Extra: Halloween diabólico

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Nos volvemos a encontrar, pecadoras. Feliz Halloween. (Adelantado)

 (Adelantado)

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Val.

Esperaba Halloween más que navidad.

Le pedí a mi padre que me ayudara a sujetar la capa roja a mi vestuario, la cena familiar como plan principal sonaba extraña pero como ha sido el único día libre del mes de ambos, lo decidimos de esa manera.

Las decoraciones de calabazas en el jardín le daba un toque alegre a nuestro hogar, lo triste es que no me dejaron encender velas por "registros" de que incendié mi cuarto hace un par de años cuando vivía en el templo.

Iba cargando el jugo en las copas de la mesa al aire libre cuando nubes grises comenzaron a ocultar la luna, reí recordando mi disfraz pues al menos estaría segura de que los hombres lobo no me atacarían. Estaba equivocada.

El botón de mi blusa se cayó al suelo, sentí como si lo hubiera arrancado de mí alguna fuerza invisible, al ponerme en cuclillas a recogerlo la primera gota de lluvia golpeó mi cabeza. La noche pintaba arruinarse al pasar las horas y el reloj recién marcó las ocho. Los planes cambiaron en un santiamén cuando la llovizna se tornó en una alerta de tormenta, por suerte la comida y las bebidas las había preparado con antelación, sobró bastante incluso aunque le hayamos dado una parte a mi perrita.

Hablamos de cómo me iba en la universidad, aunque siendo sincera, a mis padres el arte los toma de sorpresa como un idioma diferente. Eso provocó que cada miembro de la familia fuera por su lado muy pronto.

—No, Dania, no voy a salir esta noche —aclaré la llamada rápida—. me congelaría con el atuendo, no tengo cómo ir y no pienso pedirle al idiota de Sebastián que me lleve.

—Lo juzgas demasiado, es como cualquier otro idiota.

—No, Sebastián es peor. —aseguré.

—No puedes odiarlo solo porque te hizo spoiler de tu serie de superhéroes.

—Yo puedo odiar a quien quiera —bromeé—. voy a hacer un maratón de películas en mi sala, estaré perfecta Dani, no te preocupes.

—Vale, te llamo si pasa algo paranormal. Eres la única que podría ayudarme.

—Ya te dije que eso me lo imaginé porque estoy loca —mentí— y te obligué a imaginarlo también porque eso hacen las mejores amigas.

—Pff, te vas a ir al infierno Valentine.

Me envolví en una manta al lado de la ventana, apagué las luces de la sala con solo el televisor encendido para ver las películas. Dejé mis palomitas en la otra almohada del sofá, estaba muy metida en la historia de terror sobre una casa embrujada, irónicamente me asustan los fantasmas, que los muertos regresen a la vida (o nunca se hayan ido) me perturba.

Con el cuerpo tenso esperaba la escena donde el fantasma del armario saltara encima de la niña, mientras más pasaba con la música clásica subiendo el volumen y la cámara acercándose sentí que se me saldría el corazón. Las ultimas gotas de lluvia golpearon el vidrio, eso no logró distraerme cuando la niña entró junto al fantasma.

Un templo encantador │YA EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora