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Pov narrador.

El tenue clima era en ese momento perfecto, no era ni tan soleado ni tampoco era como si una tormenta eléctrica quisiera interponerse, de por si, así era el clima en Londres, demasiado bipolar podría decirse, mucho más ahora que estaban a mediados de diciembre y por ende, las festividades navideñas y el cumpleaños de Eli se acercaban.

Pero ese era otro tema aparte.

Cuando el piloto de su avión salió de la nave para estrechar la mano de Bastián, Ian solo pudo asentir con la cabeza dándole una suave sonrisa porque sus brazos estaban ocupados cargando a su pequeña bolita de amor, que decidió que era momento perfecto para tomarse una siesta a mitad del camino y todavía no despertar.

El Omega lo acomodó en su pecho, tapando con la manta de bebé su cabecita y cuerpo, dejando solo al descubierto sus pequeñas manitos y sus piecitos que ahora solo tenían unas medias blancas luego de que ellos le quitarán los zapatos.

Su esposo lo ayudo a subir al avión, luego de cerciorarse que todo estaba bien y ordenar a que se llevarán el auto, sus guardaespaldas irían en otro avión y los estarían esperando en el aeropuerto de Roma, Italia.

Ian se quitó las gafas de sol que se había puesto y las coloco en su cabeza haciendo que se enreden un poco con sus rizos, rebotó a su cachorro en brazos subiendo las pequeñas y estrechas escaleras del avión.

-Shh...ya, ya, ya -Ian palmeo su colita con cariño, susurrándole palabras bonitas al oído-sigue durmiendo Mon amour, mami te tiene.

El olor a aromatizante golpeó al Omega una vez que entro al Jet, el castaño lo inspeccionó por un momento, deteniéndose en los cómodos cuatro asientos blancos y lujosos al frente de un sofá del mismo color, la alfombra gris que acaparaba todo el piso y justo en la puerta que los separaba de la cabina del piloto se encontraba el logo real de Akela con su lema.

Desde que fueron hasta Estados unidos hace unos meses por su cachorro, no habían embarcado nuevamente, era raro, ya que antes de Eli, él y Bastián viajaban como mínimo cuatro veces al mes, sus agendas siempre estaban ocupadas, pero realmente querían darse un tiempo con su bebito, ya luego tendrán el momento para ponerse al día con todo.

Ian se sentó en el asiento que estaba al lado de la ventana, sonriendo suavemente cuando Eli se removió en sus brazos, frunciendo su ceño y abriendo su boquita de vez en cuando para soltar resoplidos, parecía un pequeño tamal envuelto en su manta, luciendo aún más adorable.

Ian estaba emocionado y a la vez intrigado, sería el primer viaje que su cachorro tendría con ellos -exceptuando el viaje de USA a Londres-, y realmente esperaba que todo estuviera tranquilo, solo serían tres horas, pero con un cachorrito tan pequeño como Eli podía ser toda una odisea.

-Será mejor que te acomodes, cariño. Despegamos en diez minutos.

Bastián salió de la cabina del piloto, sentándose en el asiento vacío al lado de él.

-No quiero despertarlo-Ian trazó con cariño la linda carita de su niño, que estornudo adorablemente, pero ni eso pudo sacarlo de su siesta.

-Solo acomodalo con cuidado -Bastián tomó a su bebé dormido un momento, para que Ian se colocará su cinturón de seguridad y el que llevaría Eli.

Era un tipo de cinturón especial, el Omega amarra en su cintura uno de los broches y el segundo se lo colocarían al cachorro, era algo así como un tipo de arnés portabebé pero más manejable.

Cuando Eli estuvo perfectamente acomodado y todavía -sorprendentemente- dormido, Ian y Bastián pudieron al fin suspirar un poco más tranquilos.

Mirando un momento por la ventana, Ian volteo con suavidad al sentir a su esposo acariciar su cabello, sonriendo, recargo su cabeza en su hombro, escuchando las suaves respiraciones de su cachorrito cerca de su cuello.

Cachorrito Perdido - ABDLOù les histoires vivent. Découvrez maintenant