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Pov Ian Kingston

¡Los odio, los odio, los odio!.

Las mismas palabras resuenan en mi mente una y otra vez, causando que mi corazón se desgarré cada vez más fuerte al recordarlo.

De tantas cosas que él habia dicho, esa última fue la que hizo que me deshiciera, mi Elio hablaba con una seriedad y firmeza, que mi corazón dejó de palpitar y se rompió en mil pedazos al pensar que aquello, no podía ser más que una cruel y horrorosa verdad que apenas se dignó a decir.

Ni siquiera en los primeros días que estuvo aquí, se comporto de esa manera, y aunque pudo haberlo hecho, hubiera sido razonable debido a su proceso de adaptación.

Pero...¿Y ahora?.

¿Mi hijo realmente nos aceptó? ¿o solo estuvo fingiendo todo este tiempo?.

Miles de preguntas se formularon en mi cabeza en esos instantes que mi niño tomó para huir.

Kian aullaba y podía escucharlo llorar, ni siquiera podía intentar calmarlo, porque yo estaba igual o peor que mi lobo.

Al iniciar este proceso con Eli, dolía, realmente dolía su rechazo, sus miradas de odio y sus comentarios mordaces.

No podía quejarme, yo sabía que eso pasaría, y aunque una parte de mi no quería aceptarla, era más que consciente que esas serían sus primeras reacciones.

Elio en ese momento ni siquiera mantenía unos lazos estables con nosotros, muy diferente ahora.

¿Acaso los lazos mentían?, ¿Acaso Elio mentía?.

Tape mi rostro con mis manos temblorosas, mi pecho se habia contraído luego de que, entre sus dolorosas revelaciones, haya mandando olas de sus emociones negativas hacia mi.

Le habíamos quitado su futuro...

Joder, ¡mierda!, lo sé, soy un jodido egoísta, un egoísta que no quiere separarse de su bebé, un egoísta que solo lo quiere tener para él, lo aceptó, y realmente no puedo ni quiero evitarlo.

Volví a abrir mis ojos cuando sentí las manos de Bastián sobre las mías, miré a mi esposo, su figura era borrosa, nada sorprendente debido a que mis ojos estaban bañados en lágrimas.

—No tomes asi tu cabello, amor— mi alfa pidió con suavidad, su voz baja y rota hizo que me sintiera peor al verlo así.

Mi mente se aclaró, cuando Bastián tomó mis manos y las bajo de mi cabeza. habia comenzado a jalarme mi cabello sin darme cuenta.

Bastián me abrazó, dejándome descansar mi barbilla en su hombro, mi esposo acariciaba mi espalda, mientras yo pase mis brazos debajo de sus axilas para dejarlos en la punta de sus hombros.

—Vamos a buscarlo —Bastián habló luego de pocos minutos, conociéndolo, sólo estaba resguardando su compostura. Sea como sea, Bastián jamás dejaría que Elio lo vea mal.

No dije nada, solamente asentí a sus palabras y me dirigí a la puerta con el a mi lado. 

Secando las pocas lágrimas secas de mi rostro, salimos casi corriendo, siguiendo el camino del fuerte olor que nuestro cachorro dejó a su paso.

Teníamos la constancia y tal vez un poco de calma- dentro de lo que cabe- para tener la certeza y seguridad que Elio no estaría muy lejos, a pesar de estar en su big space, sus piernitas no le permitirían llegar siquiera a la entrada del castillo.

Solté un suspiro pesado, no sabía en qué momento se habia construido tanto caos, un remolino de emociones me tumbaba por completo, y mi mente ya al menos traslúcida, solo me pedía arreglar todo esto.

Cachorrito Perdido - ABDLWhere stories live. Discover now