15 años habían pasado desde aquel trágico día donde se les había sido arrebatada la felicidad, 15 años en donde la misma sonrisa rota se hacia presente en su rostro cada vez que pensaban en aquel cachorrito que fue robado de sus brazos ¿valía la pen...
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Narrador Omnisciente.
Cuando la familia entró al consultorio, la calidez del lugar los rodeó; las paredes estaban pintadas de blanco y el bonito arcoiris de papel en la esquina junto a demás animalitos de la granja y peluches acomodados en un sillon colorido, la sala es espaciosa e iluminada. El perfecto lugar para los niños a la hora de realizarse sus exámenes médicos.
Había con la pequeña sala de juegos separada de la cama de hospital y los distintos aparatos médicos, que más que dar miedo, daban algo de curiosidad debido a que todos estaban decorados y "disfrazados" de manera en que no asustaran a los pequeños al tiempo en que se sientan seguros.
—Así que ustedes son la familia Kingston—El hombre, un alfa rubio, pálido y alto, les sonrió y saludo desde su escritorio gris, decorado con peluches, juguetes y una que otra foto familiar perteneciente a él junto a distintos diplomas pegados en la pared.
Elio pestañeo sutilmente, sus manitos aferrándose como Koala al cuello de su mami, incluso cuando mamá se sentó con el en sus piernas frente al señor
El pequeñito lo analizó, concentrado en verlo más que escuchar lo que decía, parecía ser una presentación, algo así como "doctor Leonardo Rozzetti" había salido de su boca.
El hombre le sonrió y el en vez de devolver el gesto, frunció sus labios.
No recuerda cuantas veces le había dado una mala cara a cada persona que se acercaba a saludarlo.
No lo culpen, hacer esas carotas le salia del alma y no podía controlarlo.
—Hola Elio.
¿Ese tal Rozzetti lo había saludado?.
¿Por qué había visto a tantas cabelleras rubias hoy?, eran parecidos a su tía Amy, solo faltaba que llegara su tito Félix y ambos comenzarán a discutir como siempre para terminarlo de confirmar.
Esperen, no. No sólo tenía el cabello de su tía Amy, también tenía la misma vestimenta de su tío Anthony.
Utilizaba esa misma bata blanca que la mamá de su pastelito, ¡y también la misma ropa colorida llena de muñequitos que lo entretenían siempre!
Elio recargo su cabeza en el hombro de su mamá, tenía algo de sueño, claro, no tendría sueño si no lo hubieran despertado tan temprano.
Recordar eso lo hizo fastidiarse, cada que recordaba que no había podido seguir durmiendo lo ponía de mal humor.
Un quejido bajito hizo que su mami comenzará a arrullarlo, pero incluso Eli se dio cuenta que le prestaba más atención al rubio rozzetti que a él.
Si, eso haría que volviera a llorar, iba a hacerlo en.. 3..2..y..
Esperen, ¿ese no es su chupete?.
¡Si, su mami le había dado su chupete de dinosaurio!.
Bueno, puede que esta vez se lo perdonaba, pero solo porque coco se lo había pedido y porque ahora si quería escuchar lo que esa copia rubia de su tío Anthony decía.
