Capítulo 21. Después del si

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Erick

-¿No tienes hambre?

-Si.

-¿Pedimos algo?

-Si...por favor.

-Vale...deja que busque el celular.

-Mhm. -Desde que me propuso matrimonio, hemos hecho el amor tres veces, la última como animales pero yo todavía quiero más.

-Er... necesito el celular. -Susurra en mi dirección, estoy sobre él, cerquita de su hermoso y gran pene, rozándome suavecito, despertándolo, deseándolo.

-Mhm...si. -Hace el intento de levantarse pero solo provoca que la punta se acerque más y mis hormonas del embarazo, están demasiado despiertas.

-Er...

-Alfa...-Tomo su pene con mi mano y hago que entre la punta, no puedo explicar la sensación de tenerlo abriéndome.

-Erick...-Jadea su regaño, se que quiere que realmente coma, se preocupa mucho por mí y por los bebés pero...¡Dios! Está entrando más y yo solo quiero...

-Por favor alfa...como perrito, por favor...házmelo como perrito.

Y como perrito me cogió tan malditamente duro que terminé lloriqueando, dolorido, agotado y completamente llenito y feliz. Mi hombre era el alfa más abusador de la historia y yo estaba feliz de que fuera solamente mío. Ahora descansaba sobre su cuerpo, mi nariz estaba en su cuello, justo donde su aroma se volvía más fuerte y yo me siento tan pleno y feliz. Una de sus manos reposa sobre mi espalda desnuda, trazando patrones invisibles en mi piel, transmitiendo una paz infinita. El momento es perfecto, solo el ritmo de nuestros corazones palpitando juntos, llenos de dicha y amor.

-Tengo hambre. -Hablo con un puchero en mis labios, han pasado horas desde la primera vez que hicimos el amor y ya pasa la media noche.

-¿Qué quieres pedir bebé? -Su voz sale tan bonita, ronca por estar casi dormido, que mi sonrisa se asoma de inmediato.

-Lo que sea pero rápido, realmente tengo mucha hambre.

-¿Hamburguesa con papitas?

-Y una pizza pequeña de tomate y cebolla, con queso doble y una tarta de chocolate con chispitas, que le pongan crema encima pero que no se pegue a la caja porque me da asco.

-Eres un cerdito. -Sonrie en mi dirección y a pesar de que me siento ofendido, le devuelvo el gesto. Es el alfa más guapo del mundo y es todo mío, eso es suficiente para hacerme feliz.

-Es que tengo hambre, estos cachorros son unos glotones, quieren comer y comer y eso que a penas se me nota la panza, no quiero verme con cinco o seis meses. ¡Oh Dios! Seré  como un autobus, gigante y rodando.

-Eres tan tonto. -Su risa escapa de sus labios mientras teclea el pedido en el celular, al terminar, hace que me siente encima suyo, con cuidado porque mi trasero duele. -Vas a ser el autobus más bonito del mundo.

-¡Joel! No digas eso. -Le pego un golpe en el hombro que más bien parece una caricia pero él sigue riendo y me contagia, amo verlo así, tan natural y con esas líneas achinadas en sus ojos cuando su risa es genuina. -Te amo.

Suspiro rendido a su belleza y ambos quedamos en silencio por una eternidad. Solo observo su rostro a detalle, guardándolo para mí en lo más profundo de mi mente. Sus labios gruesos y suaves que se abultan en un ligero puchero que solo aparece cuando está conmovido, la nariz perfectamente perfilada, tanto que pareciera dibujada a mano pero sus ojos...esos son de otro mundo. Jamás alguien tuvo unos ojos tan oscuros y la vez tan claros, con ese brillo único que caracteriza su manera de mirarme, como si yo fuera lo que más ama en su vida, como si esas pestañas perfectas no pudieran controlar los millones de sentimientos que se esconden detrás de ellas.

-Yo te amo más, te amo demasiado, mi vida y me hace tan feliz escucharte decirlo. Se que lo haces, lo siento en mi pecho con cada latido de tu corazón pero cuando lo conviertes en palabras y me miras así...se que no hay nada en la vida que pueda negarte, nunca podría negarte nada, Erick porque eres el alma que vive dentro de la mía propia.

-¡Amor!

Sollozo emocionado, sus palabras se cuelan debajo de mi piel, caminando por el sendero invisible que las conduce a mi corazón y creando un mar profundo y puro de felicidad. Lo abrazo con fuerza, es todo lo que necesito en mi vida, lo que siempre necesité aún cuando no quería aceptarlo. Sus manos reposan suaves en mi espalda baja, mis lágrimas mojan su cuello y yo aspiro el aroma a café que tanto amo, ese toque de menta fresca que invade mi sistema y me confirma que no hay mejor lugar en la vida para estar, que sus brazos.

-No llores, bebé. -Su voz es un susurro liviano, acaricia mi oido con dulzura, con una paz que aturde todo de mí y me pregunto como puede causar tantas sensaciones fuertes y distintas a mi cuerpo, a mi alma.

-Estoy feliz... tú me haces feliz, Joel y estas lágrimas son por eso, porque no pensé jamás que podría pertenecer a un lugar que no fuera mi propio cuerpo, cuando llegaste, aprendí que pertenezco a tí, que quiero pertenecerte hasta que la vida se termine y que cuando eso pase, mi alma encuentre el camino que la lleve de vuelta a la tuya. No importa el tiempo, no importa el lugar, no importa si otro exterior la protege, mi alma siempre va a encontrar el camino que la lleve a su otra mitad, porque es su destino, tú eres mi destino y lo serás toda la eternidad.

Nada más se escucha después de mis palabras, nada más que la fina lluvia caer sin prisas en el crital de la ventana pero ambos sabemos que el momento debe permanecer así. Su lobo cubre a la mía con su aroma, lame su carita y juntos se acurrucan con sus cuerpos enlazados. Es una imagen hermosa y significativa porque es la respuesta y representación de lo que antes dije, nuestros lobos enlazados, nuestras almas enlazadas.

Los minutos pasan en el silencio más bello que pueda existir, respiraciones calmadas, parejas y dos cuerpos tibios que descansan abrazados. No nos miramos, mi rostro descansa en la curva de su cuello para embriagarme de su aroma, el suyo hace lo mismo conmigo y amo la sensación que genera. Tantos años de soledad interna, de días de desprecio y pesar, de culpabilidad y pena, tanto dolor reprimido...ya no está, no ahora, no después, porque estoy en los brazos correctos, en el momento correcto, con la persona correcta. Lo amo, no importa si es muy pronto o si el mundo no comprende, lo amo con todo lo que soy y no cambiaría nada del pasado, porque cada paso que dí, firme o no...me trajo hasta él y aquí quiero quedarme para siempre.

Smell ll JoerickWhere stories live. Discover now