Capítulo 32. Perdón

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Joel

-Gracias Daysi, de verdad.

Colgué después de eso y suspiré profundo, sabía que teníamos que arreglar la situación y obviamente para eso necesitaba que estuviéramos solos, por ello es que le pedí a mi suegra que demoraran en traer a los niños, con Jayden y Jared aquí, iba a resultar mucho más difícil hacer que Erick me prestara atención. Yo seguía enojado, realmente me había molestado muchísimo lo sucedido con ese tipo, ver a Erick tan sonriente y cómodo mientras el idiota destilaba puras feromonas excitadas, había hecho que la rabia se apoderara de mí, no permitiría jamás que otro lo tuviera, Erick era mío y no tenía pensado compartirlo.

Decidí que una ducha me vendría bien, la noche fue algo insoportable y dormir en el sofá no había sido muy placentero, pude sentir la inestabilidad de mi omega y su trsiteza mediante nuestro lazo, fue muy difícil controlar los impulsos de querer ir para arroparlo y dormir abranzando su cuerpo como cada noche pero no lo hice, tenía que entender que sus actos me habían lastimado y que el hecho de que lo amara, no iba a hacer que dejara que se burlara de mí.

Verlo en la mañana había hecho que mis barreras bajaran, saber que ni siquiera me miró, había dolido, dolió ver como intentaba escaparse en silencio para no despertarme, dolió que tomara su desayuno solo porque no quería verme, jodidamente dolió ver que finalmente escapó de mí y se encerró en nuestra habitación para no tener que seguir hablando conmigo. Agarré las mantas y la almohada para dirigirme a nuestro cuarto, necesitaba esa ducha como necesitaba sentir su aroma ahí, amaba que esas cuatro paredes estuvieran totalmente impregnadas de su olor, del mío, de la mezcla perfecta que hacían ambos, era nuestro lugar, nuestro espacio, nuestro refigio y mi alfa demandaba estar ahí.

-Voy a ducharme. -Hablé una vez entré, él ni siquiera me miró, en su lugar me dió la espalda y me enojé. -¿Ahora también vas a hacerte el ofendido? -Cuestioné acercándome a la cama, me estaba incomodando mucho su falta de interés y eso no era bueno, no cuando él era la causa de lo que estaba pasando.

-No quiero pelear. -Respondió bajito, casi susurrando sin embargo no me miró, no hizo ni el mínimo intento de voltear a verme.

-Pero bien que empezaste. ¿No?

-Joel...

-¿Joel qué? Tú comenzaste esto, tú fuiste quien dió el pie a que ahora estemos así. -Yo estaba tan enojado, las ganas de arreglarlo todo se habían esfumado, ahora solo quería hablarlo porque me irritaba que él estuviese tan tranquilo sin siquiera mirarme a la cara.

-No quiero discutir. -Volvió a susurrar y mi sangre hirvió dentro de mis venas, no podía creer que con solo esas palabritas, él pusiera fin a esta conversación. Lo siento, Erick, no va a pasar.

-Pues resulta que vas a hacerlo porque no tengo pensado irme de acá hasta que lo hablemos y me da exactamente igual que no quieras, vas a hacerlo porque así lo quiero yo.

-¿Qué te pasa? -Ahora si tenía su atención, se había acomodado para mirarme de frente mientras ponía una cara de total desconcierto, como si no entendiera por que yo estaba enojado.

-Me pasa que tú estabas coqueteando con alguien más. Me pasa que mi jodido omega permitió que un alfa estúpido le coqueteara frente a mis narices. Me pasa, Erick que preferiste dejar que ese imbécil te impregnara su asqueroso aroma aún cuando estás casado, enlazado, tienes hijos y una jodida panza de siete meses.

-Yo no hice eso. -Su respuesta carece de firmeza, obviamente no puede competir contra mi alfa y aunque una parte de mí se siente incómoda por verlo tan vulnerable, la otra solo quiere seguir discutiendo.

Smell ll JoerickWhere stories live. Discover now