Capítulo 23. Seis meses

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Erick

Cuando abrí mis ojos en la mañana, vi que estaba solo sobre esa cama y acto seguido me desesperé. Odiaba despertar solo y odiaba que Joel no me dejara ir a clases, según él, tenía que hacer reposo porque los bebés no debían tener que estar incómodos, él se encargaría de pasarme las materias. Pensándolo bien, no era una mala idea, ya tenía seis meses y realmente me pesaba mucho la panza, en mi última visita al médico, nos habían dicho que era mejor si no me esforzaba de más y mi alfa, que se tomaba mi embarazo demasiado en serio, había puesto punto final a mis asistencias a la Universidad.

-Joey...

Sollocé en mi soledad, pensar en lo mucho que me cuidaba, me daba sentimiento y estar solito en el cuarto no me ayudaba en nada. Me moví inquieto y perezoso, me pesaba mucho la panza y tenía hambre, mis ojos solo se humedecían a medida que pasaban los segundos y mi corazón se estrujaba más y más. Aspiré el rico olor de su café con menta que estaba pegado a su parte de la cama y pude calmarme un poco, seguía siendo intenso, así que había posibilidad de que mi alfa estuviera en casa. Cerré los ojos sintiendo ese aroma delicioso y ronroneé como gatito, amaba tanto su olor, tan masculino y relajante.

-¿Bebé? -La voz más linda del mundo llegó a mis oidos y mi corazón se aceleró sin dudarlo un segundo, solo él tenía la capacidad de alterar mis sentidos en pocos segundos.

-Joey... -Suspiré derritiéndome en el colchón, aún no abría mis ojos pero una sonrisa tonta se dibujó en mis labios, amaba a ese alfa.

-Creo que te sentí triste hace unos minutos. ¿Pasó algo?

-Desperté y no estabas.

-Estaba preparando el desayuno para mi lobita y mis bebés. -Una mano se posó en mi panza desnuda, sus labios en mi frente en forma de beso cálido.

-No me gusta despertar y no verte, me pone inquieto.

-Perdona bebé, pero tus tripitas hacían ruido aún dormido y creí que ibas a despertar con deseos de comerte una vaca entera. -Reí ante su respuesta, tenía razón, mi apetito solo crecía con el paso del tiempo.

-Te perdono porque te amo y se que amas a nuestros hijos pero no me abandones más mientras duermo.

-Nunca te abandonaría. -Se pega más a mí y deja un besito tierno en mis labios, suave y cariñoso. Yo enseguida me acurruco para impregnarme de su olor que amo. -Estás muy gatito hoy, te escucho ronronear. ¿Estás bien?

-Ahora lo estoy, necesitaba de mi alfa para despertar.

-Y tú me haces falta siempre.

Nos miramos en silencio durante algunos segundos, el brillo de su mirada reflejaba todo un mar de sentimientos bonitos y podía sentir sus latidos en mi propio corazón, era una sensación que me seguía sorprendiendo a pesar de que habían pasado meses desde que nos unimos en lazo. Sonreí enamorado, entregado, completamente feliz en mi interior, lleno de una paz que solo él podía transmitirme. Acarició mi panza y dejó otro beso en mis labios y a pesar de que siempre estaba listo para recibirlo, esta vez quería solo disfrutar de su cercanía y amor.

-Eres un alfa muy lindo. Tienes unos ojos muy dulces al mirarme y tus pestañas son tan largas que cuando parpadeas...

-¿Qué?

-No lo se pero me gusta mucho mirarte y saber que me miras con amor. -Acaricié su mejilla con mis dedos, realmente amaba tener a este hombre en mi vida.

-Y amo que me lo digas, cuando te conocí eras una lobita malcriada y gruñona, toda espinosa y siempre con una respuesta ruda pero yo te amé desde que te sentí.

-Perdona...yo tenía miedo.

-Lo se, lo entendí después pero no me arrepiento de que hayas sido así, eras un omega diferente, me gusta saber que solo has sido mío y que lo serás siempre.

-Tú no has sido solo para mí...-Suspiré con mi corazón un poco apretado, a veces sin darme cuenta, me ponía a pensar en ello y me sentía mal.

-Te equivocas, nunca he sido de otra persona. Tener relaciones físicas con alguien, no tiene nada que ver con el amor. Yo nunca pertenecí a nadie hasta que te conocí, el día que me miraste con esos ojos retadores...supe que eras tú eso que no sabía que necesitaba.

-¿De verdad? -Sollocé conmovido, cuando me decía ese tipo de cosas, mi loba aullaba enamorada y mi alma se expandía sin restricciones, sabía que decía la verdad y eso me llenaba en todos los sentidos.

-Si...soy tuyo, mi vida, soy tuyo para siempre.

-Yo también...eres el mejor alfa, más guapo y sexy. Eres todo un orgasmo visual y de no ser porque ahora muero de hambre, te pediría que me hicieras el amor muy rico.

-Eres un pequeño calentito.

-Solo contigo, ahora tráeme mi desayuno si no quieres que comience a desmayarme.

Me besó un poco más profundo y salió del cuarto con camino a la cocina, yo me deleité de la vista de su espalda desnuda y marcada por mis uñas. La noche anterior me había hecho el amor tres veces, culpaba a mis hormonas pero a decir verdad, él fue quien empezó todas las veces, la más buena fue la última, yo ya estaba dormido, agotado de las dos anteriores pero él estaba sumamente excitado y ansioso, oliendo mi cuello y lamiendo mi piel sin control, entonces... yo solo pude dejarme amar. Fue hermoso, me cuidó tanto y se enterró en mi tan bien, tan profundo, tan rico, que yo solo gemía y gritaba por más.

-¿En qué piensas pequeño caliente? -Cuando levanté la vista, él estaba llegando a mi lado de la cama con una bandeja llena de comida en las manos, sus cejas alzadas en un gesto gracioso.

-Recordaba como ayer me hiciste el amor.

-¿Fue muy bueno, cierto?

-¿Lo dices o lo preguntas? Fue increíble.

-Lo se...amo estar dentro de tí. -Llevó una cucharada de jalea a mi boca y yo me deleité mientras lo miraba a los ojos, tal vez el desayuno podría esperar.

-Ni lo intentes, primero vas a alimentarte, tienes que comer bien y anoche gastaste muchas energías. -Nuestro lazo era fuerte, era gracioso que leyera mis pensamientos, literalmente.

-Pero...

-Pero nada...abre la boca y come, después vemos si vamos a ver a tus padres, Erito quería hacer un asado especial en honor a que conocimos los sexos de los bebés.

-Cierto...-Recordé mientras tragaba otro poco de jalea, sin darnos cuenta, ya me había comido todo el pote. -Si... será mejor que vayamos, papá está emocionado.

-Todos, tu mamá igual y en la Universidad...

-No quiero saber de nadie en la Universidad, esa estúpida...

-Bebé...no digas malas palabras.

-Pero esa bruja...

-Esa bruja no significa nada, además... aún recuerdo su cara cuando te vió llegar con esa panza hermosa y besarme como toda una lobita territorial, te amé mucho en ese momento.

-Si...lo se, me hiciste el amor como fiera esa tarde. -No podría olvidar ese día jamás ni aunque quisiera, esa omega regalada que quería a mi alfa, tuvo un poco de mi mal humor pero  valió la pena, ese día todos supieron que éramos pareja y que el padre de mis bebés, era el alfa más guapo de todos.

-Si lo hice, ahora bebé, termina de desayunar. Voy a ducharme y regreso para llevarte a tí. ¿Ok?

-Ok Joey...voy a comer todo y te alcanzo. Te amo. -Besé sus labios suavemente y lo ví entrar al cuarto de baño. Sonreí enamorado, estaba feliz, si mi yo del pasado me viera ahora, me patearía el trasero sin embargo...yo prefería usar mi trasero en otras cosas más excitantes y que involucabran a cierto alfa rizado.

Smell ll JoerickWhere stories live. Discover now