Capítulo 35:

27.3K 2.1K 367
                                    

RACHEL:

—Mi vida es un asco, ¿eso es lo que quieres escuchar?

Bebí de mi botella de agua y la miré.

—No.

Gruñó y pateó haciendo que el saco de boxeo se tambaleara. Me impresionó y gustó su fuerza en partes iguales. Había empezado a comer desde que literalmente le pagué a alguien para que la alimentara cómo a un bebé.

—Pero se acerca —añadí.

Luciendo frustrada, se detuvo y colocó sus manos enguantadas sobre su cintura.

—¿Qué es lo que quieres de mí, Rachel? ¿Puedes ser más específica?

Esperé hasta que un musculoso sujeto pasó por delante de nosotras para responder. Marie lo devoró con los ojos, pero yo no encontré ningún atractivo. Era sexy, sí, pero su belleza era vacía. No había nada en él que me produjera ganas de abofetearlo o besarlo hasta el cansancio.

No como me sucedía con Nathan.

—Te he preguntado un millón de cosas y para responder cada una de ellas me has dicho lo mismo, que tu vida es una basura, pero nunca me das una idea de cómo te sientes. Eso es lo que quiero saber, Marie —le dije con sinceridad—. Eso y qué puedo hacer para ayudarte. No me gusta verte y sentir que te derrumbas frente a mí y no hago nada para impedirlo.

Parpadeó.

—Vaya. —Tragó—. Salir de Cornwall te cambió más de lo que pensé.

Me encogí de hombros.

—Imagino que sí.

—Ya que en insistes te lo diré. —Se sentó en todo lo alto de una pila de alfombras. Tomé asiento a su lado y eché su pelo hacia atrás para mirarle el rostro mientras hablaba—. Por lo general estoy molesta y confundida, pero eso es lo bueno. Lo malo es la angustia que me envuelve cuando miro a mi alrededor y me doy cuenta de que nada de lo que me rodea me hace feliz.

—¿Por qué no haces algo para cambiarlo?

—Lo hice —Respondió asintiendo en acuerdo—. Terminé con Harry. Me dejé llevar por los impulsos y recolecté un montón de enemigos para papá. —Supuse que con enemigos para papá se refería a amantes—. Viajé. Incluso me compré ropa que mamá odiaría para vengarme por cada año de su influencia. —Acaricié su espalda cuando las lágrimas que había contenido empezaron a caer—. No fue hasta que vi en los titulares que estabas comprometida con Nathan Blackwood que decidí regresar a Brístol. —Su labio inferior tembló. Decía regresar porque solía pasar algunos meses del año viviendo aquí o en Londres para recibir las mejores clases de ballet—. Lucías tan feliz en las fotos.

—Eso es mentira, Marie.

—Lo sé. Leí la nota de disculpa, pero aún así te veías tan alegre y diferente a la chica con la que crecí que tuve la estúpida idea de venir e intentar encontrar en esta ciudad lo mismo que te hizo feliz a ti.

—Madison fue lo que me hizo feliz.

Su frente se arrugó, un indicio de sonrisa en su rostro.

—No saldré embarazada para ser feliz, Rachel. Sabes que los niños me odian.

Mi cuerpo se sacudió con risas cuando recordé cómo una vez uno la había escupido en la Iglesia cuando intentó ser amable y darle un dulce para que dejara de llorar. Sin nada que decir al respecto, la abracé hasta que se cansó de ello y se levantó para mirarme con recriminación.

—¿Cuándo conoceré a mi sobrina?

—Cuando quieras —respondí—. Por cierto, desde que llegué se me hizo inusual tu silencio. Pensé que después de todos esos mensajes y llamadas....

Deseos encontrados © (DESEOS #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora