Dominio oscuro: La pasión encadenada (BORRADOR)

Capitulo 24

Este capítulo es entre 21-22-23 que son narrados por Violeta.

Vladimir

Pude visualizar su cuerpo a través de muchas personas, siendo siempre el centro de atención pero sabiendo que su atención siempre estaría sobre mi.

Entrelace su mano contra la mía para poder sentir su calidez, porque solo ella provoca el efecto de enamoramiento sobre mi.

Solo con ella se me salía lo cursi y antento.

–¿Lista para tu sorpresa?– asintió con una hermosa sonrisa en el rostro.

La jale un poco para comenzar a subir algunos escalones y que las personas nos tuvieran en su campo de visión. Para que vieran la manera en que le demostraba mi amor.

Para que me tuvieran envidia por tener a una mujer tan bella como Violeta a mi lado, la única mujer que amo y siempre amare para el resto de mi vida.

–¿Puedo tener su atención?– mire al frente donde las miradas comenzaban a posarse sobre nosotros– Quiero agradecer a cada una de las personas que hoy están aquí.

Mire sus hermosos ojos azules que me transportaban a un cielo hermoso donde solo nos encontramos los dos siendo uno solo.

Mis manos tocaron la suya mandado a mi cuerpo una gran corriente de electricidad que me hacía sentir más vivo que nunca.

Su mirada se desvío de la mía a una parte inespecífica.

–Te dije que te tenía una sorpresa, y soy pésimo para las palabras así que iré al grano– uno de mis hombres me tendió el folder donde le entregaría la manera de demostrar mi más profundo amor hacia ella– desde hoy eres la única dueña de Londres.

Sus manos temblorosas tomaron el folder entre sus manos mientras en su rostro no se mostraba alguna expresión. Su mirada solo estaba fija en aquellos papeles que confirmaban lo que yo le decía.

Sus brazos me rodearon acercando su cuerpo al mío, hundió su rostro entre mi cuerpo, pase mis manos por su cintura sin importarme que estábamos enfrente de muchas personas.

Porque en ese momento solo me importo ella y nadie más.

…

–Señor– uno de mis hombres se me acercó– la señorita Diana quiere hablar con usted, está en su habitación y dice que no saldrá hasta que usted vaya a hablar con ella.

Pase una mano por mi cabello maldiciendo por lo bajo y despidiéndome de los hombres con los que estaba hablando y con los que pronto tendría negocios que me dejarían muchas ganancias.

Entre toda esa gente pude ver su hermoso rostro con una sonrisa mientras hablaba con una mujer pelinegra.

Comencé a subir al segundo piso yendo hasta mi habitación para sacar a Diana ya fuera por las buenas o por las malas. No tenía ningún derecho a entrar en ella.

A menos de que fuera Violeta quien tenía el libre derecho de andar por mi mansión sin pedir un solo permiso.

Abrí la puerta de mi habitación encontrándome con Diana mirando por la ventana con dos copas entre sus manos, al girarse pude ver cómo una sonrisa se instalaba en sus labios.

–¿Que haces en mi habitación?– cerré la puerta detrás de mi.

Ella se acercó hasta a mí con las dos copas entre sus manos mientras me tendía una.

–Hagamos un brindis– tome la copa entre mis manos– porque estás enamorado de Violeta.

–¿Que pretendes?– entrecerre los ojos.