Capítulo Siete

5.7K 382 83
                                    


No replico ni protesto su orden; salgo del coche para volver a entrar por la parte de atrás, esperando que él haga lo mismo. Sus palabras han conseguido ponerme nerviosa —en el buen sentido de la palabra—, expectante a lo que Oriol tiene pensado.

¿Jugar con sus reglas? Eso pueden ser tantas cosas y todas interesantes...

No voy a admitir que no solo me he puesto traviesa porque me apetecía —porque eso es innegable—, también por su reacción para ver ese lado que me mostró en mi descanso y del que no puedo dejar de pensar.

Él, después de tirar los dos asientos lo más adelante posible para que tengamos el suficiente espacio, se coloca a mi lado, pero no hace nada, solo me mira.

Y eso me pone aún más nerviosa. ¿Está pensando qué hacer? ¿Esperando mi reacción o que diga algo?

No es momento para que me coma la cabeza, he obtenido lo que pretendía, o eso parece, así que intento acortar la distancia para besarlo.

—Yizhuo, Yizhuo... —ronronea mi nombre, deteniéndome. Con sumo cuidado, empieza a acariciarme la mejilla y cuando creo que va a besarme, su mano pasa por mi cuello para acabar en mis pechos—. Me estoy conteniendo mucho para no romperte el vestido —dice con voz ronca—. Sé que tienes más ropa aquí, que no pasaría nada... —Por sus caricias, y al no llevar sujetador, los pezones se me yerguen y él aprovecha para pellizcarlos, provocándome una sensación extraña: placer y dolor a la vez—. Controlarme a tu lado es complicado.

—¿Por qué tienes que hacerlo? —le reto—. Nunca te lo he pedido.

—Porque no quiero follarte en la parte trasera de un coche —comenta sin dejar de hacer lo que hace—. O no la primera vez.

¿Eso es que en un futuro sí lo hará? Porque si es así, firmo.

—Aburrido... —murmuro, conteniendo un jadeo que lucha por escaparse de mi garganta.

—¿Aburrido? —repite y me pellizca aún más fuerte el pezón—. La primera vez que lo hagamos, porque habrá más de una, voy a recrearme con cada parte de tu cuerpo y me tomaré todo el tiempo del mundo para disfrutarlo.

Siempre que habla de este modo, me enciendo y las mejillas me arden.

—Pero me has llevado a cenar...

No voy a ponerle las cosas fáciles, no cuando sé que le gusta mi carácter y la forma en la que le contesto a todo.

—Tienes una boquita muy respondona —apunta mientras me besa el cuello—. Y me encanta. Pero ¿sabes cómo me gustará más? —Niego con la cabeza—. Cuando te la esté follando. —De forma inconsciente, aprieto los labios y junto las piernas—. Quítate la ropa interior.

No dudo ni un momento, lo hago sin dejar de mirarlo, pidiéndole sin palabras que me toque.

—Tan obediente... —susurra y se agacha para guardarla en una de los bolsillos del pantalón—. Tan buena chica. —Creo que va a besarme, por lo que me inclino para que lo haga, pero se ríe—. Aunque...

—¿Aunque? —exclamo con impaciencia.

—Tú no has sido muy buena con lo que has hecho mientras conducía... —Se relame el labio inferior—. Creo que debería castigarte... —suelta y el corazón se me acelera de nuevo—. ¿Tú qué opinas? —Se quita el cinturón con mucha calma—. ¿Tienes curiosidad, Yizhuo? —pregunta con sorna en la voz, pasándoselo de una mano a otra—. ¿Quieres saber qué quiero hacerte con esto?

Mil ideas se me pasan por la cabeza, ¿cuando ha hablado de castigo lo ha hecho de forma literal? Porque si es así... No creo que me sienta muy cómoda. O sí, no lo sé. Mi parte racional —la poca que tengo—, me dice que le diga que no, que ni se le ocurra. Pero la otra... solo quiero saber lo que hará, lo que va a ser capaz de provocarme.

Entre mil cariciasWhere stories live. Discover now