Capitulo 09

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Vladimir

Terminé de pagar todo el daño que había generado en el restaurante mientras también daba una buena cantidad de dinero a los encargados y al dueño para que no fueran a la policía a decir lo que había sucedido.

Aunque claro que también las amenazas ayudaron un poco. Tome el vídeo de la cámara de vigilancia para llevármelo, no me arriesgaría a que se lo mostrarán a la policía o que ellos mismos fueran quienes metieran sus narices donde claramente no les convenía.

Había perdido la cuenta de todos los policías a los que había torturado y matado para que les quedará claro a los demás que no debían seguir investigandome.

Me introduje en mi coche con las dos camionetas con los hombres que me quedaban detrás de mi. Mis hombres muertos los habían sacado por una puerta trasera para entregarlos a sus familias y que les dieran sepultura.

Violeta ahora sabría el tipo de enemigo que se ha echado encima por haberme tratado de matar.

Al llegar a mi casa tome una larga ducha, al salir me puse un pantalón olgado con una camiseta blanca. Baje al primer piso donde me servían la cena.

La mujer dejo sobre la mesa el plato con mi cena, era un plato de fruta y avena.

Por la puerta entro la mujer de cabello obscuro y piel pálida con ojos verdes hasta la mesa dejando un beso en mi mejilla.

–¿Quién te dio permiso de entrar a mi casa?– plante la mirada sobre ella.

No me gustaba que ella entrara aquí cuando se le diera la gana, no tenía ningún solo privilegio.

–Soy tu mujer ¿lo olvidas?– se sentó en la silla a mi derecha.

–Querras decir que eres mi puta personal Diana– di un bocado a la fruta de mi plato–¿A qué has venido?

–Desde que llegaste a Londres no me mandaste un solo mensaje– dio caricias en mi brazo.

Joder hoy no estaba de humor para hablar con nadie. No después de lo que aquella mujer me había hecho.

Violeta había hecho que mi humor estuviera de lo peor, aún no podía creer que había rechazado mi oferta de repartirnos Londres.

–No es mi deber hablarte– le di una mirada feroz– no somos nada.

–Por que tú no has querido, pero...– la interrumpí dando un fuerte golpe sobre la encimera de la mesa haciendo que se sobresaltara por el susto.

–Ya hemos hablado de esto Diana, no quiero ninguna relación así como también te había dicho que puedes irte con cualquier hombre en el momento que quieras, cualquier persona en este mundo es reemplazable.

La mujer se puso de pie sentándose sobre mi regazo pasando sus piernas sobre mi cintura, dejo un camino lleno de besos sobre mi cuello hasta mi oído donde al llegar susurro.

–No podría ir con otro hombre cuando eres el único que me hace gemir hasta que mi garganta queme– su voz sonó seductora.

Necesitaba sacar mi enojo de alguna manera o de otra y Diana me ayudaría a eso.

–Tu y yo no hacemos el amor Diana– la tomé del cuello haciendo un poco de presión en el– solo tenemos sexo porque hacer el amor solo es para los enamorados y dudo mucho que en algún momento me llegue a enamorar de ti.

Junte sus labios a los míos en un besos desesperado el cual ella acepto con el mismo efecto que el mío.

Pase mis manos sobre su redondo culo apretándola más a mi miembro, me levanté de la silla caminando hasta a mí habitación donde haría que mi enojo saliera.

Dominio oscuro: La pasión encadenada (BORRADOR)Where stories live. Discover now