Capítulo 6:

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Martes, 16 de agosto del 2011

RACHEL:

—¿Fresa? —Le mostré el rosa—. ¿O chocolate?

Maddie agitó las manos hacia el frasco en forma de cacao.

Guardé todo lo que no quiso usar el día de hoy en el armario. Tomé una toalla con bordado de flores sin dejar de presionar su estómago. En el baño hizo un mohín por el cambio de temperatura al entrar en su bañera, pero en vez de llorar chapoteó mientras la limpiaba con una esponja. Era el mejor bebé poniéndole las cosas fáciles a mami.

De regreso a la habitación la acosté en el centro de la cama y la rodeé de almohadas para dejarla ahí mientras iba por su ropa. Gateó todo lo que pudo en su pequeño espacio. Lucía adorable, así que alcancé la cámara instantánea y le tomé otra foto para al álbum cuando se sentó. Era la primera vez que lograba sacar una nítida dónde estuviera así por sí misma.

—Eres hermosa, ¿lo sabes? —Acaricié la punta de su nariz—. Perfecta.

En un principio distinguir sus rasgos más allá de los pigmentos fue tarea imposible, pero a medida de que crecía se hacía más evidente que la genética la ligó a Nathan. Su nariz. Sus cejas. Su cabello. Mis pómulos. Sus hoyuelos. Su barbilla. Mis ojos. Mis labios. Sus pestañas gruesas, abundantes y separadas como si fuesen falsas.

Era una versión femenina, inteligente y en miniatura de él.

—Hoy saldremos a conquistar el mundo con esa sonrisa tuya. —Le di a Pulpo, su pulpo de felpa, al meterla en el corral cuando estuvo preparada para salir—. Naciste para conquistar el mundo, Madison. —Me agaché para depositar un par de besos en su tersa piel de bebé. Tal vez en un futuro sería una narcisista debido a mis palabras, pero no era mi culpa ver el futuro. Hacía lo mejor para ella preparándola—. Te quiero.

Tras darle algunos mimos me dediqué a mi propia apariencia echándole un ojo de vez en cuando con la radio encendida. Trasmitían Pon De Play de Rihanna. Para entretenimiento de Madison, manteniéndose de pie con ayuda de los barrotes, hice algunos pasos mientras me vestía hasta que un brazo velludo apretándome me detuvo. Me congelé. Madison cayó sobre los cojines luciendo asustada. Debíamos estarlo. Ryan y Gary, las únicas personas que tenían llave, estaban resolviendo algunos asuntos del salón. Me estremecí.

Eso significaba que había un intruso.

Separé los labios para empezar mi rutina de supervivencia con un grito, no la que me enseñó Ryan con todos esos trucos de luchador profesional, pero la alegre voz de Eduardo me detuvo.

Come Mr. DJ song pon on replay. Come Mr. DJ won't you turn the music up. —Se separó de mí dando giros hacia Madison—. All the gyal pon the dancefloor wantin some more what. —La tomó y sostuvo su brazo mientras bailaban. Madison no lucía impresionada—. Come Mr. DJ won't you turn the music up.

Okay... everybody get down if you feel me —me le uní cuando la adrenalina pasó.

Put your hands up to the ceiling. —Se echó a reír mientras la canción terminaba—. Dios, rachel. Tengo tiempo sin salir. Deberíamos ir a un club. ¿Crees que podríamos pasar a Madison en un bolso? —Mientras negaba nos evaluó a ambas con una sonrisa. Le divertía que nos vistiéramos parecido todo el tiempo—. ¿Compran su ropa en una tienda madre e hija o tienen su propia modista?

Me encogí de hombros.

—Así ninguna eclipsa a la otra.

—Oh, está bien, lo siento. ¿Cómo no lo supuse? —Se echó a reír—. Me alegra saber que no habrá ninguna competencia entre ustedes. Tendrás cuarenta cuando Madison tenga veinte, así que no sería divertido que esto se convirtiera en una película de Lifetime dónde le robas sus conquistas. —Batió la mano de Maddie—. ¿A ti, pequeña? ¿Te alegra no convertirte en un cliché para la diversión de amas de casa y abuelas?

Deseos encontrados © (DESEOS #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora