Capítulo 26. Cirugía

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Joel

-¿Cómo voy a tranquilizarme?

-Es que estás super alterado, así no voy a permitir que veas a Erick.

-¿Disculpa? Soy su alfa, el padre de sus hijos, me perdona señor pero ni usted ni nadie va a impedir que vaya con ellos.

-Joel...

-No Erito...no me digas que me calme.

-Entiendo por lo que estás pasando, yo también he estado en tu posición, recuerda que Erick tuvo un nacimiento complicado, yo también quería asesinar a todos pero por experiencia te digo que trates de calmarte un poco, su vínculo es demasiado fuerte, tus emociones pueden afectarlo más.

-¡Oh!

Fue lo único que pude responder, él tenía razón pero me resultaba tan difícil, tan doloroso y horrible. Erick había comenzado a quejarse durante la madrugada, había chillado alto mientras se retorcía en la cama y yo desperté asustado, había sangre manchando las sábanas y eso fue todo lo que pude soportar. Lo tomé en brazos y corrí al auto entre sus sollozos y lágrimas, podía oler el miedo que desprendía cada uno de sus poros, yo a esa hora estaba completamente aturdido, lo único en lo que podía pensar era en llegar al hospital, no podía perder a mis bebés, no podía perderlo a él.

Cuando atravesamos las puertas de este lugar, varios doctores y enfermeros corrieron a nosotros, se lo llevaron a toda velocidad en una camilla con rumbo a un quirófano y a estas horas, donde el Sol hace mucho tiempo que apareció...no he vuelto a saber de ellos. Tengo miedo, estoy asustado por lo que pueda estar pasando ahí dentro, no podría resistir si alguno de los tres...

-Joel...por favor, tranquilízate, tu olor es insoportable. -Una ves más mi suegro llamaba mi atención, iba a protestar de nuevo pero al ver en su cara el gesto de molestia, me quedé callado. En efecto, mi aroma llenaba el lugar y eso por obvias razones molestaba a su alfa.

-Lo siento, yo lo siento Erito pero...

-Lo se, entiendo, se que te asustaste mucho al despertarte así pero está en las mejores manos.

-Tranquilo. -Repetí de manera horriblmente baja, estaba deseando romper todo lo que había en esa sala de espera.

-Daysi es la doctora a cargo, Mejía está también, Erick y los cachorros están en las mejores manos.

-No dudo eso pero tengo miedo, han pasado muchas horas y nadie viene a decir nada. Erick lloraba mucho, perdió sangre abundante, su embarazo era de riesgo, tengo miedo, Erito.

Él me observó en silencio, se notaba en sus ojos que estaba tan nervioso como yo pero ponía mucho esfuerzo para permanecer tranquilo. Sabía que mis suegros me querían, tal vez cuando supieron que Er esperaba cachorros, el alfa fue un poco agresivo pero nada fuera de lo normal, éramos una familia. Caminé los pocos pasos que me separaban de los asientos y me dejé caer en uno de ellos con el rostro entre las manos, llorar no era algo que fuera común en los alfa, no era bien visto pero no me importaba, yo no podía más, estaba aterrado y llevaba demasiado tiempo sin una respuesta.

-Yo... Yo no se... No se que hacer si algo les pasa. -Cuando escuché mi propia voz, confirmé que efectivamente, las lágrimas salieron de mis ojos como la expresión pura y directa de todo el dolor que estaba cargando, no tenía vergüenza, no me importaba que otro alfa fuera testigo de la tristeza que brotaba de mí.

-Llora hijo, eso no es un pecado, es la prueba de que eres la persona correcta para cuidar a mi cachorro pero ten fe, todo va a salir bien y esto solo será un recuerdo.

-Si a Erick le pasa algo...yo no...yo no podría vivir.

-No va a pasarle nada, mi cachorro es un guerrero y los bebés también lo son.

-Mis bebés. -Susurré con un nudo ennla garganta, creo que jamás en mi vida había sentido tanto miedo.

-Tus bebés.

Dos horas más siguieron a las anteriores, dos horas en las que no volvimos hablar ninguno de los dos. Ambos estábamos sumidos en nuestros propios pensamientos y era inútil fingir que no moríamos de preocupación. Cuando la luz natural del día comenzó a disminuir y los cristales del ventanal nos mostraban el comienzo del atardecer, Daysi llegó a nosotros. Me levanté como un resorte de la silla y a penas respiré hasta que habló.

-Están bien los tres. -Fue lo único que dijo antes de que el resto de la explicación acompañara sus palabras, yo...yo era un mar de nervios. -Fue una cesárea complicada, perdió mucha sangre y bajó mucho el nível de oxigenación. Fueron horas difíciles y uno de los bebés venía con el cordón enredado en el cuello. -Mi corazón se detuvo unos segundos ante esa información pero yo no podía hablar.

-Daysi... -Erito la insitó a seguir, ella estaba notablemente afectada pero continuó.

-Lo siento...es mi trabajo diaro pero...que sean mis nietos es...

-Tranquila, respira mi amor, respira. -El alfa acarició la mejilla de mi suegra en un gesto de confort y apoyo. Ella respiró profundo para seguir su relato, yo seguía prácticamente en estado de shock.

-Logramos estabilizar al bebé, está sano y aunque tiene cuidados especiales, está respirando por sí mismo. El otro se encuentra perfectamente y Er, bueno, Er sigue inconsciente pero solo porque pasamos muchas horas en la cirugía.

-¿Inconsciente? -Hablé por primera vez, mi corazón estaba a punto de un colapso y todos mis nervios se rebelaron. Si algo le pasaba a Erick, sería capaz de asesinar hasta a su propia madre.

-Tranquilo Joel, tuvimos que poner sedantes para que facilitara el proceso. Él llegó muy nervioso y mantenerlo despierto a pesar de la anestesia, no era sano para ninguno de los tres. Erick sufrió mucho los pocos minutos que se mantuvo despierto, yo no quería que mi hijo...

No pudo terminar de hablar porque el llanto se apoderó de ella. Solo ahí, en ese instante en el que mi suegro tuvo que sostenerla para que no se desplomara, fue que entendí que no solo yo estaba pasando por un momento horrible. Daysi era doctora, su especialidad era traer bebés al mundo, había pasado toda una vida regalando alegría y esperanza pero ahora... había estado a punto de perder a su propio hijo, tal vez a su nieto. Un escalofrío me recorre de solo pensarlo, es la sensación más horrible que he experimentado en mi vida.

-¿Cómo está Erick? ¿Puedo verlo? -No hacía falta mirarme para saber cuan mal estaba, mi voz tranitía mi completo miedo y dolor.

-En un rato más, ahora estaban pasándolo a su cuatro. Los bebés ya están ahí, en cuanto esté listo, te voy a avisar. Se que estás desesperado y lo entiendo pero por favor, no dejes que tus emociones lo afecten, cuando despierte va a tener dolor por la herida, va a estar agotado, mejor no decirle lo que pasó, no necesita sentirse peor.

-Entiendo, no voy a decirle pero no me pidas que esté tranquilo, es mi omeg el que casi muere y mis hijos.

-Lo se, lo se, es mi hijo también.

-Avísame en cuanto despierte, soy capaz de quemar este hospital si demoro mucho más en verlo.

Smell ll JoerickWhere stories live. Discover now