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Fuera había unos cuantos guardias, varios automóviles pero no vi a Héctor en ningún lugar y él era la única persona en la que confiaba en ese momento.

—Disculpa, me trajo un chofer, ¿cómo puedo volver a mi casa? —pregunté a uno de los guardias.

—Los choferes estarán disponibles al finalizar la fiesta, señorita —dijo el hombre.

Gemí de frustración y tomé mi celular. Un uber desde ese punto perdido en el mapa me saldría una fortuna.

—Yo puedo llevarte —dijo una voz a mi espalda.

Me giré y vi a Logan con mirada preocupada.

—Gracias por la oferta, pero no te conozco y bien podrías ser un maniático —dije respirando para serenarme. Estaba al borde de un ataque de locura con las palabras del sir y el encontronazo con Felix en la mente.

—Es cierto, pero quiero compensarte. Sé que el mal trago que pasaste allí adentro fue por mi culpa. No sabía que eras amiga de Eliseo Bunner —dijo.

—Ahora estamos peleados —aclaré.

—Es cierto, lo noté. No le caigo muy bien, por eso seguramente se enojó —explicó.

—Si no le caes bien, no debería ir contigo —concluí.

—Deberías si quieres vengarte —dijo con un guiño.

—Señorita Murath, disculpe que me entrometa, pero si quiere irse ahora esa será su mejor oferta —dijo el guardia tras de mí—. Falta demasiado para que todo termine.

—¿Es confiable? —pregunté mirando al guardia. Lo reconocí como el que me abrió la puerta. Oí la risa de Logan tras de mí.

—Lo es, señorita. Diría que es de lo más decente que hay aquí y si no quiere enojar al señor Eliseo, puedo guardarme esto, pero si quiere hacerlo con gusto le diré —dijo y la idea de enojarlo parecía divertirlo.

—No le digas —concluí, rezando por mi vida mientras me acercaba a Logan.

—Buena elección —dijo el hombre y me guió hasta su automóvil.

—Sé auto defensa, así que no intentes nada —le dije un poco enfurruñada.

—Lo demostraste muy bien allí dentro, pobre del alma que se meta contigo. Valoro demasiado mi cara para terminar con una nariz rota —dijo y me abrió la puerta de copiloto.

—¿Millonario, soltero y ahora te consideras guapo? La humildad es una cualidad valiosa —comenté cuando entró al auto.

—Que claramente no poseo. Eres divertida, me caes bien —concluyó y emprendió camino fuera de la mansión.

—No te diré la dirección, solo me acercarás a la ciudad y allí pediré un uber —le comuniqué y él volvió a reír.

—Chica precavida.

Nos mantuvimos en un tranquilo silencio todo el camino, solo interrumpido por el sonido suave de la música en la radio. Eso me dio tiempo para seguir dándole vueltas y vueltas a las palabras del sir en mi cabeza.

¿De qué me estaba perdiendo?

—Dobla a la derecha y déjame en la plaza Mateos —le pedí.

—A sus órdenes, señorita —dijo.

Logan parecía un buen tipo, estaba cada vez más convencida de que estaba más cerca de los treinta y cinco que de los veinte, por las arrugitas en sus ojos que se formaban cuando sonreía.

Deuda de sangreDove le storie prendono vita. Scoprilo ora