Capitulo 11

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Violeta

Alessia terminaba de tranquilizarse mientras que Chiara se sercioraba de tener cada una de sus partes donde debería. Todavía no se acostumbraban a este tipo de cosas donde tu vida solo depende de una bala.

Recuerdo la primera vez que me cayó una emboscada, estaba tan asustada que por unos momentos me quedé paralizada hasta que la adrenalina de esquivar las balas y de jalar el gatillo hicieron que me encantará tener que enfrentarme a mis enemigos. Fue también ese el día en que descubrí lo mucho que me gustaba ver la sangre correr por el cuerpo de un ser humano.

Me acomode mejor en el asiento del piloto encendiendo el coche para ir a casa.

Tengo algunas juntas con los hombres más importantes de China, Alemania e Inglaterra. Unos nuevos negociantes que me harán ganar muchos millones al igual que yo a ellos.

–Las dejare en la mansión y después me iré a unas juntas que tengo– mire a través del espejo el rostro pálido de mis amigas.

–¿Cómo puedes ir a una junta después de casi haber muerto?– preguntó Alessia pasando una mano por su cabello jalando algunos de sus mechones.

–Si no trabajo como me comprare todo lo que quiero– me encogi de hombros.

Además de que aquella escena tan caliente que me dejó Vladimir tenía que quitármela trabajando.

Todavía puedo sentir sus dedos sobre la tela de mis bragas mientras deja leves caricias sobre mi intimidad. En ese momento quise soltar un suspiro ante su tacto pero me contuve. No dejaría que él sintiera que tenía el control sobre mi cuando era todo lo contrario.

Con lo de hoy me quedo más que claro que quien tiene todo el control soy yo.

Puedo hacer que Vladimir me suplique de rodillas por un solo beso y yo encantada podría negarme, porque simplemente me gusta ver sufrir a los hombres cuando no les doy lo que quieren.

Y esa sería la tortura que le daría a Vladimir por casi haber matado a mis hermanos, haría que me deseara tanto al punto de la locura. Pero sabiendo que nunca me tendría.

Haría que deseara tanto besarme hasta casi imaginarme entre sus brazos, que se imaginara como eran mis gemidos y cuando estuviera al borde de la locura por mi estrellarlo con la realidad.

Lo enamoraría para después arrebatarle toda la felicidad.

Además de que su locura por mi haría que él desistiera de querer este territorio.

–Hemos llegado– avisé estando enfrente de mi mansión– yo puede que llegue en unas horas o quizás hasta mañana.

–Cuidate– dijeron al mismo tiempo bajándose de mi coche aún temblorosas.

Espere a que la camioneta donde tendrían que ir mis hombres volviera a estar llena con más hombres ya que algunos de los míos habían terminado muertos.

Cuando vi que me dieron la señal con las luces de la camioneta fue que volví a encender el coche con destino a la mansión del capo alemán Dieter. Quién es un hombre de entre setenta y ochenta años de piel muy pálida y ojos azules pero en un tono que parece casi gris.

La mayoría de los hombres con quién me encontraría serían de la tercera edad quien no se decidian todavía en dejar sus negocios a sus hijos o nietos pero mientras ellos se decidian yo haría más dinero.

Las puertas de la mansión se abrieron y pasaron un detector de explosivos y se aseguraron de que nada estaba fuera de lugar, después de haber entrado también lo hicieron mis hombres quienes al bajar de la camioneta recorrieron el perímetro con la mirada.

Dominio oscuro: La pasión encadenada (BORRADOR)Where stories live. Discover now