James

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Loryann

James Ward era su nombre. Muy educado y formal como todo británico. Aunque él dice que por lo general le gusta divertirse, pero no de esa forma. Viene de Cardiff, Inglaterra y conoce bastante de Praga, porque hizo una investigación.

¿Motivo para estar en la República Checa? Negocios. ¿Con quién? Con el señor Slama, que luego de terminar las negociaciones, se cambió de ropa en la misma oficina y lo invitó a venir a ese lugar, del que era socio.

James, era representante de distribuciones y el negocio consistía en que Slama deseaba distribuir su vodka en Inglaterra. Para ello necesitaba una distribuidora y estaba en eso. El rubio, también era británico y venía de parte de la competencia.

Y al parecer tenía más oportunidad, porque él le seguía la corriente a Slama, que de día es un serio ejecutivo checo y de noche parece un gigoló o un playboy. Me reí mucho con su comentario y le compartí mi impresión lo que causó que ambos nos riéramos de lo lindo.

Ya un poco más tranquila, le acepté un trago, «Siempre y cuando no fuera del vodka de Slama». Charlamos un rato más en lo que le hablé de mi vida, de mis viajes y de lo mucho que amaba modelar.

—Es lindo hacer lo que amas —dijo con esa voz, segura y pausada que me encantó.

Se veía tan sofisticado y serio que llegué a pensar que, por su nombre, James; podría ser un agente del MI-6. Sin darme cuenta, ya habían pasado tres horas y sin querer había comenzado a bostezar y James lo notó por más esfuerzo que hice por disimular.

—Espero que no te esté aburriendo —dijo de pronto.

Quise que la tierra se abriera y me tragara por la vergüenza.

—Te aseguro que no es así —me apuré a responder antes de que esa idea se sembrara y echara raíces en su mente —. Me he divertido muchísimo contigo. Es solo que tuvimos una presentación muy larga y estoy algo cansada. De hecho, no iba a venir, pero estas chicas, son muy intensas.

Cuando miro hacia Janice, ya está besándose con el rubio sin ningún recato. Mi educación no me permite ser tan atrevida, pero cada quién a lo suyo. Y lo mío, era estar concentrada en mi carrera. Aún me quedaba mucho por hacer.

James echó una rápida ojeada a su reloj de muñeca y me miró comprensivo.

—Si me permites —dijo —, te puedo acompañar a tu hotel y aprovecho para escaparme.

—Pero estoy acompañando a mi amiga —respondí desconsolada.

—Tu amiga estará bien. De seguro Richard le llevará de regreso.

Volteé a ver de nuevo a mi amiga, que no despegaba sus labios de los del tal Richard. Y concluí que James, tenía razón.

—¿En serio me puedes llevar? —pregunté.

—Espera aquí.

Se levantó y se acercó a Richard y a mi amiga. Hablaron por algo más de un minuto y luego regresó conmigo.

—Listo. Te llevaré a tu hotel —dijo con esa voz tan segura que casi me derrito.

Me ofreció su brazo y me condujo frente al señor Slama para despedirnos y salimos con calma. Cuando llegamos afuera, aspiré aire como si hubiera emergido del fondo de un profundo mar; y miré a James a los ojos con una genuina mirada de agradecimiento.

El taxi llegó y abordamos. James se comportó como todo un caballero abriendo la puerta para que pasara. Y mientras vamos en camino, tomó una iniciativa algo apurada, pero que a mí me encantó.

Ladrón de Besos(Completa)Where stories live. Discover now