𝐏𝐞𝐫𝐟𝐞𝐜𝐭𝐚 [+𝟏𝟖]

Capítulo 11

No tengo idea de qué está pasando fuera de los vestidores o de qué hora es, pero no me importa. Los labios de Freen se mueven contra los míos con tanta pasión y son tan suaves que el mundo podría estar llegando a su fin y me daría igual. Me estaba cambiando, cuando una muy hermosa porrista apareció a mi lado, usando su sexy uniforme. Lo siguiente que supe fue que dicha porrista me había sentado en la banca, acomodándose sobre mi regazo para besarme.

— ¡Mierda! Eres tan hermosa, bebé — mi mamá solía llamarme así cuando tenía cinco años. Cuando cumplí seis, le dije que era inapropiado porque ya era una niña grande. Ahora, bueno, sonaba sucio. Me encanta.

— Freen, por favor, no muevas así tus caderas — necesito bajar un poco el ritmo, si me corro en mi uniforme, no podré ir al entrenamiento. Eso sería inaceptable.

— Joder, Bec... Ok... OK, necesitamos calmarnos — dejó de moverse.

— Claramente no podemos — murmuré, besando su cuello y absorbiendo su aroma.

— Lo sé, estoy tan mojada por ti — tenía esa sonrisita que me vuelve loca, una mezcla de travesura y timidez.

— ¿Sí? — me sigue sorprendiendo el poder que tengo para calentarla con una sesión de besos.

— Sí, será incómodo salir y ponerme a brincar — besó mi cuello.

— Dios, ¿Por qué me siento tan eufórica cuando estoy contigo? — de verdad, no entiendo un carajo.

— No tengo idea... Pero el sentimiento es mutuo, dame un último beso y nos vamos ─ pidió con seriedad.

— Vale... Pero estás mojada

— Lo estoy... y me preparé con un par de bragas limpias cuando estaba en casa. Así que... No eres la única astuta aquí.

— Bueno saberlo — me incliné nuevamente, abrazándola de la cintura con fuerza y besándola con pasión, ¡Mierda! El comandante la siente. No estoy segura de cuánto podré soportarlo, Freen Sarocha es demasiado.

— Estás dura — movió sus caderas y su centro húmedo se presionaba contra mi miembro, voy a morir... Caliente y...

— Lo sé, lo siento v mis mejillas están rojas, por los besos y la verguenza.

— No te disculpes, es halagador. También me gustas muchó.

— Necesitamos detenernos, Freen — me besó una vez más, pero ahora descendiendo por mi cuello. — Joder, eso... Por favor, esto... — no terminé mi oración cuando...

— SAROCHA, ALEJÁTE DE MI HERMANA — es Irin, está enfadada... Mucho. Me puse de pie, asegurando a Freen entre mis brazos y retrocedí dos pasos.

— Bella, todo está bien, lo juro — mi espalda chocó contra los casilleros, no hay otro lugar a donde ir. Necesito proteger a Freen, pero también calmar a mi hermana.

— No fue lo que escuché — tiene esa mirada, está avanzando lento, como un león cazando a su presa.

— Estábamos... Ya sabes... — Freen dice, pero eso hace enojar más a mi hermana.

— ¿Estaban qué? — solo está mirando a la pelinegra. Sigo avanzando entre los casilleros, sin soltar a Freen.

— Bella, de verdad. Yo lo quería — estoy asustada, sé de lo que Irin es capaz, pero no sé sobre Freen. Estoy entre la espada y la pared.