47: Eliseo

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La voz de Sabrina sonaba desesperada al otro lado de la línea. Apenas comprendía lo que decía y eso me desesperaba.

—Ella compartía su ubicación y ya no la veo. Me dijo que estaba en... en Second chance, en calle Paris. Parecía en peligro, Eliseo —dijo.

—Ya estoy yendo —le dije y corté.

Me dirigí a la cochera a toda velocidad y tomé la moto. No podía pensar, solo actuar.

Coloqué los auriculares en mi celular y llamé al idiota de Romanov. Guardé el teléfono en el bolsillo y salí pitando de casa por el camino emprendiendo camino a la calle Paris.

—¿Qué quieres Bunner? —dijo Gavrel.

—Mira, idiota rematado, corre a la calle Paris, no se quien llegará antes, pero Dannika está en peligro. Estoy yendo desde casa —le expliqué.

—¿Cómo?

—Que Leslie se la llevó de clases queriendo hablar, me llamó Sabrina. Y luego Danni la llamó desde un local en la calle Paris pidiendo ayuda —expliqué con voz agitada.

—¿Qué local? —preguntó serio.

—Second Chance —contesté y corté.

Aceleré esquivando coches a toda velocidad. El corazón me latía desbocado. ¿Qué habría pasado para que Dannika pidiera ayuda?

¿Estaría herida? ¿Qué mierda quería Leslie con ella?

No me había puesto el casco y el aire me molestaba en los ojos, pero no me importaba, iba todo lo rápido que podía y más. La bocinas se oían a mi paso, pero me importaba una mierda.

Debía llegar a Dannika.

Estaba convencido de que la amaría siempre, a pesar de que ella prefiriera a Romanov, a pesar de que ella me lastimara con y sin intención... no podía evitar amarla y ofrecerle todo lo que era.

No quería pensar en una vida en la que ella no estuviera presente. Como mi amiga, mi novia o lo que fuera.

Sabía que el negocio la estaba poniendo en peligro, pero ella ya estaba metida en esto y dejarla desprotegida era una tontería, lo entendí con los días mientras estaba lejos de ella preocupado por su bienestar.

Gavrel creía que alejado de ella la protegía de su hermano y tal vez fuera así, pero yo debería estar cerca siempre, por si algo pasaba.

Se suponía que el colegio era terreno seguro. ¿Cómo Dannika se subió al coche de Leslie? Danni era precavida y Leslie no era precisamente peligrosa, pero la había puesto en una mala situación, claro estaba.

Frené cuando vi el nombre del local y me bajé a toda velocidad.

—¿Hola? —pregunté entrando.

—Hola, ¿en que lo puedo ayudar? —preguntó un amable mujer.

—Mi novia está aquí, se llama Dannika...

—Oh, señor, pero ya vino otro muchacho diciendo que era su novio —dijo con rostro extrañado.

—¿Segura? ¿Cómo lucía? —cuestioné.

¿Había llegado antes Gavrel? Debió avisarme en seguida.

—Eh... alto, castaño, ojos claros...

—Gracias —dije y me dispuse a irme.

—¿Pasa algo? —preguntó.

—Mi novia tiene dos novios —respondí y me retiré.

Llamé a Romanov con rapidez.

—¿Dónde estás? —pregunté.

—Llegando al local, ¿estás con ella? —preguntó.

Sentí un pitido en los oídos.

No estaba con él.

No estaba con Gavrel.

—¿Eliseo? ¡Eliseo! ¿Qué pasa? —preguntó desesperado.

—Creo... creo que la tiene Alexei —susurré dándome cuenta.

No alcancé a oír su respuesta porque volví a subir a toda prisa a la moto, dispuesto a penetrar en la fortaleza Romanov como un maldito ejército.

....

Me detuve ante el portón de entrada, custodiado por más guardias y mejor armados que una base militar.

Me detuvieron allí, dejando muy visible el hecho de que tenían ametralladoras.

—¿Qué se le ofrece? —dijo uno de ellos.

—Dígale a su jefe que Eliseo Bunner está aquí —dije con altanería.

Los guardias se miraron, sopesando mis palabras y pronto uno de ellos llamó por teléfono a alguien.

Cuando cortó se acercó a mí.

—Baje de la motocicleta, debemos chequear que no esté armado...

—Por supuesto que estoy armado —dije y le entregué mi arma, la que siempre llevaba conmigo atada en la pantorrilla. Era pequeña y fácil de cubrir con los pantalones que siempre usaba.

—¿Algo más? —preguntó.

Alcé mi camisa para que vea que no llevaba nada en el cinturón y asintió, conforme.

Entré caminando, escoltado por dos de los guardias. En la puerta de la mansión estaba Lukyan Romanov con rostro consternado.

—¿Qué haces aquí? —preguntó.

—¿Dónde está Alexei? —pregunté acercándome. Los guardias amagaron con detenerme pero él alzó la mano y se quedaron en sus lugares.

—¿Por qué te diría eso? —cuestionó.

—Porque tiene a Dannika. ¿Está aquí? —dije medio desesperado.

Su rostro cambió, una ligera arruga de preocupación se extendió en su frente.

—Mierda —dijo—. Esa chica acabará con nuestra familia —agregó.

Tomó su teléfono y llamó a alguien. No contestaron y volvió a maldecir.

—No contesta, ¿dónde está Gavrel? —Se acercó a mí y me hizo una seña para que lo siga.

—Creo que viene hacia aquí, lo llamé —le expliqué.

Lukyan Romanov me caía mal, pero era el que menos mal me caía de los tres, tal vez porque solía tener aspecto amigable o porque bromeaba la mayor parte del tiempo.

—Hiciste mal, si Alexei le hace algo a Dannika... sabes que Gavrel lo matará —dijo. Abrió la puerta de la cochera con su teléfono y se subió a toda prisa a un auto, indicándome que suba con él.

—Llama a Gavrel, dile que estás conmigo y que estamos yendo al puerto —agregó mientras arrancaba.

Eso hice y Gavrel me aseguró que iría hacia allí.

—Perfecto —dijo Lukyan cuando le conté.

Emprendió camino por la carretera en dirección contraria al puerto.

—Tú dijiste...

—Sí, quiero que Gavrel vaya al puerto. Estoy seguro de que mi hermano la llevó a un depósito viejo de él, donde suele torturar a la gente... no digo que le esté haciendo eso —agregó al ver la furia apoderarse de mi expresión—. Lo que quiero decir es que lo quiero lejos, no sé que tanto podría razonar si ve a Dannika...

—Mejor deja de hablar, entiendo lo que hiciste —dije con sequedad.

Lukyan envió a Gavrel hacia otro lugar para que no matara a Alexei en un arrebato. Era sensato, pero no contaba con que yo sí podría matarlo sin pensarlo. O tal vez creía que a mí sí podría detenerme.

"Dannika está bien" me dije una y otra vez mientras Lukyan conducía con rapidez.

Deuda de sangreМесто, где живут истории. Откройте их для себя