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Bastián se estacionó frente a su hogar, luego de que los guardias le permitieran el paso y le abrieran el portón de la mansión. El alfa fue el primero en salir, rodeando el auto y abriéndole la puerta a su marido.

El Kingston le sonrió nerviosamente a su omega, luego de que el lo haya fulminado con la mirada, entendía perfectamente porque se notaba la molestia de su esposo, pero no podía evitarlo.

¿Cómo se supone que se controlan los celos de padre?.

Elio es su pequeño cachorrito, y el hecho de que será el único, hace que su lado alfa y su modo padre protector congenie y arrasen con una ráfaga de celos que ni siquiera puede tapar.

Ian lo miró por un momento de arriba a abajo, antes de soltar un suspiro y rodar los ojos, al menos, Bastián pudo respirar ya más aliviado ante la sonrisa burlona que su omega le dio.

El de cabellos rizados castaños se dirigió a los asientos traseros del auto, abriendo la puerta para que una cálida sonrisa se hiciera presente en él. 

—Tomó su siesta más rápido de lo esperado — Ian musitó con suavidad, desabrochando las correas de la sillita del auto, sacando y acunando a su cachorro entre sus brazos.

Bastián camino con tranquilidad detrás de él, sonriendo con amor, el pelinegro posó su barbilla en el hombro izquierdo de su omega, ambos observando la carita tranquila y llena de inocencia de su bebé.

—Ni creas que me olvide de tus celosas ideas — Ian habló con dulzura sin quitar su vista de Elio.

La forma tan suave en la que hablo, erizó los pelos de Bastián, conocía a su esposo, y aquellas dulces y a la vez amenazadoras palabras, sabía no quedarían ahí.

Ian canturreo con suavidad, colocando una mantita en el cuerpo de su pequeño, al tiempo que tomaba a coco y se dirigía a la puerta de la mansión, donde, rápidamente dos guardias le abrieron las pesadas y grandes puertas al verlo.

El omega aguantó sus ganas de reírse, luego de ver de reojo el rostro de su Alfa.

—Lleven el auto al garaje, por favor — Bastián le entregó las llaves a uno de los trabajadores, que luego de hacer una pequeña reverencia, acato la orden de su rey.

Mientras tanto, el líder Kingston hizo lo posible para seguirle el paso a su esposo.

—Amor — Bastián abrazó la cintura de su esposo, que terminaba el puré de papas con vegetales al vapor, lo que sería, la cena de su cachorro

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—Amor — Bastián abrazó la cintura de su esposo, que terminaba el puré de papas con vegetales al vapor, lo que sería, la cena de su cachorro.

Ian hizo un sonido con su garganta, de modo en que le avisaba que lo escuchaba, aun, sin verle la cara, solo concentrado en terminar de cocinar, cortando las verduras en trozos pequeños, y que sean más fáciles de digerir para su hijito. 

—¿Qué sucede, querido?.

—Ya no estes enojado — Ian mordió su labio inferior, esperando que una sonrisa no se le escapara—¡entiende mi posicion, amor!.

Cachorrito Perdido - ABDLWhere stories live. Discover now