Capitacracia

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Acta de lo tratado en la asamblea del día diez desde el encuentro con la nave extraterrestre. A las diez horas se dio por iniciada la reunión al hacerse el recuento y confirmar que todos los tripulantes y pasajeros se encontraban presentes. Presidió el debate la capitana Águeda Sánchez y se designó como secretaria a la primera oficial Nadia Olivetti.

El tema que se trató es la decisión de acceder o no a colaborar en las investigaciones médicas de los androides que tripulan la nave extraterrestre, la cual, según reveló la capitana, fue diseñada y construida por ingenieros de Zemedügh Wee. Le doctore Lucero Feo, oriunde de dicho planeta, confirmó el dato, el cual pudo comprobar al observar los materiales desconocidos con los que fue confeccionada la nave, al igual que la total falta de vibración, característica de los transportes allí. Ante la cantidad de preguntas que se formularon al instante, lo que podría haber derivado en una discusión para la cual no era el momento, la capitana recordó con autoridad que, como ya todos saben que hace más de dos años del primer y único encuentro con Zemedügh Wee, se perdió todo contacto con ellos y la flota espacial consideró cerrada la investigación —confidencial— de los incidentes que llevaron a ello, por lo que no es necesario profundizar en ello. Se acordó, de manera unilateral, por parte de la capitana, que sería una buena idea realizar una votación preliminar para evaluar la situación. Se procedió, entonces, a votar, lo que dio como resultado cuatro personas a favor, cuatro en contra y dos abstenciones.

La asamblea de desorganizó en este punto, dado que varias personas comenzaron a hablar al mismo tiempo. La voz que más se alzó, a favor de la colaboración, fue la del doctor Tadeo Viejobueno, quien argumentó que es una actitud rayana en la estupidez estar en contra de la posibilidad de salvar gente. La enfática respuesta del doctor Adriano Lin fue que, si tanto les importa a los androides o a los «Creadores» —las comillas fueron del propio médico— la cura, por qué se negaron repetidas veces a compartir aunque fuera un mínimo de información sobre la enfermedad, dado que los archivos no contagian. La oficial ingeniera Pandora Paz agregó, en apoyo a las palabras del oficial médico, que las intenciones de los androides —y, por lo tanto, de sus creadores— son, por lo menos, poco claras, lo cual permite que se pueda dudar de la veracidad de sus dichos.

Por su parte, la licenciada Vera Viejobueno, preguntó si es posible que los androides Beta mientan, que ella tenía entendido que tal cosa no era posible, a lo que la ingeniera Paz respondió que, en efecto, que se supiera, los seres humanos, hasta el momento, no habían conseguido crear un autómata capaz de mentir, ya que el mero concepto resulta imposible de comprender para los cerebros artificiales, lo cual suele llevarlos a sufrir desperfectos. Sin embargo, eso no implica que otra especie sí haya logrado superar tal dificultad, es más, podría resultar posible, en teoría, que los Beta sean capaces de mentir, a juzgar por la lentitud con la que hablan, si, por ejemplo, la inteligencia central fuera un cerebro orgánico o un conjunto de cerebros orgánicos.

Otra persona que tomó la palabra en apoyo del doctor Viejobueno fue, sorprendentemente, la primera oficial Olivetti, quien adujo que no solo se trataba de salvar lo que quedaba de la población de NeoLuján, sino, también, de los familiares y amigos que pudieran estar en la sala de criogenia; que el riesgo para los presentes es bajo en comparación con el que podrían correr aquellas personas. A esto, le doctore Feo respondió que, si los androides Beta hubieran accedido a brindar información sobre la identidad de los sobrevivientes, entre otras solicitudes a las que se negaron con evasivas, el riesgo sería bajo porque habrían revelado que son confiables. Sin embargo, no hicieron más que pedirles confianza sin dar nada a cambio.

Estos y otros argumentos se dieron a lo largo de dos horas de debate. Cuando todos los oradores hubieron planteado sus razones, la capitana ordenó votar de nuevo, esta vez, de manera definitiva, y recordó que, en caso de empate, ella sería la encargada de inclinar la balanza. Se procedió, entonces, a realizar la segunda votación, cuyo resultado fue de cinco a favor y cinco en contra. La capitana, tras pensarlo unos cinco minutos, dijo que había demasiados indicios que daban a entender que las intenciones de los androides podían no ser las que expresaban verbalmente, por lo que su voto era negativo, tras lo cual dio la orden de no colaborar y responder con evasivas las preguntas que pudieran hacer al respecto. Ante las protestas, declaró que se trataba de una capitacracia y que esperaba que todo el mundo siguiera cumpliendo con sus obligaciones.

A continuación, se dio por terminada la asamblea y los presentes se retiraron para reanudar sus actividades.


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⏰ Last updated: Apr 29 ⏰

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