Capítulo 19:

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RACHEL:

El viernes por la mañana cuando Cristina me dijo que había un tercer desconocido preguntando por mí, no me sorprendí. Aunque Loren no prometió revelar mi ubicación a nuestros padres y esperar a que estuviera lista para verlos, la foto en la que me habían capturado con Nathan en la fiesta de Harold no pasaba precisamente desapercibida. Tampoco debía olvidar que mi padre y él eran socios. La foto con Nathan lejos de pasar desapercibida, había llamado mucho la atención.

Suspiré antes de levantarme para recibir a mi padre.

—Hazlo pasar, por favor —le dije a Cristina presionando el intercomunicador.

Unos segundos más tarde mi padre entró acompañado, contra todo pronóstico, de mi lloriqueante madre. Arrugué la frente cuando se sobre mí para estrangularme con sus brazos. Al instante mi nariz se llenó del aroma de su exótico perfume. Me dieron ganas de estornudar. Sentí nostalgia. Había olvidado lo bien que se sentía un raro abrazo de mi madre. Ya que Marie y yo los obteníamos casi nunca, la relación entre ella y Loren era diferente porque mi hermano era su príncipe adorado, eran buenos.

Aunque ahora entendía lo difícil que era el proceso de crianza, Madison jamás se sentiría premiada al recibir mi cariño. Todo lo contrario. Mi meta era que estuviera cansada de mi amor. Sonreí al recordar cómo a veces me empujaba con sus manos cuando la atacaba con besos en su carita de ángel.

Un carraspeo hizo que mi madre se separara de mí.

—Cariño, creo que es suficiente —le dijo Lucius sin moverse de su posición debajo del marco de la puerta.

Sus brazos estaban cruzados. Se aflojaba la corbata y arremangaba su camisa. El tono con el que le habló a mamá había sido extremadamente dulce. Me extrañé. Sabía que se querían, nunca había oído nada sobre él siéndole infiel o lastimándola, pero estaban lejos de ser la adorable imagen de una pareja amorosa envejeciendo juntos. Habían tenido un matrimonio arreglado por sus familias que prosperó debido al mutuo respeto, además de que los dos eran atractivos y seguramente no fue difícil que sintieran química entre sí, más el hecho de que compartían los mismos principios morales inquebrantables e ideal de una familia perfecta.

Pero de ahí al amor...

—Lo siento, Rachel —sollozó mamá separándose para derrumbarse sobre una de mis sillas—. No queríamos que te fueras. Solo pensamos en... en lo que tendrías que soportar si te quedabas en Cornwall. La vergüenza. Los señalamientos. —Se cubrió la boca con la mano—. No quería eso para mi pequeña niña.

Alcé las cejas mientras me cruzaba de brazos,

—¿Vergüenza y señalamientos hacia mí o hacia la familia? —Mi barbilla tembló. No iba a negar que de los dos con ella fuera que me sentía más herida. No solo era mi madre, sino una mujer. ¿Cómo pudo quedarse en silencio mientras papá prácticamente me echaba a la calle como un perro?—. ¿O hacia ti durante las fiestas de té que son más importantes que tu hija y...?

—¡Rachel, es suficiente! —Lucius salió de su voto de silencio acercándose—. ¡Te prohíbo que le hables de esa manera a tu madre! ¡Así no es como te eduqué!

Ignorándolo, me fijé en la reacción de ella. No respondió, solo lloró más fuerte.

Eso pensé. Miré a mi padre.

—La hija que educaste ha sido cambiada por el mundo real. —Desvié la mirada, forzándome a mí misma a calmarme. Las paredes eran delgadas y no quería que esto terminara en un escándalo—. ¿Con qué finalidad están aquí, papá?

—Deberías saberlo —gruñó.

Tomé una profunda inhalación antes de forzar una sonrisa en su rostro.

Deseos encontrados © (DESEOS #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora