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Katharina estaba batallando con mi pelo. Estaba empecinada en lograr un recogido de costado, aseguraba que así se veía la sensualidad de mi cuello y la belleza de mi cabello. El maquillaje era delicado, resaltando el color de mis ojos y con los labios como protagonistas, parecía mayor, no una niña.

Eliseo estaba sentado en mi cama y osilaba entre analizanos, probarse mis gorros y toqueaer el celular.

-Menos mal que vinimos temprano, de lo contrario no llegarías a estar lista -dijo cuando Kath terminó.

-Dios, esto es un obra de arte. Eres bellísima, Danni, y lo cierto es que me lucí, no pareces real, ¿verdad, Eliseo? -preguntó ella emocionada por su trabajo.

Miré a Eliseo peinada y maquillada y él me miró con una sombra de tristeza en el rostro.

-Los vestidos rojos solo van con labios rojos -dijo.

-¿Eres un experto ahora? -pregunté y me reí.

El vestido me quedaba a la medida (Kath hizo que Eliseo saliera para ponermelo). Era de fina seda roja, con un escote en forma de dos triángulos y profundo que iba hacia atrás con finísmos tirantes. Ajustaba en la cintura y luego caía con bastane tela hasta el piso. Tenía un corte lateral en el lado izquierdo que llegaba hasta lo alto del muslo. Mi figura se veía tremenda. Y lo mejor: tenía un bolsillo en el lado derecho.

Zapatos de tacón negros y una máscara negra que parecía de encaje acompañaban la joyería de caravanas largas y una delicada cadena que llegaba a la mitad de mis senos.

-No sé que les dio a los Romanov porque fuera de disfraces -dijo ella mientras acomodaba la máscara.

-Creo que es un poco por el anonimato de sus invitados -dijo Eliseo que volvía a estar en mi cama y me miraba con una mezcla de admiración y dolor en los ojos.

-¿Me queda bien? -le pregunté.

Él se puso de pie y tocó las suaves ondas de mi cabello.

Buscó su teléfono en su bolsillo y llamó a alguien aún mirándome a los ojos.

-¿Romanov? Quien sea que venga a buscarla dile que no es necesario, yo la llevaré -dijo y oyó la respuesta de Gavrel del otro lado de la línea-. No, si no la llevo yo no seré capaz de dejarla ir con ningún otro idiota. Nadie me verá, me pondré un gorro de ella y una puta máscara si es necesario. Listo.

Cortó y me sonrió.

-Yo los llevo -dijo Katharina-. Si ambos van en el asiento trasero será más difícil que te reconozcan. Estás loco, ¿lo sabías?

-Dannika me tiene loco, cúlpala a ella -dijo y me tendió el brazo para que enganchara mi mano.

Me negué a emitir comentarios al respecto. Si eso era lo que quería, ¿qué podía hacer yo al respecto?

.....

Odiaba esta situación. El coche avanzaba por el barrio residencial y yo solo quería desaparecer de ahí.

Toquetée mi vestido rojo por milésima vez, asegurándome de que no tuviera arrugas y calmando un poco mis nervios.

La realidad me estaba golpeando en toda la cara: iba al baile con una misión y debía cuidar a mi mejor amiga a la vez, además nadie podía descubrirme.

Eliseo, sentado a mi lado me miraba con una profunda tristeza que me rompía el corazón. No sabía que pasaba ahora por su cabeza, pero seguro no era nada bueno.

Deuda de sangreWhere stories live. Discover now