Sentada como una boluda delante de la consola

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...y, como iba diciendo... ¿En qué estaba? Ah, sí, que no va Nadia y me dice que si recibí mensaje de la colonia, y yo, que no, que nada de nada, y entonces, ella va y protesta, y yo, ¿qué te pasa conmigo?, y ella, ojo con los modos, Roxana, que soy tu superior, y yo, lo siento, señora, y ella, ya sé que fue tu primera misión, pero ya pasaron dos años, prestale atención a los modos con los superiores. Sabés lo que pasa, me dice, tengo que darle la mala noticia a la capitana; haceme el favor de escanear los alrededores con los sensores de corto y largo alcance, a ver si hay algún ser vivo que podamos ver o detectar, ya que no responde nadie, y yo le digo, sí, señora, y ella agarra y se va.

Y me quedo ahí, sentada como una boluda delante de la consola, mirando los sensores, que no detectan nada, y no va que oigo el grito en el cielo de la capitana, y pienso, ya se lo dijo; igual, yo no entendía por qué estaba tan enojada, si no sería la primera vez que pasa. O sea, sí la entiendo un poco, porque quiero estar segura de que las cosas siguen en su lugar para que yo pueda ir a mi casa y dormir una semana entera en mi cama, pero, considerando que estamos a pocos días de llegar y confirmarlo, diría que no es para tanto. A menos, claro, que sea como dice Nadia y esté tan quemada por culpa de los científicos, que salta por cualquier cosa. Me da pena por ella, que se fuma los malhumores de toda la nave.

El caso es que yo sigo ahí sin detectar más que ruido de fondo, cuando sale Nadia de la oficina de la capitana y viene corriendo a preguntarme en voz baja si hay novedades, y yo, que no, lo siento, y ella, más lo siento yo; y ahí nomás viene la capitana a preguntarme lo mismo, pero con cara de orto, y yo me cago en las patas porque nunca me habló de esa manera y me da miedo decirle que no, pero se lo digo. Ella no me oye y me dice más fuerte, Sosa, y yo de nuevo, no, señora, apenas me sale un hilito de voz; señora, se mete Nadia, no detecta nada, le contesta, y creo que la capitana me debe haber visto la cara de susto porque se le aflojan las cejas, se pasa la mano por la cara y se disculpa. Ando muy estresada, dice, no veo la hora de irme de vacaciones, y encima, ahora, me tengo que preocupar porque no hay señales de vida en ninguna instalación de la zona. La capitana suspira, suspira Nadia y suspiro yo, y ellas se miran en silencio, la capitana le dice a ella vamos a la oficina, y agarran y me dejan sola otra vez.

¡Felicidades! Hemos llegado a las primeras 2000 palabras de esta historia. Gracias por haberme acompañado hasta este punto, me alegro mucho de que lo estén disfrutando :3

El último viaje de la Gorodischerحيث تعيش القصص. اكتشف الآن