Capitulo 13

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Vladimir

El salón principal así como varios de los pasillos y lugares de mi mansión estaban llenos de sangre y de hombres muertos. Aunque la mayoría eran míos.

No por nada dicen que Violeta tiene a los mejores hombres usando un arma.

Las mujeres de servicio terminaron de volver a poner todo en su lugar mientras que mis hombres se encargaron de sacar los cuerpos y entregarlos a sus familias.

Me senté en uno de los sillones individuales de la sala con la mirada en un punto inespecífico.

Estuve a punto de besarla si no hubiera sido por Diana ya sabría a qué saben aquellos rojizos labios, aún puedo sentir como mis manos pasan por sus curvas, aún puedo visualizar su mirada azulada.

Mierda.

Esta mujer me tiene mal.

La mujer pelinegra entro en la habitación con un pijama color rosa, constaba de un short corto y una playera de tirantes olgada.

Se sentó en el sillón que estaba enfrente de mi cruzando las piernas haciendo que sus muslos se vieran aún más.

–¿Quién era la mujer que estaba en tu despacho?– rompió el silencio que se había creado.

–Ya te lo dijo ella– ladé la cabeza llevando mi mirada a la suya– no te conviene saberlo.

–¿Porque la tenías tan cerca de ti?– frunció el entrecejo.

–Por que yo quise– solté de golpe.

Sus ojos comenzaron a cristalizarse, su mirada fue hasta la mesa de centro que había en la sala y la única que nos separaba a los dos.

–¿No soy suficiente para ti?– volvió a preguntar– siempre soy yo quien te tiene que provocar a ti, nunca a sido al revés, nunca me has tocado tu primero. Siempre tengo que tener la iniciativa– una lágrima escapó de sus ojos cayendo por su mejilla.

–¡Joder Diana!– pase una mano por mi cabello despeinandolo– no quiero una escena de celos. ¡Tu y yo no tenemos nada!

–¡Porque tú no has querido!– se puso de pie llegando hasta a mí y sentándose en mi regazo– yo puedo hacer lo que me pidas con tal de ser una pareja formal. No quiero ser una mujer más. Quiero ser la única en tu vida.

Sus mejillas se habían llenado de lágrimas, tome su rostro entre mis manos plantando un delicado beso en su coronilla, ella sonrió de manera tierna pareciendo una niña pequeña cuando le dan lo que quieren pero en este caso aquel beso era una manera de pedir disculpas por lo que le diría.

–Nunca podría enamorarme de ti Diana, simplemente podría estar junto a ti para follar y ya– solté un suspiro– pero eso no sería justo para los dos.

–Podemos empezar desde el sexo y después con los senti...– la interrumpí antes de que siguiera hablando.

–No– negué– simplemente no puedo.

O más bien no quería enamorarme de ella porque sabía que nunca podría y solo la haría perder su tiempo. Solo su cuerpo me atraía de ella, más sin encambio al verla a los ojos no sentía nada especial. Y además hace tiempo que había perdido aquella pasion y necesidad de tenerla en mi cama.

Pero se vería muy cabron de mi parte tan solo botarla y echarla de mi vida, porque considero a Diana como una amiga. La única que tengo.

–Veras que haré que te enamorés de mi– dejo un corto beso sobre mis labios antes de salir de la sala.

Aunque ella lo intentará una parte de mi sabía que nunca me podría enamorar de ella.

Y no es porque no fuera suficiente para mí sino porque nada en mi me pedía con urgencia estar junto a ella.

Dominio oscuro: La pasión encadenada (BORRADOR)Where stories live. Discover now