Capítulo 19. La persona más completa

779 64 27
                                    


Erick

-¡Oh Dios!

-Ya...casi...casi.

-¡Por la puta, Joel!

-¿Te gus...gusta?

-No...no...pares...alfa.

-¡Santa mierda, Erick!

Y eso era todo lo que se escuchaba en nuestra cocina, nuestros gritos perdidos de placer y lujuria, estábamos ambos en la recta final de la sesión de sexo más salvaje que habíamos compartido juntos y mis piernas temblorosas dejaron de sostenerme cuando mi orgasmo acabó con cada gota de fuerza en mí. Sentí su esencia invadir mi entrada, espesa, caliente, completamente mía, adueñándose de cada centímetro de mi interior, llenándome, haciéndome sentir tan bien, tan feliz, tan llenito, en todos los sentidos.

-Joey...no puedo más. -No mentía, desde que llegamos a casa, hicimos el amor tres veces, esta última siendo la más salvaje e intensa de todas. A mi querido alfa se le ocurrió tener sexo sobre el mesón de la cocina porque le pareció sexy verme cortar cebolla.

-Ni yo...-Suspiró agotado mientras salía de mí con cuidado, su semen saliendo de mí, haciendo que gimiera por la sensación. -No hagas eso, harás que vuelva a follarte. -Gruñe excitado y aunque me encantaría entregarme otra vez, es cierto que estoy agotado.

-Mejor ayúdame a bajar de acá, mis piernas no me dan más. -Él se tomó unos segundos para observarme, yo estaba en lo que fue una posición de perrito y ahora era solo un desastre de piernas y brazos sobre ese mesón. -¡Joel! -Le chillé para que me ayudara, realmente no podía noverme por mí mismo.

-Bueno...ya voy bebé, es que me encanta como te ves ahí, todo destrozado por mí, mordido y con mi semen escurriendo de tu trasero.

-¡Aish Joel! Eres tan cerdo.

-Eso no decías hace unos segundos, me acuerdo bien de tus gemidos.

-Bueno ya...ayúdame a bajar, realmente estoy acalambrado, me duele el trasero y amor... tengo hambre, no me dejaste terminar la cena.

-Cierto bebé, lo siento, me dejé llevar por lo sexy que te vez en encajado en mi polla.

-¡Joel! -Chillé casi enojado, realmente amaba que me hablara así pero ya necesitaba salir de esta posición de cerdito al horno.

-Ya amor, ya voy.

Con mucho cuidado me bajó del mesón, me llevó en brazos hasta la ducha y entre besos tiernos y caricias inocentes, me limpió. Cuando me tenía vestido con mi pijama de ositos, volvimos a la cocina y entre los dos terminamos la cena. Ahora estábamos cómodamente sentados en el sofá después de llenar nuestras panzas con una rica pasta con albóndigas. Mirábamos una película de Marvel, la última parte de Avengers y yo sabía que Tony iba a morir, lo sabía y juro por Dios que no hay nada más triste que eso pero mis hormonas masoquistas me hicieron mirar, otra vez.

-Es...tan injusto. -Lloré a moco tendido, el dolor en mi pecho era tan fuerte, no quería ver a mi personaje favorito agonizando, no.

-Pero amor...es solo una película.

-¡No! Es Ironman, él salvó al mundo en cada una de las películas, no puede morir.

-Pero bebé...

-No Joel...no puede.

-Está bien, no puede.

-¿Entonces por qué lo matan?

-Erick...

-¿Qué? -Yo quería golpear a Joel, estaba tan normal ahí sentado mientras yo lloraba por Tony, era un mal novio.

-Que ya pares, estás irritable y estás llorando, le haces daño al bebé, a los bebés. -Ahora había hablado firme, lo suficiente para hacerme callar. -Mira, se que estás sensible por el embarazo, que todo lo sientes de forma más profunda y te afecta más pero no puedes provocar que algo te pase o a los cachorros.

-Lo siento, lo siento Joey. -Me sentía regañado, no me gustaba pensar que estaba siendo un mal papá.

-Está bien bebé, quédate tranquilo, ven. -Me subió a su regazo y fui directo a oler su cuello, su aroma siempre me calmaba.

-Joey...¿Tú crees que seré un mal papá?

-No, claro que no. Eres perfecto y vas a ser igual cuando nazcan nuestros bebés.

-Sigues hablando en plural y aún no sabemos.

-Lo se, yo lo siento. -Pasó sus manos suavemente por mis caderas, no había nada sexual, era solo ternura y un momento bonito en el que solo estábamos sintiéndonos.

-Está bien, te creo, también supiste que estaba embarazado antes de que yo mismo supiera.

-Si...es que tu olor, tu esencia, había cambiado y no se como explicarlo pero es algo que sentía.

-Es tan loco todo, hace unos meses yo quería matar a todos los alfa de mundo y ahora estoy aquí, tan enamorado de tí, esperando cachorros, feliz y con el regalo de poder olerte, no creo que necesite más en esta vida.

-Mi amor, tú también eres lo que necesitaba para la mía, eres lo más grande y sagrado que tengo y ahora que me das la dicha de ser papá...es simplemente mágico.

-Gracias Joey, es muy bonito lo que dices. -Susurro en su cuello y disfruto de su olor, amo su café con menta.

-Bebé...¿Quieres que mañana salgamos? -Pregunta de la nada y yo me sorprendo, por lo general nos gusta pasar tiempo sin hacer nada, él me ayuda a estudiar, vemos películas, nos mimamos mucho y sobre todo, hacemos el amor.

-¿Tú quieres?

-Solo si tú estás dispuesto, se que no salimos mucho y está bien pero pienso que algún paseo a la playa no nos vendría mal.

-¿La playa?

-Si...

-Joey...es diciembre, hay frío.

-Cierto...que tonto soy. -Menciona riendo y eso me encanta, amo verlo sonreir porque se ve relajado y más joven.

-Si eres tonto pero mi tonto. Si quieres vamos, aunque no podamos bañarnos, al menos disfrutemos del paisaje y el sonido de las olas. Debe haber algún lugar bonito para comer cerquita del agua, sería romántico. -De pronto me siento tan sentimental, solo imaginarme una escena así, los dos cerca del mar, en una cena agradable y llena de amor.

-Está bien, mi niño, voy a buscar en Google algún lugar así, me gusta tu idea mi bebé, te amo.

Se levantó después de besar mi frente y dejarme sentadito, sabía que iba por su celular porque siempre que estábamos en casa, preferíamos dejar esos aparatos para poder disfrutarnos plenamente. Estos meses de convivencia habían resultado ser mucho más fáciles de lo que pensé, Joel y yo nos llevábamos a la perfección en todo y era muy raro que discutiéramos por algo, por lo general, yo tenía la razón y él lo sabía aunque sospecho que solo me deja ganar para evitarnos peleas.

Es un alfa muy cariñoso, siempre está pendiente de mí en cada paso que doy, me cuida, me protege, me mima, siempre acaricia mi pancita y le habla con voz de tonto, dice que es para que los cachorros sepan quien es el papá que manda. Es tan bobo pero realmente amo mucho como me trata y como hace todo lo que puede para hacerme feliz sin saber que solo con amanecer a su lado...soy la persona más completa de este mundo.

Smell ll JoerickWhere stories live. Discover now