La Sonrisa de Bertha Ellis

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Loryann

—Crees que todavía me puedes manipular.

—No lo creo, estoy segura —le respondí a papá riendo.

Y le escuché reír al otro lado del teléfono. La negociación para que nos encontráramos en Alabama ha sido dura, pero sabía que le convencería. Mi mayor deseo era reunirme con toda mi familia en casa de tía Clara.

—Mamá dijo que sí.

—¡Es su casa! —replicó el —. Me quieres llevar a territorio enemigo.

—¡Papá! —exclamé. Y para rematar añadí —: Solo quiero que todas las personas que amo, estén conmigo en el mismo lugar. Y vas a conocer a James.

Guardó silencio un momento, en el que me pareció que tenía una conversación aparte con Lucy.

—De acuerdo —por fin cedió—. A Lucy le parece buena idea y no puedo negarle nada a mis damas.

—Sabía que Lucy estaría de mi lado —celebré.

—Espero que tu madre...

—No te preocupes por mamá. Espero que tú te comportes.

—Lo haré —replicó mi padre rendido.

—Bien. Nos vemos en cuatro días.

—En cuatro días, entendido.

Cuando colgué el teléfono, me volteé para ver a la familia Payton, toda lista para partir. Cada uno frente a sus maletas sonrientes y adorablemente tiernos. Estaban como para tomarles una foto, así que saqué mi celular y se las tomé. Marie y sus niñas se acercaron a darme fuertes apretones.

—¡Ay amiga, ya te extraño! —dijo Marie en su siempre efusivo modo.

—En unos días nos veremos —respondo mientras abrazaba a las niñas con ternura.

Ellas también abrazaban tan fuerte y emocionadas como su madre. Por último, Randy me abrazó, le escuché decir un «gracias», envuelta en el gentil gigante.

Una hora más tarde, les despido en el aeropuerto y me dirijo a la salida de mi vuelo a Londres. Espero tantas cosas de esta reunión.

Alexander

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Alexander

De regreso en Paris, veo la desmesurada proporción de equipaje. Mientras yo llevo, solo una pequeña maleta y mi mochila; Natalia lleva tres, una cartera y su laptop.

—Sabes que estaremos, a lo mucho, una semana en Alabama —le digo mirándola posar junto a su equipaje.

—Y me veré regia cada uno de esos días.

—Pudiste enviar el exceso por correo a tu casa —dije sin reparos—. Mi tío dice: «Quien viaja ligero, llega lejos».

—¡Cállate! —exclamó la rubia—. Bastante has hecho convenciéndome de que use esta camiseta.

Ladrón de Besos(Completa)Where stories live. Discover now