Para que Funcione

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Alexander

Llevaba poco más de media hora intentando comunicarme con la señora, «se me hacía algo difícil imaginarme a Karen como señora», Harland. Su secretaria me daba largas, diciendo que estaba en reunión y que tan pronto terminara le llamaría, pero preferí esperar.

Necesitaba resolver el asunto de mi reasignación. El reloj en la laptop muestra las doce cuarenta y tres de la noche, cerca de las cinco y cuarenta y tres de la tarde en New York, Karen no da señales de aparecer y la música de su contestador me está sacando de quicio.

Realmente parecía una venganza bien ejecutada contra mí. ¡Cuanta crueldad de esta mujer! Me recosté balanceando en las patas traseras, la silla en la que estaba sentado; pensando que tal vez con un poco de música de AC/DC, podría contrarrestar el posible daño cerebral que estaba recibiendo por la música. De pronto, la voz respingona y nasal de la secretaria interrumpió la tonada.

—Señor Díaz —dijo —. Le comunico con la señora Harland.

—¡Aleluya! —Exclamé y luego de un breve silencio la escuché al fin.

—¡Hola! ¿Cómo has estado Alex?

Tomé eso como una burla.

—A ver. Estoy en un hotel de cinco estrellas muy cómodo por cierto, gracias. Pero deseo volver a mi trabajo regular. Edificios y monumentos.

—Alex, Alex. Ya debes saber que te pedí, PERSONALMENTE, para este trabajo.

—Sí, Karen. Y muy buena broma. Ahora que te desquitaste, puedes liberarme de esto y...

—Alex. No pretendía jugarte una broma. Sé lo bueno que eres como fotógrafo. Y me quise asegurar de tener al mejor, para este evento.

—El fotógrafo que iba a venir con la mini novata reportera, debe haberse curado ya. Envíalo y yo me retiro en paz. ¿Qué dices?

Silencio.

—Charles Lockard, se cayó de una escalera de tres metros —respondió muy seria, por el tono de su voz —. Se rompió la cadera y dos costillas. No saldrá del hospital, hasta dentro de una semana.

—¡Auch! —exclamé —. Eso debió doler.

—Y todavía le duele, Alex —replica ella —. Me temo que tendrás que...

—Espera, espera. Tengo varias opciones. ¿Qué tal Morgan o Lucas? ¡Maclein Ganó un Pulitzer!

—Roger Maclein es muy bueno en lo suyo, pero tú eres mejor para las modelos y los eventos de modelaje. Admítelo.

—Seré bueno, pero odio tomar fotos de modelos —repliqué comenzando a perder la paciencia.

—Tengo entendido que también odias las fotos urbanas.

A alguien se le había pasado la lengua.

—Lo que digo Alex, es que realmente te necesito. No es por venganza o una broma pesada —aseguró ella —. Por Dios Alex, ya crecimos. Ya olvida lo pasado en el colegio.

Tuve que quedarme callado, no podía rebatir ese argumento. Cosa que Karen Harland aprovechó para rematar.

—Entiendo porqué no quieres tomar fotos de modelos —dijo suavemente —. No quieres encontrarte con ella. Con Loryann.

—Estando aquí, podría ser inevitable —dije entristecido.

—Más que inevitable —respondió ella —. Por favor, no le llames mini reportera. Natalia debe entrevistarla. Es una de las modelos más famosas ahora.

—Karen. Prefiero renunciar.

—Hagamos un trato Alex —dijo ella luego de un largo silencio —. ¿Qué tal si al terminar el trabajo te devuelvo a Round World con la asignación natural? Tal y como lo deseas.

Ladrón de Besos(Completa)Where stories live. Discover now