Uno que otro beso

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Loryann Ward

Tres años después

Voy a ser honesta, la vida de casada no es un paseo por el parque. Más bien, es como una montaña rusa que repite las vueltas. Con sus momentos en los que te estás moviendo tranquilamente; «Completamente monótono y algo aburrido». Luego subes lentamente, «Tienes todo cubierto y todo va bien». Y de pronto pasa algo, que te zambulle en una caída, «Aquí es cuando vienen las diferencias». Y dije diferencias, porque James y yo, por acuerdo mutuo, no peleamos.

—No me siento bien, mi amor —le dije esa mañana brillante en la que le veo ya vestido para salir a la oficina.

—¿Necesitas algo?

Se sentó a mi lado en la cama.

—Que no me dejes sola hoy —respondí con la mirada triste.

Se inclinó para besarme en la frente.

—Cariño —dijo con su característico tono galés—, tengo una importante reunión en la oficina; y tú una sesión de fotos.

—¿Te dije que no me siento bien?

—Y que no te deje sola —dijo—. Y créeme que es lo que no quisiera, pero ya sabes.

Me sentí decepcionada y cubrí mi rostro con la almohada.

—Además, Bertha está por llegar, te hará compañía.

—Bertha es un amor, pero hoy te necesito a ti.

Levantó la almohada para verme, antes de volver a hablar.

—La junta será de un par de horas —me susurra sonriendo, luego un beso—. Luego te llamaré para saber cómo estás. Si sigues sintiéndote mal, vendré de inmediato. ¿Está bien eso para ti?

¿Podía negarme a tan cariñosa propuesta? Le di un beso de despedida y me quedé conforme. Realmente me sentía algo rara, y le eché la culpa a los fish n'chips de la noche. Lo dejé ir y decidí quedarme en cama un rato más. «O eso es lo que yo creí». Para cuando llegó Bertha, había visitado el baño dos veces. Y para la tercera, mi cuñada se hizo cargo.

—¡Basta! —dijo luego de que soltara su té de manzanilla en el retrete—. Iremos al hospital ahora mismo.

Entré en pánico, pero estaba muy mal para remilgar. «Y sé lo que están pensando, así que iré al grano». Los resultados dieron positivo y desde entonces, no dejaba de tocarme el vientre. Bertha le envió un mensaje a James y apareció muy rápido, pues en lugar de tomar el auto, tomó el primer taxi que se le cruzó.

—¿Estás bien cariño? —es lo primero que me dijo al correr la cortina del hospital.

Su tono era de preocupación e imaginé que sentía algo de culpa, pero en cambio, no dije nada, solo lo miraba sonriendo.

—¿Qué sucede? —vuelve a preguntar

Ni siquiera Bertha le hablaba, ambas solo sonreíamos.

—No conozco una enfermedad que provoque sonrisas —dijo muy serio—, así que mejor me explican.

Comencé a reír. Su cara de interrogante me parecía tan graciosa.

—¡Estoy embarazada! —exclamé al fin.

Su rostro pasó de preocupado a sonriente y se lanzó a darme un fuerte abrazo.

—Te amo.

No es que lo dijera, sino cómo lo dijo.

En ese momento, estaba viendo el rostro del hombre más feliz de la Tierra.

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Ladrón de Besos(Completa)Where stories live. Discover now