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Narrador omnisciente

Cuando salieron del hospital, aquel clima nublado con el que habían comenzado el día se había despejado tanto como aquel invierno se lo permitía. la luz del sol de a poco derretía las pocas partes donde la nieve estaba acumulada, las calles estaban despejadas, a excepción de alguno que otro lobo que al igual que ellos, fingian estar abrigados para no generar sospechas.

La fría brisa golpeaba sus rostros, logrando que sus cabellos se despeinaran, y un pequeñito se pusiera de muy mal humor al ver que sus ojitos eran tapados por sus rebeldes rizos.

—Te dije que lo mejor era cortarle el cabello—Bastián abrazo la cintura de su esposo, su helado aliento erizando los pelos de la nuca del contrario.

Ian se hizo el que no lo había escuchado, concentrado en tapar la carita y cuerpo de su niño del tormentoso frío.

Puede que aquel clima no les afecte, pero no se podía decir lo mismo de un cachorro. No estaban para lidiar con una gripe o fiebre por ahora.

Elio no había tardado en dormirse, sus quejas y lloriqueos en el hospital lo habían cansado, por lo que a su parecer una pequeña siesta no le vendría mal.

Ian y Bastián lo dejaron ser, después de todo era un corto respiro para ellos, Elio esta muy irritado desde que llegaron a Italia.

Fue un alivio cuando entraron a la camioneta, el primero en entrar fue Ian, que acomodó a su pequeño dormilón acurrucado entre sus cálidos y amorosos brazos.

—Tengo hambre, ¿sabes?, tengo antojos de comer una pizza y un té caliente —Ian hablo de la nada, acurrucado entre los brazos de su esposo.

Bastián lo miro con algo de rareza, ¿Quién comería una pizza acompañada de un té caliente?

—Marcus me hablo de un restaurante aquí cerca para almorzar, querido—El alfa de repente se acordó de una platica que había tenido con su amigo, ganándose inmediatamente la atención de su esposo

Bastián prendió su celular mostrandole la dirección que el líder de sage le había mandado por WhatsApp— esta en el centro, es seguro para nosotros, esta resguardado por magia, una parte del restaurante es únicamente para nosotros los lobos, los mundanos no pueden entrar, así que no hay peligro que nos vean o vean a este dormilón—Con sus nudillos, acarició la regordeta mejilla de su hijo.

Ian pareció pensarlo, últimamente en el mundo sobrenatural, o bueno, más que todo los comerciantes han tomado la iniciativa de abrir tiendas y restaurantes tanto para mundanos como para seres mágicos, claro, con sus debidas pautas de seguridad.

Es un emprendimiento algo arriesgado, e inclusive peligroso, en Akela todavía no han aceptado aquellas medidas, más que todo porque sigue aquella reforma en manos del consejo para poder deliberar.

—¿Estas seguro de esto, Ryu?—Ian apretó su labios, mostrándose algo indeciso. No tenía muy buenas experiencias con mundanos.

—No te estoy obligando amor, sino te sientes cómodo, podemos ir a otro lugar—Bastián le regalo una sonrisa seguido de un beso en la frente, Ian no pudo evitar soltar una risita avergonzado.—¿entonces qué dices?, vamos allá o...

El alfa fue interrumpido por su omega, quien le dejó un pequeño beso en sus labios.

—Esta bien, vamos a conocer ese dichoso restaurante.

Ian finalmente decidió, al fin y al cabo, siempre es bueno conocer nuevos lugares, ¿no?.

Además, aquel restaurante estaba en e centro, y realmente mentiría si no quisiera ir a ver y chismosear en las tiendas y lugares que aquella zona poseía.

Cachorrito Perdido - ABDLTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon