Capitulo 19

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Violeta

Las luces de su habitación seguían encendidas y con ello la gran rabia que me invadía ya que en estos tres días que Vladimir había estado dormido Diana no se iba de su habitación.

Solo salía para darse una ducha porque hasta incluso comía en la habitación de Vladimir, el enojo combinado con la rabia me pedían entrar en aquella habitación y sacarla a empujones o a balazos.

Pero no podía hacer eso, demostraría lo que estoy empezando a sentir por él y no estoy dispuesta a darle un interrogatorio a Steven.

Entre en la habitación quedándome apoyada en el umbral de la puerta  y con los brazos cruzados viendo como Diana pasaba una de sus manos por el cabello de Vladimir quitándole rastros de sudor.

Él había estado dormido por tres días ya que la bala habia hecho un poco de daño pero nada de que preocuparse y la anestesia que el doctor le había puesto para que el dolor disminuyera hacia que durmiera.

Aunque ya me estaba preocupando ya que dijo que solo tardaría dos días en despertar y ya van tres.

Tres días en que no he visto sus amarillentos ojos sobre mi junto con esa sonrisa pícara. Tres días en los que él no ha intentado besarme.

Me acerque hasta la silla donde Diana esta sentada con la mirada puesta en él como si fuera un cristal que con cualquier movimiento pudiera romperse.

–Ve a descansar a tu habitación– mi voz sonó más autoritaria de lo que quería– yo me quedaré y si despierta te iré a decir. Necesitas dormir bien, mira las ojeras que tienes.

–No– negó– quiero ser lo primero que vea cuando sus ojos se abran para que se de cuenta que todo esté tiempo he estado junto a él sin separarme un solo segundo.

Sabía que se refería a que apenas ayer por la tarde había regresado de Italia, más no sabía el porque me había ido cuando vi a Vladimir lleno de sangre.

Tenía que cobrar venganza y ahora mismo el cuerpo de aquel hombre está saciando el apetito de las alimañas más hambrientas que mis hombres pudieron haber encontrado.

–Entonces se volverá a dormir del susto al ver tu rostro tan demacrado– me encogi de hombros– tus ojeras parecen dos bolsas plásticas, tu piel está tan pálida como un fantasma y créeme que cuando él despierte pensara que está en una película de terror al verte.

Por eso lo primero que debe de ver soy yo.

Aunque Diana sea hermosa yo lo soy mil veces más, su cuerpo curvado no le llegaba ni a los talones al mío.

Pero claro que eso nunca se lo diría, soy cruel pero no tanto como para crearle inseguridad en el cuerpo a otra mujer.

–Bien– suspiro soltando todo el aire que tenía retenido– me iré a dormir.

Se puso de pie aunque se inclino a los labios de Vladímir para plantar un corto y delicado beso que me hizo arder en el mismo infierno viendo aquella escena por muy corta que fuera.

Ella salió de la habitación cerrando detrás suyo la puerta no sin antes darle una última mirada a Vladimir.

Pase una mano con fuerza por mi cabello tratando de borrar aquella imagen de mi mente, tratando de que aquello que sentía dentro de mi se apagase y no volviera nunca.

Era como sentir el maldito infierno dentro de ti, sintiendo la necesidad de cortarle la cabeza a quien se te pusiera enfrente porque ves que alguien más toca lo que tú deseas.

–Pense que nunca se iría– su ronca voz resonó en mis oídos como la mejor melodía que pude haber escuchado después de los gritos de desesperación de mis enemigos.

–¿Desde cuándo estás despierto?– me senté en la orilla de la cama alejando la silla donde Diana se encontraba sentada.

–Desde ayer– trato de sentarse pero se lo impedí al igual que un quejido brotaba de sus labios– pero quería que tú rostro fuera lo primero que viera.

Una hermosa sonrisa apareció en sus labios, haciendo que aquel infierno dentro de mi se apagará y aquella imagen de Diana besando a Vladimir se borrara de mi mente.

–¿Por qué volviste a Italia?– ladeó la cabeza– escuché a las sirvientas cuando vinieron a limpiar mi habitación.

–Hice venganza– su ceño se frunció sin comprender mis palabras– mate al hombre que te disparo.

Sus ojos se abrieron de una forma inexplicable aunque en el momento en que vi una enorme sonrisa en su rostro supe que había hecho algo bien en matar a aquel tipo que le había hecho daño.

–¿Por qué lo hiciste?

–Por qué se metieron con algo de mi propiedad– sonreí de lado.

–¿Soy de tu propiedad?– logro sentarse sobre la cama con una sonrisa pícara y una ceja elevada.

–Desde el momento en que nos vimos enfrente de la fuente aquí en Londres– murmuré.

–Quiero besarte en este mismo momento– susurro cerca de mi oído.

–Yo también quiero besarte hasta quedarme sin aliento– seguí con el juego de los susurros– pero no quiero tocar unos labios que han sido tocados por otra mujer hace unos pocos segundos.

La imagen de Diana dejando un corto beso en sus labios hicieron que volviera a sentir un fuego dentro de mi. Quemando todo a su alrededor.

–Entonces borra los labios de esa mujer con los tuyos y déjalos tatuados hasta que nuestras llamas nos consuman– sus labios dejaron un corto beso sobre mi mejilla.

Y no se cómo, o en que momento pero...

Vladimir paso una de sus manos por mi cuello acercándome a él uniendo mis labios a los suyos.

Tome su rostro entre mis manos y acerque mi cuerpo al suyo con precaución de no lastimarlo.

Nos fundimos en un beso apasionado, como si los dos fuéramos dos infiernos enemigos pero al juntarse pueden echar chispas de toda la tensión que existe entre ellos dos.

Su lengua se introdujo en mi boca mientras hacía presión en mi cuello dejando que su lengua y la mía se juntaran para comenzar un baile donde solo ellos dos se entendían.

En mi interior se empezaron a crear mil emociones de las que nunca había sentido, pero que me gustaban sentir.

Pase mis manos por su cabello tomando mechones entre mis dedos haciendo un poco de presión.

Juro que en ese momento sentí como todo dentro de mi comenzó a arder de la pasión.

Aquella pasion que tenía encadenada dentro de mi.

Sus labios dejaron los míos y su mano dejo de hacer presión en mi cuello haciendo que sintiera un hormigueo en aquella zona pidiendo volver a sentir su mano sobre mi.

–Soy tuyo desde el día en que me enteré de tu existencia– su ronca voz hizo que me estremecíera.

–Mataría al maldito mundo con tal de que no tuvieras un solo rasguño– susurré cerca de sus labios hinchados.

Fue en ese momento que me di cuenta que ya era muy tarde para mí y para mí jodido corazón.

Que después de casi ocho años me había vuelto a enamorar y sentir cosas muy diferentes que los que en algún momento sentí por aquel hijo de puta.

¿El amor existe?

Todavía no lo sé, pero supongo que se parece a lo que siento por Vladimir.

✨✨✨

Aaaaaaahhhhh!!!!!!

Su primer beso!!!!

Se imaginaban que Violeta había estado enamorada antes??

Que creen que hizo aquel tipo para convertir a Violeta la persona despiadada que es ahora?

Próximo capítulo narrado por Vladimir.

Dejen sus votos y comentarios.

Nos vemos en la próxima actualización.

Dominio oscuro: La pasión encadenada (BORRADOR)Where stories live. Discover now