15 años habían pasado desde aquel trágico día donde se les había sido arrebatada la felicidad, 15 años en donde la misma sonrisa rota se hacia presente en su rostro cada vez que pensaban en aquel cachorrito que fue robado de sus brazos ¿valía la pen...
El pequeño Elio había caído en brazos de morfeo a solo 15 minutos de la conversación que mantenían los adultos.
Maverick tuvo que explicar cada uno de los puntos y aspectos sobre lo que quería el consejo, Ian y Bastián se mantuvieron callados escuchando con seriedad lo que decía el mayor, sin embargo, la tensión en el ambiente, y los leves gruñidos de los líderes contradecían su falsa calma.
—Esta bien, haremos una reunión con ellos al finalizar el dia. Pero no quiero que después se quejen si alguien termina desempleado — Bastian fue quien dio por finalizada la Reunión con sus padres, quienes, sin una queja de por medio, aceptaron las condiciones de su hijo mayor.
—Entonces nos vemos luego, hijo, Ian —Claira se despidió de ambos, antes de acercarse con una sonrisa al dormido cachorro que el omega mantenía en sus brazos — ¿puedo?.
Ian, quien se percató de las intenciones cariñosas de su suegra, lo pensó por un momento antes de asentir. De todas maneras, jamás le prohibiría a sus suegros o a sus madres estar con su hijito.
—Hasta pronto cachorrito hermoso —Claira dejo un beso en la mejilla regordeta y colorada del cachorro, quien no dudó en sonreír entre sueños. Sacandole leves risas a sus padres y una mirada llena de cariño por sus abuelos.
—Saben que por cualquier inconveniente, pueden llamarnos.
—No te preocupes, papá, lo sabemos.
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—La primera persona que diga algo, no dudare en sacarlo de esta reunión — Bastian entró a paso firme a la sala de conferencias privada, que mantenía en su hogar— están jugando con mi paciencia, no me hagan perder la poca que me queda.
Las distintas personas que se encontraban en la sala, tragaron en seco y se pararon de sus asientos, sólo para saludar a sus líderes.
—Buenas tardes —la voz gélida de Ian traspaso y erizo la piel de los integrantes del consejo. El omega es considerado un hombre amable, empático y solidario con su gente, y realmente no mentían, sin embargo, su rostro y su olor demostraba la inconformidad e incluso irritación, que en ese momento, sentía.
—Alfa, Luna — Andrew, uno de los integrantes del consejo habló, tomando la palabra una vez que todos volvieron a sentarse. El Alfa pelirrojo acomodó su traje. A kilómetros, se notaba el ego y orgullo que portaba, pero lo que no parecía notar, era la actitud de sus reyes.
Andrew es perteneciente al consejo administrativo de Akela desde hace varias lunas. En su área, es el encargado de guiar gran parte de la organización jurídica de la manada, y tal vez, por aquel puesto tan importante, es que se debe su actitud tan altanera que a Bastian y a Ian, le fastidia.
—Nos hemos enterado de distintas...opiniones que han tenido la mayoría de ustedes en el lapso de estos días —Bastian habló con severidad, con aquel mismo rostro neutro que utilizaba cada que tenía este tipo de conversaciones y reuniones serias— a pesar de que su luna y yo, hemos estado ausentes por temas familiares en esta última semana, ya estamos al tanto de todo lo que ha sucedido en nuestra ausencia.
