Extra puro

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Extra: Recuerdo borrado de Val.

(Ambientado en la anterior versión del libro, escena del baño, después cumpleaños 18 de Val, final de febrero)

(Ambientado en la anterior versión del libro, escena del baño, después cumpleaños 18 de Val, final de febrero)

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Mam.

El agua caía sobre mi cuerpo, este tipo de experiencias no son comunes en el infierno por lo cual su frescura me renueva, necesito despejar mis pensamientos. Cierro los ojos, no le presté atención a nada más que mis planes para resolver todo hasta que el sonido de la puerta del baño abrirse me quitó la tranquilidad.

Sé que es Val. Sé que no se esperaba que yo estuviera aquí. Sé que me está mirando o más bien intentando no hacerlo.

¿Debí ducharme con ropa? Eso hubiera quitado tensión del ambiente.

Con una mano me aparté el cabello mojado de la frente, busqué sus ojos con impaciencia por la curiosidad de como estaría, dejé escapar un suspiro de entre mis labios, sus pupilas bajaron a ellos por un instante. Ay, atrapada.

—Ah, ¿Qué haces aquí? —pregunté, no esperaba que mi voz saliera tan suave.

Se tapó la cara con una mano, esbocé una sonrisa.

—Es que es mi baño, —dijo nerviosa, tan rápido que casi no la entiendo—. vine a limpiar.

—Yo planeaba lo mismo, lo siento —me hacía mucha gracia la escena— .es que hace calor.

—Sí, calor.

Al parecer, el mal carácter de Val solo costaba un poco de tensión sexual para deshacerse. Si hubiera sabido antes.

Su mano se apartó cuando bajó los productos de limpieza, en cuclillas observándome desde abajo mientras parte de agua me cae encima, el ambiente empezó a irse de mis manos. Desde ahí puede ver mi torso, mi abdomen e incluso el tatuaje de cadenas doradas del que una vez le hablé, pude notar como se regañó a ella misma obligándose a subir.

Su respiración fue pesada, tragó saliva, pero se atragantó. no tiene muy buena suerte que digamos.

—¿Estas bien?

—Lo estoy, como tú —carraspeó— no, me refiero a que sí, sí.

—Tus mejillas están rojas. —señalé.

Nunca la había visto así antes.

—Es que soy alérgica al agua.

No te rías. No te rías, se buen príncipe.

—Diría que no eres muy buena mintiendo —cerré la ducha, consciente de que mis movimientos pueden mover ciertas partes—. no obstante, pude comprobar lo contrario, así que me inclino más porque este nerviosa ¿Lo estás?

—Ajá. —desvió la vista.

Me acerqué a ella, tuvo que pegarse a la puerta para que nuestras pieles no se toquen. Mala decisión.

Un templo encantador │YA EN LIBRERÍASWhere stories live. Discover now