Capítulo 9 Alfa

911 80 5
                                    


Erick

El mundo entero colapsó en el instante en que mis labios tocaron los suyos. Creo que no podría describir jamás la sensación de completa embriaguez que me sacudió cuando hicimos contacto. El sabor de su boca era un privilegio que tal vez yo no merecía probar, tener. Era lo más increíble que jamás sentí, absolutamente ninguna otra cosa, había sido como esto, no...nada podría jamás compararse. Intensifiqué mi beso de manera posesiva, demandante, quería todo de él, necesitaba todo.

Mis manos se enredaron en sus cabellos para tirar de él hacia mí, lo sentí gruñir cuando apreté con fuerza pero sus manos presionaron mis caderas, me bajaron hacia el encuentro con su erección que se alzaba dentro de sus pantalones y yo estaba a punto de perder la razón. Seguía obviamente sin poder olerlo, sin respirar su aroma pero de todas maneras, la atracción solo crecía dentro de mí, llevándome al abismo, haciéndome caer.

-Te deseo. -Jadeé completamente encendido, mis caderas se movían en círculos contínuos rozándome contra su duereza, era grande, se sentía inmenso debajo de mí pero yo lo quería adentro.

-Te deseo también. -Un latido diferente hizo a mi corazón sacudirse, tal vez, solo tal vez...me tomaría ahora.

-Hazme tuyo...por favor...tómame.

Volví a besarlo pero con más hambre, con más ganas, con más deseo. Mi lengua exploraba todo lo que podía, degustando la humedad de su boca, disfrutando de los sonidos que se creaban por nuestro encuentro. Era magnífico, besaba como un Dios del pecado y yo quería ser el más vil pecador, quería perderme en sus labios, dejarme llevar por el delirio de ser de él, de permitirle adueñarse de mí.

-No...no. -Mientras volvía a negarse, apretaba mi trasero haciendo que mis nalgas se frotaran entre ellas, forzando a que el lubricante se desparramara por mis muslos.

-Te necesito. -Mordí su labio inferior, quería hacerlo temblar de deseo, hacer que su cuerpo me necesitara.

-También yo pero no.

Yo estaba listo para protestar, su negación me estaba matando pero no alcancé a quejarme, me levantó de su regazo para dejarme de espaldas en la cama y sacó toda mi ropa, dejándome expuesto ante sus hambrientos ojos. Observé como me devoraba con la mirada, como sus ojos perforaban cada detalle de mi cuerpo y yo comencé a arder, quería tanto sentirlo dentro de mí.

-Por favor...alfa...tómeme.

-Voy a usar mis dedos ahora, voy a hacer que te liberes con mis manos.

-Te quiero a tí. -Pedí en un gemido lastimero, mi omega aullaba desesperada porque su lobo la tomara pero él seguía negado.

-No...no aún y ya Erick, no me la pongas más difícil.

Se lanzó sobre mí una vez más y ahora fue él quien me besó de forma autoritaria, como si quisiera dejar muy claro quien era el alfa. Mientras devoraba mis labios, iba pasando sus manos por mi cuerpo, explorando todo a su paso. Yo estaba completamente perdido en el fuego, mi cuerpo era una hoguera inapagable que explotaba cuando él me tocaba y deseé que hiciera más. Quería tocarlo igual, quería que mis dedos disfrutaran de su anatomía perfecta y entonces tuve una idea.

-Déjame verte, por favor, quítate la ropa, quiero... quiero, déjame probarte...por favor.

-Erick...-Gruñó en mi boca pero se pegó más a mí y en unos cuantos movimientos, quedó completamente desnudo al igual que yo.

-¡Oh por Dios! -Gemí mientras me restregaba contra su cuerpo, su erección se presentaba justo en mi entrada y yo quería empujarlo para que entrara.

-Me vas a volver loco, tu olor me está matando. -Mientras seguía dejando algunos besos, se frotaba contra mí, haciendo que mi deseo aumentara más, que mis hormonas se descontrolaran.

-Tú... vas a volverme loco a mí. -Enrosqué mis piernas en su cintura y empujé con fuerza para hacerlo entrar, no pude. Su gruñido asustó a mi loba, definitivamente no quería tomarme.

-No hagas eso más. Entiende que estoy desesperado por poseerte pero hasta que no pase tu celo, no va a suceder.

-Está bien, entiendo. -Una vez más me hacía sentir intimidado. Su potente presencia de alfa anulaba por completo a mi omega y entonces quité mis piernas de su cintura e intenté hacerme una bolita lamentable en la cama pero él me detuvo.

-Erick...basta ya. No puedes ponerte así, pensé que habías entendido.

-Si, entiendo.

-¿Y por qué huyes de mí?

-No huyo, solo ya no quiero que me toques. -Vi como su mirada se entristeció enseguida y aunque quería hacerlo sentir mal, yo mismo terminé poniéndome triste.

-Está bien, no voy a tocarte. Ve a ducharte, estás todo mojado de tu lubricante, yo voy a pedir algo de comer. Tienes que alimentarte.

No dijo nada mas, se levantó de la cama con un semblante sombrío, amargado, dolido y salió de la habitación. Yo caminé hasta la ducha con pesar, me sentía tan abandonado, miserable, defectuoso. Mi alfa no quería nada de mí y yo estaba agonizando. Cuando introduje mi cuerpo debilitado debajo de la regadera, el agua caliente fue un alivio, despejando momentáneamente mis temores y la sensación de abandono.

Lavé mi cuerpo con el gel de menta, tenía pequeñas cápsulas exfoliantes que ayudaban a que mi piel luciera bonita y lisa. Disfruté de una ducha larga, confortante y necesaria, realmente había botado lubricante para llenar tres galones y estaba muy pegajoso. Pocos segundos antes de cerrar la ducha, un ruido seco me hizo pegar un salto, me envolví en la toalla rosa que colgaba de la pared y cuando estaba a punto de abrir la puerta...

-¡Erick maldita sea! No te encierres en el baño. -Su voz tensa y firme me hizo temblar de pies a cabeza. ¿Qué le pasaba ahora?

-Ya salgo. -Respondí bajito, solo quería dormir hasta que se terminara mi celo, su presencia imponente y actitud cambiante me estaban haciendo perder los estribos.

-¡No lo hagas más! -Ladró cuando salí del cuarto de baño y mi loba bajó las orejas sumisa.

-Está bien pero no hice nada. Solo lo que me ordenaste, no se por que me hablas así.

-Pensé que te pasaba algo, tu olor a tristeza se siente en toda la casa.

-Bueno... será porque estoy triste. Mi alfa parece creer que no tengo sentimientos y me trata como si fuera un omega cualquiera.

-No hago eso, te estoy cuidando.

-Pues si así me cuidas, no se que significará...

Mi intento de decirle algo hiriente murió en su boca. Su beso fue tan posesivo que abrumó mi posibilidad de respirar. Hizo que enredara mis desnudas piernas en su cintura y caminó conmigo hasta pegarme a la pared. Me besó profundo y duro, como si quisiera hacerme tragar las palabras a la fuerza, como si realmente le costara un mundo frenarse antes de violar sus propias normas. Devoró mis labios con hambre, con necesidad, con deseo contenido y crudo. Podía sentir su dura erección rozarse con mi desnuda entrada que volvía a estar lubricada, nunca en mi vida había sido tan húmedo, ni siquiera en mis celos anteriores.

-Cállate ya...eres... insoportable. -Gruñó en mis labios y se empujó contra mí, gemí alto, él estaba vestido pero la sensación de tenerlo pegado a mí, era asfixiante.

-Cállame...cállame tú.

-Voy a callar tus palabras pero juro por la luna que vas a gritar como nunca antes porque te voy a dar tan duro, pequeña lobita, que no vas a volver a pedir que lo haga.

-¿Qué?

-Que voy a cumplir tus deseos justo ahora, ni yo mismo soy capaz de aguantar más, Erick. Solo...espero que no te arrepientas después. -Había empezado a hablar de forma posesiva y excitada pero las últimas palabras habían sonado diferentes, sabía que tenía miedo de que yo lo rechazara después.

-Soy tuyo, tu omega. No voy a arrepentirme...lo prometo. -Despegó su rostro de mí, miró con una mezcla de ternura, deseo y pena...hermosa combinación.

-No quiero perderte, Erick...solo, no quiero que el calor te haga desearme y después de eso...

-No voy a arrepentirme...Alfa.

Smell ll JoerickWhere stories live. Discover now