Epílogo

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Ciudad de México, 2019

Su escritorio era un desastre. Tenía la computadora portátil abierta, desde donde sonaba David Bowie, así como un cuaderno de notas y un bolígrafo, varias tazas donde alguna vez hubo té o café, y una planta que estaba muriendo, pues olvidaba constantemente regarla. Además, ahí había un reloj de bolsillo, de oro y lapislázuli, abierto; religiosamente le daba cuerda todos los días. También tenía una fotografía que tomó y observó, para luego sonreír, dejarla donde estaba y ponerse de pie. La foto mostraba a tres personas; a él, al lado de una quinceañera, Carolina Cruz, y el tercero de ellos era Thibault Fitkin, presidente de Silver Deer, la editorial donde seguía publicando sus libros, aunque ya no había tenido contacto con él; como había sido siempre, su nexo era Samantha Brockedon, misma que jamás preguntó sobre qué había sucedido como para que su hijo hubiera regresado a Inglaterra. Y qué bueno, pensó el escritor, porque ni él lo sabía.

     Se encaminó a la puerta, pero antes de llegar, Soledad entró. Killian rio por el tino de la mujer, que ya le llevaba más café. Le besó la frente, y regresó a su escritorio. Bebió mientras meditaba cómo continuar con lo que estaba escribiendo, y al echar un vistazo al monitor de su computadora, frunció el ceño, tenía un correo nuevo de Samantha. Era él quien le debía respuesta, así que le pareció curioso que le escribiera otra vez. Debía ser importante.

-:-

De: Samantha Brockedon <samantha(a)silverdeer(.)com>
Para: Killian Callahan <ki.callahan(a)gmail(.)com>
Fecha: 25 de junio de 2019
Asunto: Noticias Re: Re: Borrador 2 Re: Borrador Re: Re: Re: Manuscrito Re: Idea Re: Re: Nueva novela Re: Saludos Re: Re: Re: Re: Fecha de salida de Déja vécu

Killian,

Hola querido, no te preocupes, este correo no es para presionarte con lo del nuevo borrador de tu siguiente novela (a la que no has puesto nombre, te cuestan trabajo los nombres, ¿verdad, muchacho?). Sólo quería comentarte que Theda se va a casar, sabes que quedas invitado. Confírmame por este medio si es que vendrás.

Es una ocasión muy especial, esta descendencia mía está empeñada en sacarme canas verdes por eso me alegra que encuentren algo de normalidad en sus vidas. Al menos, Thibault ha buscado ayuda durante este último año, desde que regresó. Asiste a terapia para recuperarse de ese duelo que trae desde que Albert murió. Ha progresado muchísimo, pero ya no te quito más el tiempo.

Todos te mandamos saludos. Cuídate Killian.

Con cariño,
Samantha B.

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     Leyó una y otra vez el mensaje. Era la primera vez que Samantha le hablaba de su hijo desde que éste se marchó, e incluso mientras estuvo en México, lo mencionó rara vez en sus correos, casi siempre como para dejar pistas de cómo lidiar con él, como si supiera desde Londres de los problemas que surgieron con la convivencia; tampoco se necesitaba ser un genio para adivinarlo, se trataba de un sujeto sumamente complicado. Pero cuando se fue, él no preguntó nada, no quiso, y ella pareció entender que para ambos era lo mejor, sólo sabiéndose bien allá donde estuvieran. Al principio no comprendió del todo este mensaje que parecía querer revelarle una diáfana verdad mayor, aunque no tardó en atar los cabos que hicieron falta. Se sintió muy aturdido.

     El cursor parpadeaba en la pantalla, debía responder algo. Theda misma ya lo había invitado a su boda, entendió que ese asunto sólo era el pretexto, y obviamente no iría, aunque le enviaría algo. No hace demasiado tiempo, la entomóloga había hecho una parada en México para dar una conferencia en la UNAM, y volvieron a verse, de hecho, Killian mismo fungió como traductor. Se hospedó en su casa, pero tampoco hablaron de Thibault. Sólo supo que ella se casaría con un hombre mayor, inglés también, y que la relación no había sido sencilla, de eso hablaron nada más.

     También se enteró de que, por fin y tras muchos años de estar considerado, Eldad Daltrey había recibido el Nobel de Medicina, gracias a un asunto que, evidentemente, no entendía del todo, algo sobre la solidificación de las células óseas; Killian no quiso darse mucha importancia, sin embargo creyó que el caso de su brazo roto había ayudado en algo. Thurston, por su lado, fue titular de la selección de Inglaterra en Rusia 2018, donde hizo un buen papel, aunque insuficiente como para que el equipo alcanzara las últimas etapas del certamen, al menos se coronó campeón de la Champions League con el Manchester City. Los Fitkin eran una familia que intimidaba. Eran overachievers, cada uno destacado en sus respectivos campos. Sonrió, y escribió una respuesta, agradeciendo la invitación. Samantha lo sabía, sabía que diría que no, es más, seguramente sabía que ya había sido invitado; esa mujer parecía saberlo todo, así que eso le quitó un poco el peso de la culpa.

     Pensó también en Immanuel, que al fin se estaba divorciando y que prometió visitarlo, una vez que ese asunto estuviera terminado. Alicia fue la única en tratar de hablarle de Thibault cuando lo visitó a principios de año, sin embargo, la detuvo a tiempo, y no volvieron a tocar el tema. Viajaron juntos por un mes a Perú.

     Las cosas habían cambiado, ¿para bien? Él no podía juzgar eso. Y aunque aún poseía el sentimiento irremediable de no saber quién era, al menos creía ya estar en el camino para encontrarse. Todos ellos lo condujeron hasta ahí, dando indicaciones, señalando una dirección, pero fue Thibault quien lo tomó de la mano, lo puso sobre la vereda y caminó a su lado por un tiempo. También aprendió que lo importante no era el puerto para llegar, si es que había uno, sino navegar, dejarse llevar por el viento, sortear tormentas y huracanes. Sonrió de nuevo, qué fácil le resultaba últimamente, aunque la melancolía siguiera reinando la mayoría de las veces; ese era él, qué iba a hacerle.

     Se dispuso a retomar su escritura, cuando el celular que reposaba sobre el escritorio, vibró y sonó con el tono de mensaje. Había tenido que cambiar de número, porque en una aventura en el metro de la Ciudad de México, le robaron su móvil anterior, y no tenía muchos números registrados, como era el caso; no reconoció el remitente, así que leyó.

2:15 PM
Hola, estoy en México, ¿podemos vernos?

2:15 PM
Soy Thibault.

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