Phillipe al Rescate

22 1 0
                                    

Alexander

Ni siquiera me fijé en la pareja cuando se despidieron, solo me quedé mirando a Natalia quien sí los observaba alejarse; y cuando se dio cuenta, me miró algo extrañada.

—¿Por qué me miras así? —preguntó sin comprender la razón de mi mirada.

—¿Solo amigos? —pregunté con sarcasmo.

—Era una respuesta lógica —replica ella —. Si le hubiera dicho: "Sí, estamos saliendo". ¿Cómo crees que se vería? Solo han pasado un par de días...

—Entiendo.

—Me alegro que así sea.

—¿Qué te pareció él? —pregunté de pronto.

—¿Te refieres a su novio?

Estoy seguro que lo dijo por alguna cruel maldad.

—Algo mayor —respondí tranquilamente.

—A mí me pareció guapo —replicó Natalia —, las canas se le ven bien.

Preferí callar, pues a mi mente llegó la idea de que, a pesar de la obvia diferencia de edad, daban la sensación de que se complementaban. Comprendí porqué el besar a Lory se sintió diferente. Y yo también estaba diferente, pero no me había dado cuenta.

—¡Mira eso! —exclamó Natalia.

Sacado de mis pensamientos, voltee la vista hacia donde Nat me indicaba. Pude ver a Lory y su pareja, rodeados de gente que le gritaba.

—Son reporteros de farándula —explicó Nat.

Me quedé mirándolos. La fama que Lory había cosechado por ser tan buena modelo, provocó que su pareja cayera en el fuego cruzado de los buitres periodísticos.

—Son unos desconsiderados —comenta Nat indignada —, les arruinan la velada.

Simplemente me limité a tenderme en el mantel.

—¿No piensas ayudarla? —preguntó ella asomándose a mi rango de visión cubriendo la luna.

—No es mi asunto, hermosa —respondí sonriéndole a la vez de que acariciaba su mejilla.

—Es tu amiga —replicó ella recogiendo su cabello.

—Debe estar acostumbrada a eso. Ya saldrá.

—Bueno. Si no vas, yo haré algo. También soy periodista, tal vez me hagan caso —dijo en un tono decidido comenzando a caminar hacia el problema —. O quizás me golpeen, no sé...

«Trata de manipularme»; pensé con los brazos aún detrás de la cabeza. Poco a poco las voces fueron subiendo de tono y me di cuenta de que se escuchaba como un invasivo acoso que no pararía y mi chica iba hacia ellos.

—¿Se atreverían a pegarte? —pregunté de pronto incorporándome, pero no escuchó porque ya se había alejado demasiado.

Veía su menudo y lindo cuerpo dirigirse directo a la turba que rodeaba a la pareja. Así que suspiré y corrí tras ella.

—Bien, tu ganas —le dije una vez la alcancé —. Yo los distraigo y tú llévalos a la podadora.

Corrí hacia el grupo, solo eran unos siete, tres hombres, cuatro mujeres. Si reaccionaba sobre uno de ellos, los demás me seguirían para saber mis intenciones. Y no fue difícil elegir. El que estaba justo casi al centro evitándole el paso a la pareja.

—Les suplico que nos permitan retirarnos —decía...; ¿James dijo que se llamaba? —. Tienen suerte de que no me permitiré rebajarme a ser violento.

Ladrón de Besos(Completa)Where stories live. Discover now