22

678 144 53
                                    

No olviden votar y comentar si gustan. Gracias por leer
........

Mientras esperaba a que Eliseo pasara por mí, un mal presentimiento se instauró en mi pecho.

Tal vez se debía a como había hablado con Gavrel sobre mis padres, pero no podía dejar de pensar en ellos.

Miré a Eli, era quien más se parecía a mamá, con su cabello rubio y sus ojos claros. De ella solo me quedaban los recuerdos ya que papá había tirado cada foto que había en la casa cuando se fue.

Tenía diez años y Eli seis la noche que ella partió.

Nunca estuvo totalmente presente en nuestras vidas, hubo un tiempo en que pasábamos semanas sin saber de ella, según papá, por su trabajo. Y entonces volvía y el alivio de papá al verla cruzar la puerta me hacía creer que cabía la posibilidad de que un día no regresara.

Y así pasó. Era una mañana de invierno, me desperté porque mis mantas no estaban tapando mis pies y los tenía helados. Cuando me incorporé para acomodar las sábanas lo oí.

Papá lloraba en voz baja, susurrando su nombre, Dafne, en su habitación mientras el traqueteo pesado de algo se sentía por la segunda planta. Ahora sé que eran los bolsos que mamá preparaba.

Pude escuchar, parando la oreja, como él le rogaba que se quedara y ella no respondía. Solo seguía oyendo el ruido de como preparaba sus cosas.

Los escuché bajar por la escalera, escuché la puerta abrir y cerrarse y también un auto alejarse.

No me atreví a moverme de la cama, pensado que a la mañana papá me diría que mamá había ido a trabajar.

Pero no fue así. Papá parecía abatido cuando bajé a desayunar esa mañana. Y nunca volví a saber de mamá. Él no contestó a mis preguntas y pronto dejé de hacerlas.

A veces creía que Eli tenía más suerte, sus recuerdos de ella eran un poco menos sólidos que los míos aunque sabía que ella dependía más de mamá cuando se fue. Así que no podía discernir quien lo había pasado peor, solo sabía que ambas sufrimos.

A veces recordaba su perfume con tanta claridad que sentía que volvía abrazarme.

Porque era cariñosa, parecía amarnos con todo su corazón. Por eso su abandono calaba tan hondo en mí. Si alguien que me amaba y debía amarme me había dejado, ¿qué impedía que otras personas hicieran lo mismo?

Pensé en lo traicionada que me había sentido toda mi adolescencia por su abandono, y porque estaba convencida de que nos había ocultado algo, que eramos solo una pequeña parte de su vida que había terminado por desechar. Si tan solo nos hubiera dicho lo que pasaba, tal vez el ciclo se hubiera cerrado, pero nunca hubo respuesta cuando la buscamos. Jamás logré ubicarla.

También creía que si papá me hubiera dicho la verdad respecto a lo de la deuda con Bunner algo podría haber sido diferente.

Lo cierto es que los secretos destruyeron esta familia. Tomar conciencia de algo tan grande me llevó a tomar una determinación: le diría la verdad a Eliseo sobre mis sentimientos por Gavrel.

No me parecía justo que uno de los dos supiera de la situación y el otro simplemente viviera una cruel ignorancia.

También hablaría con Elaia. Necesitaba saber de esto para poder protegerse. Bastaba ya de actuar como la protagonista tonta de una mala serie; era mundialmente sabido que ocultar información para proteger a alguien terminaba causando un daño mayor a la persona y lo ponía bajo más peligros. Eli merecía saber porque de pronto no podía salir sin mi compañía y por qué había decidido gastar más dinero del que teníamos para que no caminara sola por la calle al salir del colegio. Tenía derecho a saber que era lo que me pasaba.

Deuda de sangreWhere stories live. Discover now