Capitulo 23

710 39 9
                                    

Violeta

Me mire en el espejo retocando el labial en mis labios volviéndolos rojos como hace unas horas, tome los tacones del suelo sentándome en la orilla de la cama para poder ponermelos.

Sentí como unas manos rodeaban mi cintura mientras unos labios comenzaban a dejar besos húmedos sobre mi cuello.

Quizás eso le hubiera funcionado tiempo atrás para hacerme quedar más tiempo con él, pero yo ya no era la misma que hace diez años.

Nunca más volvería a ser esa Violeta.

–¿Por qué no te quedas un rato más?– susurro cerca de mi oído haciendo que unos de sus mechones comenzaran a moverse por mi mejilla como si fuera un gato.

–No– negué poniéndome de pie– tengo asuntos por resolver mucho más importante que tú.

–Tenemos que hablar sobre lo que sucedió aquel día– se puso de pie tomando su mano contra la mía.

Pude sentir como su calidez llegaba hasta mi piel dándome una gran sensación, sus ojos fueron directos a los míos transportandome a aquel día donde me pidió ser su novia.

–Ya todo está dicho– solté con frialdad retirando sus manos de las mías.

Recordando lo que había pasado aquella noche hace diez años, como una parte de mi se quebraba para dar paso a la Violeta en la que ahora soy.

–Has cambiado– asintió– tu mirada es diferente, incluso tu manera de caminar y podría jurar que también la forma en que respiras– su mano acaricio mi mejilla– pero se que en el fondo sigues siendo aquella Violeta.

Aplastó sus labios sobre los míos haciendo que mil emociones salieran a flote cuando las creí muertas. Pensé que las únicas emociones que tendría por Thiago serían de odio, enojo y de venganza. Más sin encambio ahora sabía que aquellas emociones que creía muertas simplemente las había escondido.

Thiago me hacía sentir cosas muy diferentes a como me hace sentir Vladimir, pero cada una de ellas me genera miedo.

Aquel beso hizo que volviera diez años atrás, donde todo estaba bien, cuando no era la emperatriz de la mafia italiana y solo era una adolescente apunto de terminar su último año de instituto.

Me separé de sus labios para dejar de sentir todo eso que me provocaba, porque de alguna manera sabía que recibir sus labios sobre los míos estaba mal.

Era como tener un debate contra mi, pidiendo separarme de Thiago y odiarle con todas mis fuerzas como solía hacerlo, pero otra parte pedía nunca separarme de él y no dejar que se fuera nunca más.

Sin decir una sola palabra comencé a caminar hasta la salida de la habitación donde había pasado la noche con Thiago, fundiendo su cuerpo contra el mío hasta saciarnos por no estar juntos tantos años.

Pero aún así aquello no era suficiente para mí, necesitaba sentir algo diferente. Algo que solo Vladimir me transmitía: tranquilidad.

Tome la perilla sobre una de mis manos girandola y antes de cerrar la puerta detrás de mi, la mirada de Thiago y la mía colisionaron como dos planetas.

Sus ojos de un verde tan intenso al punto en que parecían casi azules, con aquel brillo y esa chispa que siempre había tenido en ellos que todavía no lograba descifrar que era.

Me miraba como si fuera el mejor tesoro del mundo, como siempre solía hacerlo cuando estábamos juntos.

–Adios mi azul– soltó un suspiro– nos volveremos a ver.

Mi azul.

La manera en que él me había puesto porque mis ojos eran de ese color, o al menos eso yo había deducido de aquel apodo.

Dominio oscuro: La pasión encadenada (BORRADOR)Where stories live. Discover now