ALEXANDER : "Cuando estuve en la escuela, me divertía haciendo bromas. Pero la mejor broma, fue la de robarle un solo beso."
LORYANN: "¡Mentiroso! No fue un solo beso. Y tampoco fue por broma, si no porque no te hacía caso."
ALEXANDER: "¡Ya hubieras...
—¿Qué? ¿Borrarla? —preguntamos Marie y yo sorprendidos.
—Pero Lory, te ves hermosa —comentó Marie por su parte.
—Si mi tía ve esa foto, estaré en problemas — se limitó a decir Lory sin miramientos.
La miré confundido y luego a Marie.
—Su tía es la señora Millet, la directora —explicó la chica.
—¡Vaya! —Exclamé comprendiendo su miedo —, pero no debes preocuparte. La directora y yo no nos llevamos muy bien.
—No quiero arriesgarme. Por favor borra la foto.
—Entiendo que no quieres que tu tía la vea. Al parecer no tienes permiso de maquillarte.
—No en el colegio —intervino Marie.
Me quedé unos segundos mirándolas y luego con el rostro decepcionado miré la foto.
—Es una foto perfecta. Naturaleza en acción —dije con lástima y luego añadí sonriendo —. Tus labios se ven sexys, tentadores.
—¡Borra la maldita foto! —explotó Lory estirando su mano hacia la cámara y esta cayó de las mías.
—¡Mi cámara! —grité preocupado al ver que había caído sobre una piedra y como resorte la recogí y la examiné.
—Lo siento —dijo ella algo preocupada, aunque para mí no fue sincera —, pero necesito que borres esa foto.
Ahora sí estaba molesto, revisé la cámara y al ver que no tenía nada roto, procedí a manipular los controles.
—Listo, está borrada.
—Espero que no se haya dañado tu cámara —dijo entonces más calmada y se alejó por dónde había venido.
Me retiré en dirección contraria, con mucho coraje. No debió tirar mi cámara, por lo que preocupado tomé varias fotos de prueba y al parecer todo estaba bien. Pero eso no se quedaría así. Repasé las fotos guardadas y llegué a la de Lory. No. No la borré, solo fingí. «¿Les había dicho que era todo un hijo de...?»
Miré de nuevo la foto. La sobrina de la directora era muy bonita. Con los ojos cerrados, parecía que dormía soñando con el futuro, soñando con un deseo. «¡Carajo! Sus labios sí que se ven tentadores»; pensé al mirar el brillo de estos por el labial que traía puesto. Se veían carnosos, mullidos. Como pedazos de una manzana roja y exquisita.
Pero esa misma chica, había tirado mi cámara. Su belleza era superficial. Así que, no piensen mal. Ella se lo buscó.
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Loryann
—No era para tanto Lory — me decía Marie — Solo era una foto.
