concentrarme en la carretera frente a nosotros.

─Cuando ves al amor de tu vida... lo sabes, Pauline ─susurro luego de unos minutos de tenso silencio en el que lo único que escuchamos es el bajo sonido de la radio─. Haces y aceptas cosas que nunca pensarías que están bien porque sabes que él lo vale. No importa si esa persona no se sienta de la misma manera. Es la emoción de poner en riesgo todo lo que eres sin saber cuál será el resultado. La adrenalina de no saber si pierdes o ganas. ─Lucho por no echarle un vistazo al retrovisor para saber si nos está oyendo. Me fuerzo a recordar las palabras de Tanner para no hacerlo─. Cuando sucumba al deseo de ponerme en esa posición, será porque me resulta imposible ignorar a mi sentido de la intuición gritándome que vale la pena correr el riesgo. No sé si eso es amor, quizás no lo sea, pero suena mucho más emocionante para mí que vivir una vida siguiendo un libreto. No quiero amar a una persona, quiero amar sus defectos para que esta nunca tenga que cambiar debido a ellos. Quiero que alguien ame los míos y eso nunca sucederá si me conocen como la Savannah que describes.

Tras mi respuesta, Pauline se queda en silencio.

Apoya su barbilla en la ventana mientras observa los árboles que dejamos atrás. Pensando que nuestra conversación ha llegado hasta aquí, me inclino para subir el volumen de la música, pero su suave voz me detiene. Cuando me mira, lo hace con confusión y tristeza. Entiendo la primera, pero la segunda no.

Tanner Reed © (Impostores #1) EN LIBRERÍASWhere stories live. Discover now