Capítulo 29:

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RACHEL:

Madison se probó su versión rosa del sombrero de Indiana Jones alcanzándolo sobre la cama y colocándolo sobre su cabeza sin ayuda. Negué con la cabeza, sonriendo.

—No va con tu atuendo, Maddie.

Como si supiera que iba a quitárselo, su alegría se borró y un aire molesto ocupó su expresión. Para complacerla cambié su vestido rojo cereza por uno arcoíris, conservando las medias gruesas para proteger sus piernas del frío. Ella pareció más satisfecha con la nueva elección. Le coloqué sus zapatos y estando libre comenzó a gatear sobre la alfombra, jugando con Pulpo dentro de un carro de muñecas. El pobre parecía tener un trasero muy desproporcionado a su cuerpo, si los pulpos tenían trasero, y Madison no se aburría de impulsar las ruedas, chillar y alcanzarlo.

Ya que se encontraba distraída, aproveché para vestirme con un par de vaqueros ajustados y un suéter color crema. Metí mis pies en un par de botas de cuero. Recogí mi cabello en una cola de caballo antes de aplicarme labial y rímel. Terminé mi atuendo con un abrigo marrón hasta las rodillas. Me agaché y levanté a Maddie, la cual no soltaba a Pulpo, cuando terminé.

—Vamos, el dona... Na... papi vendrá pronto —le dije con una mueca.

Tenía que empezar a acostumbrarme

—Te ves bien —elogió Gary desde el mesón cuando estuvimos en la cocina.

Me senté en un taburete con Madison escalándome. Se me hacía difícil verlo a los ojos sabiendo que mi hermana había roto el corazón del suyo y que probablemente yo también lo haría. Lo de Marie, sin embargo, no era mi secreto para contar.

—Siempre me veo bien —dije fingiendo normalidad con una sonrisa engreída.

—¡Madison!

Mi pequeña dejó de moverse al oír a Eduardo, sentándose correctamente en mi regazo en una especie de intento de pasar desapercibida.

—¿Qué hora es? —pregunté imaginando que Nathan lo arruinaría tardándose.

—Las siete y cincuenta —contestó Edu pasando la mano por su maraña de cabello dorado a la vez que se sentaba junto a nosotras.

—Si me deja esperando más de quince minutos no iré a ningún lado —gruñí.

—¿Te refieres al papá sexy?

Lo fulminé.

—El término papá todavía no se lo ha ganado y no es...

Gary me señaló con una cuchara, las comisuras de sus labios manchadas con la leche de su cereal.

—Di que Madison no tiene el papi más caliente de Inglaterra y cuestionaré tu visión.

—Es verdad —secundó Edu—. Además de que te mira como si quisiera fo...

Molesta con el club de fans de Nathan, agarré a Madison y la senté en medio de nosotros. Ella no tenía por qué escuchar nada de lo que decían sobre su padre.

—Menores aquí.

Ambos lo habrían obviado y continuado con los halagos hacia el físico de Nathan de no ser por el sonido del timbre. Me levanté con Madison en brazos pensando que se trataba de Nathan, pero me sorprendí cuando encontré con Reúsen, el vigilante del edificio, quién venía con la noticia de que había un extraño preguntando por mí en recepción y que no habían podido comunicarse vía teléfono para avisarnos. Aunque sus palabras sonaron como una excusa para algo, batí la manito de Madison a modo de despedida en dirección a los chicos antes de irnos.

Deseos encontrados © (DESEOS #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora